Orgullo & Prejuicio – Parte Uno: Orgullos diversos
Mucho se ha hablado, escrito, ladrado, gruñido y rebuznado, entre otras cosas, acerca de la Marcha del Orgullo. Es comprensible -aunque no aceptable- que desde el bando heterosexual y heterosexista se critique o se cuestione nuestra mayor fiesta, ya sea por desconocimiento, por prejuicio o por simple aversión. Digo que es comprensible toda vez que no todo el mundo tiene la información necesaria y sólo se quedan con lo que ven en los medios. A quienes no están debidamente informad@s se les puede hablar, mostrarles una realidad diferente. A los demás es más difícil lograr convencerlos.
Es comprensible que l@s heterosexuales no entiendan y que necesiten alguna explicación; sin embargo esto debe hacerse solo con el fin de informar y no de justificarnos; toda vez que l@s heterosexuales llevan a cabo alguna de sus tradicionales fiestas (como la de San Patricio) ni nos piden permiso ni tratan de justificarse ni de explicar. ¿Desde cuándo una celebración requiere explicación? Por muy ridícula que parezca, a veces se concluye en que es una tradición y punto.
Pero lo más preocupante es cuando la homofobia viene desde dentro; el enemigo interior, la homofobia internalizada. Es una de las mayores amenazas; los traidores en el bando propio pueden llegar a una derrota terrible. Tod@s somos víctimas de la desinformación y el desamparo al que el grueso de la sociedad condena a toda minoría, y es esa misma ignorancia la que puede hacer que un@ de l@s nuestr@s pase de defender nuestros intereses y reclamos a adoptar una actitud pasiva o, aún peor, se posicione directamente en contra. Sin embargo, no es esperable ni aceptable que tal oposición provenga de un colectivo organizado y supuestamente informado (una ONG sin la preparación suficiente difícilmente pueda servir a los fines por las cuales fue creada), máxime cuando tal disenso no se manifieste en forma de simple opinión sino de exigencia de retroceder, de anular, de obstaculizar. Y si tal presión contraria viene de parte de un colectivo supuestamente bien formado, ¿qué podemos esperar de aquellas personas sin militancia ni conciencia de su situación? Porque yo como activista por los derechos LGTB he escuchado barbaridades que no resisten análisis alguno… ¡proveniente de hombres gays! Cosas como «deberían dejar de lado a los (sic) travestis, sino nadie los va a tomar en serio», «Son unos resentidos, nadie quiere aliarse con ustedes. Acá somos discretos y ustedes no hacen más que aparecer en público» y otras lindezas. Y caemos en lo mismo de siempre. Que el orgullo nos deja mal parados (sí, «mal parados»; la arroba no tiene cabida aqui ya que la gente que tiene esos prejuicios habla en su nombre y no es inclusiva) y otras estupideces. Los argumentos son siempre los mismos y ya los conocemos de sobra. Las respuestas que podemos dar también, como quedó plasmado en uno de los mejores artículos que haya leído en en Dos Manzanas. Así que no vale la pena volver sobre el tema.
Pero más allá de las respuestas a esas preguntas básicas, resulta especialmente molesta y alarmante el intento de homogeneizar la diversidad; de invisibilizar la pluma, de difamar las identidades trans, de comparar nuestra precaria realidad social con la de una mayoría que no necesita reivindicarse, toda vez que nada se les niega a las personas heterosexuales.
No sólo -como se ha dicho infinidad de veces- han sido la personas con pluma, con tacones y lentejuelas las que han logrado los avances que nos posicionan donde hoy estamos sino que además lo podemos reducir a algo más simple: «Si no eres parte de la solución, no seas parte del problema». Porque se puede estar en desacuerdo, pero es no debe significar prohibir ni presionar. Porque la abstención no suma, pero el rechazo sí resta.
