Y la belleza también
En su columna de hace dos jueves, Enrique Olcina hablaba de Susan Boyle, ‘la escocesa fea’ de Britain’s got talent y de cómo su voz llevó a muchos a descubrir armonía donde creían que sólo podía habitar lo grotesco, proporcionando un espectáculo mucho mejor que la risa fácil con que muchos se habrían conformado. Se habló en los comentarios de la dignidad irrenunciable de la persona, y de cómo nadie está obligado a tener una cualidad especial para que se le respete, y se llevó este argumento al campo de los derechos de los LGTB.
Aunque coincido básicamente con esta línea de pensamiento, no es menos cierto que, no sólo los LGTB, sino cualquiera que quiera defender su causa, tiene un arma especialmente eficaz en la belleza, como emoción opuesta al odio. En mi opinión, una persona que experimente una sensación negativa ante el hecho homosexual tenderá a asociar ese malestar con la persona, imagen o referencia homosexual en lugar de achacarla al odio, que es el que realmente le ha generado ese malestar. Cualquier sentimiento de odio lleva implícita -casi como algo físico, como una especie de vértigo o nausea-, una imagen mental opuesta a la belleza. Por eso, la idea de que la estética pueda ser nuestra aliada –siempre asumiendo que el canon de belleza varía según las personas y las épocas-, merece al menos ser considerada.
Asociando la homosexualidad a un objeto estético ‘bello’, podemos provocar reacciones positivas y, consecuentemente, un sentimiento de empatía. No en todas las personas, pero sí en aquellas en las que la homofobia se ha quedado en la epidermis, incluso por encima de la ropa, como la caspa de detrás del cuello, como el rojo de labios en el blanco del diente, que te los quitas nada más te das cuenta de que están ahí. No me parece, a priori, que tengamos que descartar la eficacia de la estética como arma, más bien lo contrario. La belleza siempre se ha usado para, provocando un estado de ánimo,convencer. Sería un poco injustificado que nosotros no la usáramos. Yo al menos reivindico la existencia de una forma de activismo en aquellos productos artísticos y culturales de temática LGTB que, tal vez desprovistos de un trasfondo ideológico, son capaces de dirigir la emoción hacia el respeto, incluso la admiración por nuestra realidad.
Ahora bien, soy el primero en reconocer que esto no es suficiente. También son necesarios estudios y ensayos que desmonten, desde una postura más crítica y ‘marginal’, que huya de lo ‘socialmente aceptado’, no sólo con rigor sino también, por qué no, con cierto descaro, los prejuicios en los que se basa la homofobia. Primero porque, incluso en personas más dadas a dejarse influir por la emoción, la emoción –con la opinión surgida de ella- será más perdurable si va acompañada de una base teórica, de unos principios que sigan ahí cuando la emoción se haya desvanecido o varíe el gusto estético. Segundo porque, aunque en algunas personas el prejuicio contra la homosexualidad haya calado más hondo, no siéndoles posible apreciar belleza ante una obra de arte que retrate algún aspecto del lesbianismo, la homosexualidad o la transexualidad, eso no significa que no se les pueda convencer intelectualmente. Hay personas tal vez menos impresionables, pero igualmente sensibles, capaces de despojarse de falsas ideas a través de razonamientos, personas en las que hechos convincentes elocuentemente expuestos pueden provocar una revelación tan trascendente como la contemplación de la belleza en otros. Tercero porque, en el caso de encontrarnos ante personas en las cuales el odio ya ha calado tan hondo que no pueden asumir nuestros argumentos, conocer dichos argumentos y esgrimirlos con seguridad y con calma seguramente nos dará alguna ventaja a los ojos del que contemple la escena.
