La FELGTB condena la discriminación de una parte de la comunidad católica a la población creyente homosexual
Un cura ha negado el bautismo a unos niños cuyo padrino está casado civilmente porque la Iglesia no le permite el matrimonio eclesiástico. Ha saltado estos días la noticia de la negativa de un párroco de Cervera del Río Alhama (La Rioja) a una persona homosexual para ser padrino de sus sobrinos, por el motivo de estar casado civilmente. Es importante destacar que se trata de un caso aislado que posiblemente tenga poco reflejo en acciones iguales anteriores. Muchas personas homosexuales, transexuales y bisexuales católicas, visibles e incluso ya casadas por lo civil, no han tenido problema alguno en apadrinar a nuevos bautizados en la fe católica. Pero no por ello deja de ser preocupante el hecho, cuando su única voluntad es hacer daño en lugar de apostar por el Amor de Dios.
Es por ello que el Área de Asuntos Religiosos de la FELGTB quiere denunciar este claro signo de homofobia, que lamentablemente está instalado en la Jerarquía Católica, radicalizando posturas y provocando hechos discriminatorios como éste dentro de las comunidades eclesiales católicas.
Si todo el argumento a esta discriminación es el matrimonio civil, cabe responder que la Iglesia Católica en este momento no reconoce el matrimonio para las personas del mismo sexo, aunque sí lo hizo en culturas anteriores como la griega y la romana. Por lo tanto, el hecho discriminatorio comienza antes y tiene fácil solución: reconocer estos matrimonios al igual que han hecho actualmente otras Iglesias como la sueca.
La justificación de este acto homófobo se realiza mediante el Derecho Canónico, bajo la sentencia de que “llevar una vida congruente con la fe y con la misión que se va a cumplir” es una condición indispensable para el apadrinamiento. Esta frase tan lapidaria da juego a numerosas interpretaciones, y evidentemente su distorsión degenera en la utilización perversa que se ha hecho en este caso. Es destacable el afán justiciero y de condena que actualmente vivimos por parte de la Jerarquía Católica. Los católicos y católicas que, por consciencia, no están de acuerdo con las directrices de la Jerarquía Católica, y el resto de la sociedad española, constantemente se ven acosados y amenazados por sus plegarias catastrofistas, juzgando a todos y todas, excepto a los suyos. Para ello establecen su propio baremo de lo que está bien o mal. “No juzguéis y no seréis juzgados”, es una frase recogida en los Evangelios. La Jerarquía Católica debe trabajar, en teoría, desde el Amor al servicio de su comunidad, tal como hizo Jesús, y por una Iglesia inclusiva al servicio del pueblo de Dios.
Sabemos que desde su punto de vista, el matrimonio civil es vil concubinato.
Ahora bien, ¿dejan que los heterosexuales casados civilmente sean padrinos de bautismo o sólo aplican la prohibición selectivamente contra los gays?
El amor de dios. Que bonita suena esa frase, y cuantas matanzas y discriminaciones se han justificado mediante ella.
Por algo tan infantil como es ese tipo de fe, y tan improbable, el mundo no ha conseguido dejar atrás esa peste a medievo que rezuma cada vez que abre la boca algún representante de la caverna nacionalcatólica, o cuando el imán de turno suelta alguna estupidez.
Aquí tenéis como actua la fe, y como se transmite cuando mas vulnerable eres (la infancia):
http://www.youtube.com/view_play_list?p=C25B8C591ACF9E46&search_query=el+virus+de+la+fe
Zarevitz, no sé ahora pero hace años sí que supe de personas casadas por lo civil a quienes los curas les pusieron pegas a la hora de bautizar a sus hijos.