Es inconcebible que algunas voces traten de reducir una fiesta con múltiples propósitos como pocas -reivindicativo, conmemorativo, festivo- a una estrecha visión de «carrozas + taparrabos + trans escandalosas + megafiesta», toda vez que una gran parte no se identifica con esos aspectos de nuestro Orgullo. Las carrozas corresponden a asociaciones o empresas, no a particulares. No todo el mundo va semidesnudo, no tod@s son contratad@s por locales de ambiente para mostrar sus esculturales cuerpos… y así podría seguir. Acept{emoslo, la mayor{ia de las personas no tenemos un cuerpo envidiable; a much@s les ha costado mucho primero autoaceptarse, luego salir del armario, luego lograr la aceptaci{on y el respeto de su entorno y luego asistir a esta manifestacion. No es serio hablar de tangas, pluma, tacones, etc. generalizando de manera tan imprudente.
Es increíble asimismo, que un grupo intente sabotear meses de trabajo de otros por no estar de acuerdo con su forma de celebrar, de conmemorar, de reclamar. Resulta también llamativo la ignorancia con respecto a las diversas formas de celebrar nuestro día, toda vez que no todo es fiesta multitudinaria, cuerpos esculturales y extravagancia. Hay otras formas de celebrar el Orgullo. Y aquí hay otro ejemplo por si no ha quedado claro.
Estúpida resulta también la exigencia de «más proyectos sociales y menos pluma» así como también las críticas de parte de la izquierda alternativa. Quién les ha dicho a los iluminados de la derecha que los distintos colectivos no invierten su dinero y las subvenciones en proyectos sociales? En materia de asistencia a las personas LGTB las ONGs pueden suplir al Estado ante una atención deficiente de éste, así que todo apoyo a un orgullo puede ser redituable toda vez que, si los patrocinadores apoyan al Orgullo, los organizadores contarán con dinero para sus proyectos sociales. Lo mismo se le puede decir a los de la izquierda alternativa. Deberían pensárselo dos veces antes de criticar lo que ellos ven como mercantilismo. Si se puede recaudar dinero durante el Orgullo, se pueden financiar proyectos para mejorar nuestra calidad de vida y luchar por lo que nos corresponde. A la izquierda alternativa le diría que es noble tratar de volver a las raíces, pero no se vive de buenas intenciones. Y antes de lanzar acusaciones deben recordar que somos tod@s inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Tal vez antes de criticar deberían ver en qué emplean las asociaciones su dinero.
Basta de generalizaciones. En el Orgullo hay pluma, hay carrozas, hay mucha piel y hay alguna qu otra subida de tono. Es muy distinto a decir que el Orgullo es pluma, carrozas, cuerpos semidesnudos y escenas subidas de tono. Estoy a punto de asistir a mi primer Orgullo en el que seguramente habrá alrededor de quinientas personas. No había podido asistir antes y ahora que puedo lo haré. Y no lo haré con tacones ni lentejuelas ni semidesnudo. Pero respetaré a quienes decidan asistir así. El Orgullo no es asistir vestid@ de forma extravagante sino tener la libertad de hacerlo. Es más, no por ir de traje y corbata los homófobos te respetarán más.
Y una vez más les diría a esas personas que piensen dos veces antes de generalizar cuando hablan del Orgullo. A menos que les moleste que se planten flores de colores o que cincuenta personas con pancartas pidan respeto y dignidad. No todas son megafiestas. Y si lo fueran, también estaría bien. Merecemos esta celebración. Yo vivo en una pequeñ ciudad; hay prostitucióin trans, dos asesinatos de personas LGTB impunes y un local de ambiente LGTB que duró un mes por distintas cuestiones (entre ellas las presiones de algunos vecinos) y aquí en esta pequeña ciudad no tenemos «cabalgata» del Orgullo, las persoans se mantiene en el armario, la «discreción» es abrumadora y no por eso se nos respeta más. Más bien diría todo lo contrario.
Y no, ni siquiera soy español, pero este tipo de críticas son universales y nadie está exento. Lo que debería ser universal es el respeto y la igualdad. Y no debemos detener la marcha hasta que logremos esos objetivos. Hasta ese día, haremos que la pluma derrote a la espada.
Martín Caballero
Mi aplauso, Martín Caballero.
Felicidades Martín. Estupenda carta.