Cabe insistir en la necesidad de conocer y manejar el andamiaje intelectual en el que se apoya la defensa de nuestros derechos y la reivindicación, hasta la celebración, si me lo permitís, de nuestra orientación/identidad. Sobre todo porque en la mayoría de los contextos cotidianos no está presente el arte, y aunque algunos de nosotros seamos guapísim@s –perdón por la pequeña broma- no somos ‘arte en movimiento’. Pero no renunciemos a la imprescindible belleza para explicar cómo somos.
Dices: «la idea de que la estética pueda ser nuestra aliada –siempre asumiendo que el canon de belleza varía según las personas y las épocas-, merece al menos ser considerada.» Considerarla sería darle excusas a los que siguen utilizándola como método represivo. La lucha debe arremeter contra los cánones injustos, ya no que ensalzan la belleza, sino que denostan y machacan su ausencia.
Dices: «Asociando la homosexualidad a un objeto estético ‘bello’, podemos provocar reacciones positivas y, consecuentemente, un sentimiento de empatía». Efectivamente, pero la injusticia sigue sin estar solucionada, de hecho creo que obrar así la alimenta
Dices:»Yo al menos reivindico la existencia de una forma de activismo en aquellos productos artísticos y culturales de temática LGTB que, tal vez desprovistos de un trasfondo ideológico, son capaces de dirigir la emoción hacia el respeto, incluso la admiración por nuestra realidad». Ese es un poco el problema, pensar en que esa realidad es nuestra, para mí no hay nosotros o ellos. ¿Qué pasa con las personas LGTB que viven fuera de lo considerado «bello»?. La verdadera lucha, repito, debe residir en evidenciar que somos parte integrante de la sociedad, con todas las diferencias individuales. Creo que debemos mostrar que creamos por y para las personas, no por y para ser aceptados.
Me gustaría que me dijeses a qué productos te refieres en esa frase.
Como verás no estoy de acuerdo contigo. No quiero que esto se convierta en una lucha encarnizada y sin sentido. Realmente es un tema interesante y bueno, quizás yo tengo otro punto de vista y listo.
Yo creo que buscar aceptación en lo estético es una especie de pan para hoy y para algunos y hambre para mañana y para otros.
La estética debe ser entendida positivamente, pero no puede ser diferenciador de las personas. Debemos luchar contra eso con todas nuestras fuerzas, porque eso reafirma los estratos sociales más injustos.
Calro que la estética está en la vida de todos y se usa en cualquier ámbito, incluso con la palabra (la poesía misma la usa con frecuencia). PEro de ahí a la belleza, no sé, me choca algo. ¿Podráis poner uno o varios ejemplos para ilustrar mejor lo que quieres decir exactamente?
Si tomamos el término belleza como sinónimo de cualquier forma de connotación positiva, de reforzar estas connotaciones que relacionan homosexualidad y transexualidad con el arte, estoy totalmente de acuerdo en que es un arma poderosa para que nuestras ideas lleguen más a los demás y el mensaje de igualdad sea fértil.
Quiero insistir en la importancia de la educación para llegar a conseguir una sociedad igualitaria sin perjuicios.
ADN.es está adjudicando nuevas cátedras a Enrique Rojas que no tiene, ni ha tenido.
Ahora se nos está haciendo «Catedrático de Psiquiatría Social».
Aunque ADN.es no saca los comentarios, es necesario ir a decir que es mentira. Que Enrique Rojas tampoco es «Catedrático de Psiquiatría Social». Es sólo un mentiroso.
http://www.adn.es/cultura/20090504/NWS-2423-Enrique-Rojas-autoctonas-educativo-vehiculo.html
Pocas cosas me repugnan más que la superficialidad pero se ha de reconocer que la belleza es algo que condiciona a todo el mundo, hetero o gay. Es algo inconsciente. Diversos estudios en diferentes paises demuestran que a igual nivel de estudios y oportunidades la gente guapa llega más alto y gana más dinero que la menos agraciada, tomaron como estudio a grupos de estudiantes universitarios del mismo centro, curso y notas similares y volvieron por ellos 10 años después.
