Desayuno con Monseñor
Monseñor Antonio María Rouco Varela se ha levantado temprano esta mañana, nadie tan autorizado como él para afirmar que a quien madruga Dios le ayuda. Monseñor se asea debidamente, se viste con pulcritud y acude al rezo diario en honor a la Virgen María. Al acabar con su rito matinal, idéntico cada día, baja al refectorio, donde le espera un desayuno desinhibido. Hoy tiene buñuelos de leche y palmeritas envueltas en cielo de azúcar; las monjas Carmelitas le traen cada mañana estos dulces primorosos. Junto al café espeso y a los dulces de las monjitas aparece desplegada la prensa matinal, que le ha dejado cuidadosamente sobre la mesa Baldomero, su mayordomo personal, un seminarista joven y guapo. Hoy la prensa no le irrita, no abunda el pecado ni el relativismo moral, no se habla de la ley del aborto ni del poderoso lobby gay, es como si el día estuviese predispuesto para la alegría. En realidad Monseñor hoy está más alegre de lo normal, se siente en armonía con el mundo, llevaba tanto tiempo esperando que llegase este día…
“Excelencia” –interrumpe el joven Baldomero – “tiene una conferencia de Cañizares desde Roma”. Monseñor gruñe ligeramente. “Dile que esta mañana estoy ocupado – responde- , le llamo por la tarde”. “Enseguida, Monseñor”, responde Baldomero, reverencioso.
Monseñor acaba rápido el desayuno y casi sin dejar que repose baja raudo a la sala de vídeo. Abre la bolsa de El Corte Inglés que Baldomero ha dejado en el sitio acordado, la abre con algo de ansiedad, desprecinta con torpeza el plástico que rodea el pack de DVD que hay en la bolsa. Enciende el vídeo – el joven Baldomero le ha enseñado a manejar el reproductor-, pulsa el botón de “Eject”, la bandeja del disco se despliega hacia fuera como milagrosamente, (a Monseñor le maravilla la tecnología, la considera una obra del Señor). Introduce el disco en la bandeja, pulsa el botón de “Enter”, el disco se desliza hacia adentro primorosamente. Elige el idioma castellano, se retira a su butaca y pulsa al botón de “Play” del mando a distancia.
La poderosa banda sonora de Falcon Crest irrumpe en la sala de vídeo de la Conferencia Episcopal como una melodía divina. Monseñor tenía tantas ganas de que editasen la serie en DVD… nunca se olvidará de aquellos días felices, hace veinticinco años, cuando todos se juntaban en la salita de té para ver las maldades de la maravillosa y malísima Ángela Channing, en aquellas sobremesas inolvidables. Eran tan felices entonces, eran tan bonitos aquellos días de convivencia; con tan solo dos cadenas de televisión eran mucho más dichosos que hoy, con tanta oferta y tan inicua… (qué bonita metáfora la de la sobreabundancia y la infelicidad…, piensa Monseñor). Mientras, la pegadiza banda sonora de la famosa serie sigue inundando la sala de vídeo. El Mercedes negro e imponente de Angela Channing cruza el Golden Gate. La majestuosa mansión victoriana se yergue como un altar de oro. Los viñedos, espléndidos, se pierden en el horizonte del valle de Túscani. La música es pegadiza, se adhiere a todo., “titiritiritiritiri titiritiri”, Monseñor la tararea, contoneando ligeramente la cabeza al son de la melodía.
Empieza el primer capítulo: intrigas, traiciones, avaricias… es tan humana Falcon Crest, se dice Monseñor, con una sonrisa exultante. Hace su aparición por primera vez Ángela Channing, espléndida como una diosa. Monseñor se siente secretamente atraído hacia el personaje de la malísima Ángela. Monseñor sabe – en realidad siempre lo ha sabido- que Ángela y él tienen mucho en común: los dos son igualmente odiados e incomprendidos, los dos defienden con uñas y dientes sus respectivos reinos, los dos creen en lo que hacen y lo hacen con pasión, por encima de la hostilidad de sus enemigos, los dos buscan el bien común y la felicidad para los suyos, aunque a veces nadie se lo agradezca…, “titiritiritiritiri titiritiri”, la música se le ha pegado, la canturrea casi sin darse cuenta. Monseñor se siente feliz, atrapado por la ficción.
“Excelencia – interrumpe de nuevo el joven Baldomero – le vuelve a llamar Cañizares, dice que es urgente”. Monseñor gruñe: “Baldomero, dile que estoy reunido, ¿no ves que estoy reunido?”. “Como usted mande, Monseñor”. Baldomero se retira, silencioso y fiel.
