Consulados Arias

¡Hoy es Jueves y a mí se me había olvidado que tengo que escribir un artículo!

Supongo que el modo veraneo +ON me tiene saturado. El caso es que me compré el otro día el HOLA! y salía, splendor on the grass, o más bién en el couché,  Tita Thyssen. A Tita Thyssen ya la hemos mencionado otras veces en esta columna, con referencia a las suegras, pero conviene hacerlo de nuevo.

Tita Thyssen adoptó, in illo tempore, dos niñas. Recien nacidas. Sospechoso tal y como está el tema de adoptar. Cualquier trabajador social, por el hecho de ser Tita y por el hecho de llevar la vida que lleva, tendría sus reservas. Y el hecho de que haya expuesto su identidad de esa manera, sin un mal nublao que les tape la cara, ya les daría en cierta manera la razón de esa reserva. La revista HOLA! ha desvelado que esas dos niñas, en realidad, provienen de un vientre de alquiler. Uno respira tranquilo al ver que las niñas aún no tienen la nacionalidad española y que se ha iniciado un proceso de adopción. La igualdad, aunque sea negativa, parece que equipara a los homosexuales y a las madres solteras -aunque estas sean baronesas viudas mecenas de la divulgación del arte- y que, después de todo, o al menos siguiendo este ejemplo, Inocencio Arias tenía razón. Él no discrimina, ni el cuerpo consular tampoco, a las personas solteras.

Claro que, según una pareja española, del mismo sexo «Aquí es un secreto a voces que más de 300 parejas españolas heterosexuales han recurrido a la maternidad por subrogación y tres días después de llegar a Estados Unidos han inscrito a sus hijos como españoles en el consulado sin ningún problema«. Bueno, Inocencio Arias no tenía razón en una cosa: los registros consulares también pueden decidir en la inscripción.  Parece que la apariencia de haber parido -esto es, llegar llenos de felicidad los padres, con un nombre de hombre y un nombre de mujer, al Registro Central o al Consular- es más que suficiente para que no se cuestione si ha sido realmente la madre quien ha parido, con dolor o con anestesia o con epidural, o ha sido otra madre subrogada quien lo ha hecho.

Entiendo que se piden, ni más ni menos, los mismos requisitos, tanto en el registro consular como en el Registro Central.  Ahora, como seas una pareja del mismo sexo y seáis hombres, dos y dos no dan apariencia de cuatro, pero es que los otros dos de antes, tampoco eran cuatro, que había un quinto oculto que había parido por ellos; sin embargo, en su alegato de defensa, Inocencio Arias decía que él estaba ahí para cumplir la ley, que no permite en España los vientres subrogados y, en consecuencia, usar un viente subrogado en un país con una legislación que lo regula y permite es un fraude de ley en España. Sin embargo, la evidencia señalada de las 300 parejas, como los espartanos, me da pie  suficiente para preguntar ¿se intenta perseguir todo el fraude de ley o sólo el que es evidente y fácil de perseguir?. Desconozco el sistema sanitario estadounidense, pero supongo que una inscripción de ingreso y otra de alta de una madre parturienta, o documento similar, tiene que existir. ¿Ese documento ha sido pedido por parte de las autoridades consulares españolas en niños y niñas nacidos en EE.UU. de padres españoles? Siquiera un parte médico de madre gestante por parte de un médico español. No se, algo, que no hace falta ser un Poirot para certificar que la madre que inscribe feliz es la que ha parido con dolor o paliativos.

Lo que me lleva a la sospecha de que aquí el homófobo no es Inocencio Arias pero que el Registro Consular y el Registro Central no tratan igual a las parejas heterosexuales y homosexuales, aplicando la ley con distinta diligencia para una misma posibilidad de fraude: las parejas españolas que paren en EE.UU.. Y que conste, estaría encantado que alguien me demostrara que mis sospechas no son ciertas y que se me demostrara que esos 300 no existen.

Claro que, caso de que existan,  o somos todos persas o todos espartanos.

Enrique Olcina

PS: Paso olimpicamente de Eulogios, Hispañidades  y COLEGAS varios. ¡Estoy de vacaciones!