Aunque esta explicación iría más por el lado hetero creo que se puede extrapolar por el tema del subconciente: tiene que ver con lo de reproducirse y perpetuar los genes. Nuestro cerebro interpreta que la gente guapa es más fuerte y sana, tiene buenos genes y por tanto son a quienes tenemos que buscar.
Eso es una cosa y otra la obsesión vacua, superficial y patética que muchos hacen de la belleza y de los bellos.
Con respecto al artículo no sé si lo he entendido bien. ¿Ganarse a los heteros homófobos a través de la belleza? ¿eso qué significa? ¿ir de punta en blanco las 24 horas, machacarnos en el gym todos los días, cirugía estética, gastarse lo que no se tiene en ropa? ¿Dar una imagen positiva y adorable constantemente para que nos acepten?
Si es eso lo que quieres decir estoy completamente en desacuerdo pero eso no es nada con la que te va a caer cuando lo lean unos que yo me sé.
Perdón. Acabo de ver que aunque días después, ADN.es, sí ha sacado los comentarios del art. del 1 de mayo donde había adjudicado a Enrique Rojas el cargo de «Catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica», que tampoco ha tenido, ni tiene (ver al final del art., en mi opinión, escrito por Enrique Rojas en 3ª persona).
http://www.adn.es/local/lleida/20090501/NWS-0380-Enrique-banquete-amistad-fuerte-plato.html
No dejéis que se vuelva a hacer conuna opinión válida partiendo de mentiras.
Bueno, un ejemplo práctico… pues mira, Crista de los Cielos, Jesús Vazquez, por ejemplo. No es una persona con un defecto físico notable, es agradable, e incluso para cierto sector, es armonioso en sus formas. Es homosexual y visible. Ese podría ser un ejemplo, ¿no, Raúl?
Yo no estoy de acuerdo con el artículo. Me parece interesante lo que se plantea pero creo que se queda en nada.
Suscribo totalmente los dos párrafos finales del comentario 1 de Chus.
Bella yo
Eso…para bella Virginia Woolf.
Yo tampoco estoy muy de acuerdo con el artículo a menos que se amplie el concepto belleza de tal modo que todos quepamos en él… y estonces no haría falta hablar de belleza, sino de dignidad, y volveríamos al principio del texto.
En realidad creo que lo que dices (que se asocie la homosexualidad a un objeto estético ‘bello’ provoca reacciones positivas y empatía) es tan cierto que hace ya tiempo que está inventado. Así por ejemplo, aún en épocas oscuras de la historia de España, los únicos homosexuales respetados (bueno, más o menos y con matices) eran diseñadores y artistas, no ya quizás por ser bellos ellos mismos, sino por crear belleza. Ahora hay que ir más allá y la manera de hacerlo, creo, es que todos nos mostremos como realmente somos. Eso que se llama normalización, vaya.
Bueno, hace unos cuantos años estuve en una charla sobre visibilidad y plantearon un concepto parecido al que dices en el artículo. El conferenciante decía que si tu tienes una fruteria y quieres que la gente entre pones en el escaparate el mejor género, unos tomates rojos perfectos, unas manzanas y peras jeje, sin abolladuras, vaya lo mejor, y cuando entran a la tienda ven que hay tomates distintos pero igual de buenos, etc. El escaparate es el reclamo, pero este concepto de belleza que planteaba, para mi no es tanto físico, como de conjunto, cuando tu te visibilizas como una persona gay o trans, puedes ser muy bella/o en conjunto, estar compensado, no me refiero a ser guapo/a sino ser inteligente, saber hablar y convencer, tener buena presencia, etc.
Y a esto supongo que a esto te refieres en el artículo.
Bueno, chic@s, hoy no podré estar tan encima de vuestros comentarios, ya que estoy de viaje, pero tengo un ratito para participar si me lo permitís.
Lo que planteo es la posibilidad de que las dos vías (la belleza también) participen de nuestra lucha y se complementen.