Monseñor regresa inmediatamente al embrujo de Falcon Crest. Lance, el nieto de Angela Channing, interpretado por el bello Lorenzo Lamas, sale de la piscina. Su cuerpo húmedo y masculino es acariciado por una chica que lleva un bañador poco recatado. Se besan, se soban más de lo debido… A Monseñor le desagrada el personaje de Lorenzo Lamas, esa masculinidad excesiva le resulta algo insolente (y mucho más desde que hizo aquel anuncio hórrido de edredones…) A Monseñor le gusta mucho más Cole, el hijo de Maggie y Chase Giobertti, le parece mucho más guapo y refinado, más helénico, en contra de lo que decían los otros, que preferían a Lance…
Baldomero irrumpe de nuevo en la sala, con el teléfono móvil en la mano. “Monseñor: le llama otra vez Cañizares, me exige, bajo su responsabilidad, que le interrumpa, quiere hablar con usted inmediatamente”. Monseñor agarra de mala gana el teléfono: “¡queeé!”, brama. “Antonio María, perdona que te interrumpa, ya sé que estás ocupado… te llamo para darte una noticia importante”. “¿Y no podía esperar…?” responde malhumorado Monseñor. “Acaban de editar Falcon Crest en DVD – le interrumpe Cañizares- sé que tenías tantas ganas de verla que me he tomado la libertad de interrumpirte…”. Se hace un breve silencio entre los dos. “Sé lo mucho que significa Falcon Crest para ti…”, finaliza Cañizares. Monseñor se queda mudo, está emocionado, apenas puede balbucear un tembloroso “gracias”. “Gracias”, dice otra vez, con un nudo en la garganta… “¿Te acuerdas?”, le pregunta Cañizares, con complicidad. “Claro que me acuerdo, ¿cómo lo iba a olvidar…?”, replica Monseñor. “¡Los dos aprendimos tanto de Ángela Channing…!”, le susurra Cañizares. “Ángela Channing cambió nuestras vidas…”, responde Monseñor, herido por la nostalgia de los recuerdos. Las lágrimas, incontenibles, casi se dibujan en sus ojos…
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JAJAJAJAJA 😀 Muy bueno el artículo 😀
Rafael, qué buen relato, jaja. Cuántos y cuántos bien-pensantes verían esa serie sin escandalizarse, incluso con aprobación, con esa mirada plácida del que ve algo completamente autoreferencial, que no le obliga a pensar, ni a imaginar… Pero vamos, que me he puesto muy metafísico. Lo primero que he hecho cuando he leído el artículo ha sido descojonarme 🙂
Jajajaja lástima que sus ilustrísimas optaran como modelo de conducta pos Angela Channing y no por Belinda, ambas interpretadas por Jane Wyman.
Magnífico, Rafael. Lo voy a leer varias veces pues es muy fresco y con «mucha punta»
¡Qué bueno, Rafa! Confieso que, como Raúl, lo primero ha sido mondarme de risa pero reconozco que tiene su punto. Eso de «aprender tanto de Ángela Channing….»
Sin embargo, debo compartir con vosotros un secreto: no me considero mitómana y, ni mucho menos los personajes de ficción han supuesto un referente para mí, pero Ángela Channing era «mi mala favorita» junto con Amanda Woodward (Melrose Place). Eran a cual más hija de puta pero que ningún otro malo de la serie me tocara a ninguna de las dos.
muy bueno, muy bueno. Aunque como los aprendices poco aventajados que son, se han olvidado de aprender la clase y no parecer unos toscos fachas de tres al cuarto Estos dos jamás serán iconos de nada. Simplemente dan asco
Además, Ángela Channing nunca habría contestado al teléfono con un berrido «¿Queeeee?» 😆
Buenísimo el relato. Como olvidar a Angela Channing, al chinito aquel, los viñedos de Falcon Crest, el pecholobo de Lorenzo Lamas y el titiritiritiritiri titiritiri.
Muchas gracias, Amig@s
Os voy a contar un secreto: ese gatito blanco, de inmensos ojos azules, que está ahí arriba a la izquierda, en el avatar, se llama CHU LI.
(Sí, Sí, como el mayordomo chino de Ángela Channing)
😉
Muy bueno Rafafa…Tu calidad literaria aumenta día a día sin perder ni ironía ni punch…y sobre todo, que gran memoria; yo no me acordaba ni de la marca ni del color del coche de la Chaning. El gato es tan feo como el mayordomo. Bien elegido el nombre.
ja ja ja ja que bueno!!!!!!!! Impresionante que arte, que pluma, que de tó!!!! muuuy bueno y si enciam, lo lee una mente malpensante como la mia ya……..xxD
Fíjate que me ha dado por pensar que estos dos veían la teleserie en la misma habitación, como la ponían a la hora de la siesta…
Estupendo artículo, Rafa. Te ha quedado muy simpático.