Muchísimas gracias por tu carta, Martín. Me parece una aportación extraordinaria.
Sólo me gustaría hacer una observación, no hay un bando heterosexual, el «otro bando» es el de siempre, el que desde que existe la Historia se ha opuesto por todos los medios, usando muchas veces la represión violenta de los disidentes, a que todos los seres humanos gocemos de la misma consideración y derechos.
En el fondo, la lucha por los derechos LGBT, no es más que una onda más de esa inmensa marea que que ha ido combatiendo contra la esclavitud, contra el racismo, contra el sexismo, por el derecho universal al voto, por los derechos sociales y laborales. Por los derechos humanos, en suma.
El otro bando no es el «bando heterosexual», sino el bando de aquellos que se amparan en cualquier argumento para poder dividir a los seres humanos en categorías estratificadas para luego poder someterlos a discriminaciones y así hacer más fácil explotarlos y someterlos a los intereses de una minoría dominante.
Nazareno:
Gracias por la puntualizaci{on, pero en realidad esta vez no me refiero a l@s homofob@s. Cundo hablo de cuestionamientos y de informar o explicar no me refiero a dialogar con aquellas persoans que nos odian a muerte. A ell@s ni el saludo les daria.
Me refiero solamente a aquellas personas heterosexuales que pueden estar de nuestro lado pero que no entiendan del todo el Orgullo. Que eso no es homofobia. No entender no es despreciar. Yo no s{e programare una VCR y no por eso las odio 😀
Porque no hay que olvidar que dentro de nuestro propio colectivo hay desinfgormaci{on y prejuicios al respecto. La mayor{ia de las personas heterosexuales con las que he hablado no entienden nuestro D{ia Del Orgullo «Gya» (ells ni siquiera conocen las siglas LGTB) y suelen decir que no hay un d{ia del Orgullo Hetrosexual ni salen a la calle mostr{andose con poca ropa y bl{a bl{a bla….Es a eso a lo que me refiero. Y no lo considero homofobia sino simple desconocimiento, toda vez que plantean el tema educadamente. Otra cosas distinta es hablar en tono acusatorio.
S{i asumo mi culpa por haber puesto del mismo lado a heterosexuales y heterosexistas. No era mi intenci{on decir que son uno y lo mismo sino que en ese punto del Orgullo pueden coincidir en cuestionarlo.
Obviamente no son tod@s l@s heteroseuales, as{i como no tod@s l@s LGTB pensamos iguales.
Por {ultimo, d{ejame decirte que yo tengo muchos amigos hetrosexuales y los quiero y los respeto mucho 😀
Una vez m{as, agradezco tu puntualizacion. Ser{e m{as cuiddoso la proxima vez.
PD: me cago en mi teclado que se ha desconfigurado y las tildes no estan donde deberian. De ahi tantas llaves y parentesis fuera de lugar en la carta y en mi comentario 🙁
Y me he olvidado (perdon) de agradecer a Crasamet y a Grano Grueso por sus agradecimientos.
La segunda (y ultima) parte es como una carta a ese ser que a{un se encuentra en el armario mirando con desprecio a los que vivimos libremente.
Toda critica y puntualizacion es bienvenida.
Felicidades por el artículo. Realmente es preocupante comprobar cómo algunos gays adoptan las posturas que comentas y, cuando intentas hablar con ellos en profundidad del tema, buscando sus motivacines, llega un momento en que se cierran en banda y niegan la mayor, como en la típica rabieta infantil. Quizás es que sus pobres argumentos siempre les habían funcionado hasta que se encuentran a alguien capaz de rebatírselos.
Muy buena carta Martín, totalmente de acuerdo en eso de que la falta de una manifestación y la discreción no te garantizan el respeto sino todo lo contrario.
Aunque resulte difícil de explicar, dar a los homófobos la imagen tabú que ellos desean eliminar provoca respeto. Agachar la cabeza y vestirse para ser «tolerado» provoca desprecio.
Gracias por la carta y animo en tu primera manifestación.
Espero que la vivas intensamente.