Algunas personas despliegan comportamientos homófobos que han ‘aprendido’ sin mayor juicio crítico, pero no son de por sí personas homófobas. En estas personas, una emoción, el tipo de emoción que se puede sentir ante una película como ‘Brokeback Mountain’, puede bastar para hacer desaparecer esta homofobia. Dirigirles a estas personas un discurso con más ‘furia’, sería como ‘matar moscas a cañonazos’, en mi opinión.
Cuando en el artículo hablo de ‘belleza’ por supuesto no hablo de ‘estar bueno’ ni de ‘machacarse en el gimnasio’. He querido hablar de cosas que ‘mueven a la emoción. Pedíais un ejemplo: Hace poco he terminado de leer ‘De Profundis’, de Oscar Wilde. Me produjo curiosidad la mención en varias ocasiones de un tal Robbie. Resultó que se trata de
Robert Baldwin Ross, amigo incondicional de Wilde, y su albacea literario. Su vida, a pesar de sus luces y sombras (en una ocasión se le acusó de pederastia) me parece un ejemplo de lo que propongo. Creo que puede ‘mover’ a admiración por su lealtad y la dignidad (como decía Chandra) con que se entregó a la labor que le había sido encomendada. Supongo que no debemos descartar que haya personas que puedan entendernos mejor a través de la lectura de su biografía, que a través de una guía didáctica. Pero no estoy diciendo que las guías didácticas o los ensayos no sean necesarios.
Un saludo a tod@s.
Totalmente de acuerdo. Desde que leí el título del artículo me llamó la atención el «también», y es que ahí es donde está la clave. Hay muchas vías para la normalización y la consecución de nuestros derechos: los hay argumentados y sostenidos en datos, como los estudios científicos o el mero ejercicio del sentido común; los hay reivindicativos y festivos, como el día del orgullo; los hay furibundos, como las protestas desgarradas y las expresiones incontenibles cuando se trata de llorar a nuestr@s muert@s… y también está la belleza. Ni más ni menos importante, pero una vía más para llegar a aquellos que aún no se paran a pensar que existimos realmente. Habrá personas que se identifiquen con nuestros objetivos a través de cualquiera de esos caminos, pero si hay alguien a quien podemos acceder a través del relato de las obras o las acciones con las que l@s homosexuales que nos precedieron embellecieron al mundo, no deberíamos ni despreciarlas ni desperdiciar la ocasión. No olvidéis el «también».
Al final he podido entrar para releer vuestros comentarios e intentar aportar algo más.
Chus,ante todo me ha encantado tu fundamentada discrepancia. Me pides un ejemplo de ‘producto cultural…’ Creo que el poema ‘Si el hombre pudiera decir lo que ama’, de Luís Cernuda, es un clarísimo ejemplo. Pocos poemas han sabido tan certeramente describir nuestra angustia, al tiempo que haciendo nuestra angustia común a todos los hombres, es decir, universal (como bien dices, no hay ‘nosotros’ o ‘ellos’)
Chandra, iba a intentar contestarte, pero al leer el comentario de Grano Grueso, he visto que casi te ha respondido él por mí. Gracias, Grano.
Bueno, gracias a tod@s de nuevo.
personalmente prefiero admirar la inteligencia para mis referentes, la inteligencia, la educación, la responsabilidad, la visibilidad a través de los hechos relevantes para toda la sociedad… mi ejemplo favorito Alan Turing, padre de la informatica, de las redes neuronales y de la inteligencia artificial… fue condenado por homosexualidad y para evitar la carcel eligió ser tratado con hormonas salvajemente. Le destrozaron, le dejaron impotente y hasta parte deforme… lo mataron en el pico de su productividad a saber donde podíamos haber llegado si el hubiera vivido plenamente su vida
Creo que todo se resume al lado amable… En ese caso, muy bien.
la verdad es que ayer no entendía muy bien el artículo
con los comentarios de Grano Grueso y el propio Raul queda totalmente aclarado (el famoso «también»)
yo es que en general tengo problemas con el concepto de belleza: me parece más bello Rubén Noe (el chico transexual embarazado) que Jesús Vázquez y tan bella Brokeback Mountain como Divine comiéndose una caquita de perro
Gracias
Jacktwist, yo creo que en general usamos el término belleza con un significado demasiado restringido. Como en otros casos, es bueno que nuestra mente se abra. Yo lo intento.