Pero no sé, yo creo que Ángela Channing se quedaba corta para las maldades de estos dos.
Sólo un apunte al margen: siempre he pensado que Lorenzo Lamas debe de ser un engreído aneuronal, pero estaba de vicio el tío.
Muchas gracias Rafa
El articulo te ha salido genial y la comparacion muy oportuna
Pero hay una gran diferencia
La serie era entretenidisima y la verdad es ue yo me lo pasaba de maravilla siguiendola. Sin embargo cuando siglo las declaraciones del clan de Rouco y compañia lo unico que me entra es cabreo.
Muchas gacias por refresecarme la noche con un articulo tan ironico, incisivo y que me ha hecho sonsereir (a carcajada limpia). Con la pecha de calo que esta cayendo por aqui….
Tambien me escojono con los negativos que me han puesto en mi comentario
De «democratas» asi esta DM lleno
Fantástico artículo. Anda que no me he reído ni nada… Angela y Alexis pudieron ser muy malas, pero lo bueno es que al final siempre tenían un puntito humano.
El problema de estos dos es que su punto de vista sobre las cosas (completamente humano) lo pregonan como si fuera palabra de Dios. Al menos, mis dos mitos televisivos no se escudaban en un ser divino.
Saludos de un adolescente que creció en los viñedos de Tuscany, televisivamente hablando.
Posdata: anda que no ha ganado con el tiempo el actor que hacía de Cole Gioberti…
Por cierto, también salía en Melrose Place, je, je. Su nombre es William R. Moses.
Gracias de nuevo a tod@s.
Debo confesar que quien siente fascinación por Falcon Crest soy yo… Es verdad que acaban de editar la primera temporada y que me faltó el tiempo para ir a comprarla… (una tarde vi cuatro capítulos seguidos), puedo asegurar que ha envejecido muy bien, la verdad.
También me fascina la conferencia episcopal, aunque aquí la fascinación es entomológica. Puede que de esa fusión de fascinaciones surgiera la idea del relato, quién sabe…
Por cierto, a mi Cole me ponía muchísimo, y es verdad (gracias Carrington), que ha envejecido muy bien.
Con el de hoy he publicado justo treinta artículos esta temporada en DM. Creo que es un buen número para despedirme hasta la próxima (Con el permiso de Xavi y sus muchachos)
Fue un verdadero placer y feliz verano
Y gracias también a Frantic por darnos el verdadero nombre de Cole…
😉
De nada, majo, no se merecen.
Joooo,yo no lo he pillado, es que Falcon Crest no es de mi generación…xD
Pues nada, a ver la primera temporada. Y esto con Rafa. Ha envejecido muy bien.
¿Cómo no iba a envejecer bien la serie que habla de los viñedos más famosos de la tele (osea, donde se hace el buen vino)?
Un apunte. Cuando Jane Wyman protagonizó la serie ya andaba por los 77 años, creo. Y todo el equipo estaba pendiente de ella por el ritmo del rodaje para que no le diese un subidón de azúcar. ¡Y ella les respondía comportándose como Angela Channing!. ¡Qué tiempos aquellos!
La señora era todo una carácter, desde luego.
Siempre recuerdo el comentario que hacía mi hermana cada vez que Ángela Channing hacía alguna maldad superlativa: «¡Agh! Mira que es mala. Mujer de Reagan tuvo que ser…»
Por cierto, dri_eight: haz caso a Carrington y píllate la primera temporada.
Muy bueno Rafita!
Siempre has sido muy irónico, pero te consagras día a día. Más que los recuerdos, que los tienes y muy frescos, me gusta el pellizco que le das al Clero.
Por cierto tengo que hacerte una preguntilla:¿no recuerdo si llegaste a ser junto con Ramonín monaguillo en Mansilla?
Vaya delicia desayunar con un texto tan divertido y tan estupendamente escrito como éste, Rafa. Gracias y que te disfrutes mucho de las vacaciones.
Dri_eight:
yo también te recomiendo que veas algún capítulo de la primera temporada, seguro que luego no puedes parar.
Frantic:
Ronald Reagan le dedicó una sola linea en su biografía a su matrimonio con Jane Wyman (Angela Channing), algo así: «También estuve casado con Jane Wyman» Creo que no acabaron demasiado bien…
Miguel:
Pues es verdad que fui monaguillo, en Mansilla, con Don Federico… ya ni me acordaba. Sólo me acuerdo de dos cosas: de cuando iba con el cepillo a recoger dinero entre la feligresía y de cuando Don Federico nos dejaba beber el vino consagrado después de la liturgia (era como mistela, me encantaba…). De aquellos años sólo tengo el recuerdo del dinero y del alcohol… no sé qué diría mi psicoanalista…
Nemo:
¡muchas gracias!
besos para todos.