Miss California pierde su corona por incumplimiento de contrato y la prensa culpa a los LGTB

Carrie Prejean no ganó el Concurso de Miss USA. Podía haber quedado segunda y nadie la conocería, pero tuvo la suerte de que un miembro del jurado le preguntara por su opinión sobre el matrimonio homosexual. Respondió de manera poco inteligente, poniéndose a favor de uno de los bandos en lugar de dar una respuesta más conciliadora.

Cuando no resultó ganadora, lo achacó a un supuesto ‘castigo’ del jurado por su opinión, a pesar de que no era la opinión lo que en todo caso se había valorado, sino la validez de Prejean para representar con sus opiniones a todos los americanos (algo que ya de por sí es una chorrada tratándose de un concurso de belleza).

Posteriormente, ha sabido mantenerse en el candelero, con apariciones estelares en programas en las que aseguraba ser la víctima de una ‘persecución’, con publicaciones de fotos en las que aparecía en top-less, supuestamente sin su consentimiento, y con oportunas filtraciones de noticias, como la de que su madre podía ser lesbiana. Con tanto ajetreo, ha faltado reiteradamente a sus obligaciones como Miss California, actitud que ha provocado la pérdida de su corona.

Bueno, pues la prensa española en Internet que hemos consultado (cadenaser, elmundo, larazón) es unánime: la culpa es de los gays. El Mundo, por ejemplo, resalta las «duras críticas por parte de los defensores de los derechos de gays y lesbianas en Estados Unidos«, mientras que Cadena Ser refleja en su titular: ‘Miss California pierde su corona por criticar a los matrimonios homosexuales’. Si eso es así, ¿por qué no la despachó Donald Trump (dueño del concurso) el mes pasado cuando fue duramente criticada por sus fotos desnuda en lugar de apoyarla como lo hizo? ¿No será que ha perdido su corona porque le ha convenido más dedicarse a ser la musa de los ultraconservadores que a sus obligaciones como Miss California? Ah, ¿Qué no lo sabían? Pues sí, además de las ‘duras críticas’ de gays y lesbianas, ha recibido enfervorecidos elogios y adhesiones por parte de los que son contrarios al reconocimiento de los derechos de los LGTB.