Abundando en ésto yo usaría esa frase tan trillada de que la belleza está en los ojos de quien mira.
Absolutamente de acuerdo Miss Nancy.
jack: «me parece más bello Rubén Noe»
¿Viste DEC el viernes pasado? Siento el offtopic total, pero fue tan fuerte…
Sobre lo que plantea el post, estoy de acuerdo, pensando básicamente en dos cuestiones: primero, asociar la homosexualidad también a la belleza ayuda a luchar contra los homófobos que la asocian exclusivamente a la fealdad, a la sordidez, a la degeneración (si ellos utilizan el argumento emotivo en nuestra contra, es lógico que lo contrarrestemos), y segundo, para convencer no sólo tenemos que apelar a la razón sino también a la emoción, y eso incluye las formas, la buena educación, un planteamiento limpio de lo que defendemos. El contraejemplo perfecto sería el post del otro día sobre Izquierda Unida, que publicó Alejandro Mora: con palabras y formas feas, innecesariamente feas, minas tu argumento y tu propio crédito. Lo justo, si bello, dos veces bueno.
La grandeza no depende de la belleza o del dinero y posesiones, depende de lo uno ES.
Os lo dice alguien que ha conocido mucha gente con dinero y belleza.
zarevitz: ¡no sé mi lo que es DEC!
(aunque me lo imagino)
Es el programa que antes se llamaba «Dónde estás corazón», el de Cantizano. Y lo de esta pareja da mucha penita, pero bueno.
Anoche entrevistaron a Rubén Noé en La Tribu y, dado que ya me expresé en este post el otro día, tengo que añadir que me gustó mucho cómo habló este hombre. Si se publica la noticia en dosmanzanas, podemos hablar más concretamente sobre el contenido, pero en general me pareció muy correcto.
Estuvo bien incluso cuando salió Pilar Rahola, que —mirad que siento decirlo, aunque no tenía más datos sobre ella— desplegó una transfobia tan mostruosa, prejuiciosa y odiosa, insultando a Rubén con argumentos que tristemente nos son tan familiares a las personas glbt, que os prometo que en varias ocasiones tuve que cambiar de canal, siquiera unos segundos, del daño que hacían sus palabras. Fue algo espantoso. Una gran demagoga que, como reconoció al iniciar siguiente debate (sobre la píldora del día después), se vuelve carca (empleó esta palabra) cuando se introduce el tema de los hijos.
Pues me alegro.
En cuanto a lo de Pilar Rahola… ¿qué le pasa a esa señora?
Pues mira, jack, me quedé con miedo y todo de tener hijos, porque aunque todo el mundo se vuelve un poco «tonto» cuando los tiene (dicho con cariño) y quizá algo más conservadores, hay personas que sufren una reacción tan fuerte y peligrosa que espanta sólo de pensarlo. En el caso de Rahola, con agravantes porque tira de demagogia cosa mala (al fin y al cabo, es tertuliana), pero pensando más en general, no creas que no me dejó intranquilo.
¡nos volvemos como leones! 😉
De todas formas, a Pilar Rahola yo no sé qué le está pasando, pero también se lució a gusto defendiendo el invierno pasado los ataques judíos a Gaza.
Como siga así, va a terminar de compañera de correrías con Pío Moa.
Título: Enrique Rojas y un emulador (Pablo Santiago)
http://pablosantiago.blogspot.com/2009/10/enrique-rojas-y-un-emulador.html