Homofobia combativa desde las religiones (II)
Cada religión ha desarrollado su propia mitología, su propia concepción “cósmica” del mundo y, en particular, del origen y evolución del ser humano. Es propio de las religiones su carácter totalizador, que da respuestas absolutas a las preguntas más fundamentales de nuestra existencia y de por qué somos como somos.
Ésta es una “dialéctica” que no se produce de manera intelectual, con meras palabras que se pensaran de manera consciente y razonada. No, porque la necesidad de un marco de orientación con respecto al “todo”, es una necesidad profunda, emocional, pasional e imperiosa. Sería un ejercicio interesante indagar en nosotros mismos qué motiva nuestra devoción, es decir, qué nos impulsa básicamente a lo largo de nuestra vida.
La cultura, entendida como la simbología que fundamenta y da su carácter a cada civilización, nos da “resueltas”, de manera colectiva, muchas de las concepciones y modos de ver el mundo que individualmente albergamos. Desde el minuto uno nada más nacer, estamos asimilando la cultura que nos ha tocado vivir, que conlleva respuestas a las preguntas existenciales que están ahí.
Pues bien, entre las diversas religiones existen similitudes porque pertenecen a una cultura común, a pesar de las diferenciaciones secundarias. Se dice que judaísmo, cristianismo e islamismo, las tres grandes religiones monoteístas, parten de un mismo “tronco”. Se trata de religiones patriarcales en las cuales existe un “Dios-Padre”, varón, Creador y todopoderoso. Es el origen y la autoridad máxima del universo, por así decir. El Hombre está hecho a su imagen y semejanza. Del hombre, en segundo lugar y de manera subordinada, está hecha la mujer. En el inicio de la Humanidad, existe una única pareja, compuesta por un hombre y una mujer. Luego, el Antiguo Testamento se dedica a narrar la Historia Sagrada tomando como eje a los sucesivos patriarcas, en quienes Dios pone su confianza, que se unen a sus respectivas mujeres, que les dan los descendientes.
El Cristianismo, en su caso, añade su Sagrada Familia y todos los años se celebra la Natividad de Jesús, hijo de José y de María. Jesucristo es Hijo de Dios-Padre, nacido de María. Cristo es varón, es el Salvador, el Mesías, el fundamento de la nueva religión.
Toda esta “mitología” es nuestra cultura, forma parte de nuestro inconsciente colectivo, es la guía básica compartida que representa nuestro modo de percibir y entender nuestros orígenes simbólicos. Las ciencias naturales y sociales las recibimos en nuestro intelecto, sin constituir un relato cerrado ni mucho menos lineal acerca de nuestros orígenes; sobre todo, sin atender desde la emoción, desde la devoción, nuestra necesidad de orientación ante el mundo. El relato religioso, por su parte, sí que nos facilita un mapa-guía y nos otorga un lugar en él, porque nos habla con un lenguaje universal, más profundo, con un lenguaje simbólico que da sentido humano a la vida. Objetivamente, podemos entender que se trata de un relato convencional, creado históricamente, pero su lenguaje es eficaz, es captado en nuestro interior por todo ser humano.
¿Qué ha pasado? Que resulta que la realidad humana universal fue interpretada y/o explicada de manera sesgada, parcial. Las religiones dejaron fuera de su visión cósmica del mundo y de la Humanidad a lo no heterosexual, además de subordinar la mujer al hombre. Situaron como centro, modelo y único referente al varón heterosexual, acompañado por la mujer heterosexual.
Hoy día, lesbianas, gays, bisexuales y transexuales estamos presentes y somos reconocidos, pero no formamos parte del relato esencial que esta cultura, que tiene milenios de tradición, inculca a todas y cada una de las personas, más allá de la intelectual adscripción, o no, a una u otra confesión religiosa particular. Es decir, en nuestros “genes” radica el heterocentrismo más absoluto. Ocurre que, desde luego, el especial apego consciente que se mantiene por parte de la mayoría de los líderes religiosos y sus más fieles a -prácticamente- la literalidad del relato simbólico de “los orígenes”, les hace sentirse legitimados para despreciar y atacar la realidad humana no heterosexual.
Javier V.
La segunda parte es todavía más reveladora.
En efecto, los tres grandes monoteísmos son del mismo origen: del judaísmo nació el cristianismo, y básicamente el islamismo es un coctél de las dos anteriores. Pero hay dos problemas, el primero es que la gran mayoría de todo lo que ahí se dice ni siquiera existió, no hubó un Jesús, un Arcángel, no hubo un éxodo, no hubo una esclavización de egipto contra los judíos, no hubo salomones ni davids… nada, y de hecho se cree que Cristo no es más que un montón de retazos de otros dioses, principalmente de Krishna, Horus, Mitra, Buda… entre Jesús y ellos 4 existen muchísimas semejanzas, su historia, su prédica, su pasión, su muerte… !Vamos hasta la supuesta fecha de nacimiento es la misma! La pregunta es ¿quién y por qué escribió todo eso? ¿era para regir la «moralidad»? ¿o eran solo fábulas? El segundo, como bien planteas Javier, tiene que ver con la cultura: la religión se ha adherido tanto a ella, sea cuál sea, que los dictados de «patriarcado», el dominio de «lo masculino», de la «norma heterosexista» y «procreativa» también lo han hecho; y de hecho se puede comprobar a simple vista que por ejemplo una sociedad donde la iglesia católica esta muy enraizada existe mucho machismo y homofobia. No digo que sea la única influencia para que la gente se vuelva machista u homófoba, pero desempeña un buen papel, y aunque haya gente que se diga católica «por encimita nada más», desgraciadamente si absorbió las enseñanzas que dejó la religión en el iderario social respecto a los roles de género y sexualidad.
Respecto al que motivó a cada uno a ser un «devoto» pues… ahora que lo preguntas, en la época antes de mi ateísmo, cuando era creyente, nunca me cuestioné eso. Y ahora que lo pienso realmente creo que no tenía alguna razón específica para creer, aparentemente lo hacía porque me habían enseñado que «así tenían que ser las cosas». O sea, «temía» de dios, iba a misa, y le pedía a «dios» y todas esas cosas que hacen la mayoría de los creyentes… pero también como casi todos sólo creía «por costumbre, porque así debía de ser», y de no ser así probablemente «recibiría un castigo divino» por mi «rebeldía». Estoy seguro de que en muchos casos la cuestión de creer no se da por algún motivo en específico (salvo algunos casos) porque generalmente suelen ser muy vagos y poco coherentes, estoy seguro de que en muchos casos el acto de creer es meramente por «adoctrinamiento en la niñez».
El tema es muy amplio, y las respuesta son muchas, varias.
Sí, J. J., y la cuestión principal es que esta cultura que hemos asimilado es ÚNICA, en el sentido de que estamos irremediablemente marcados por ella, con lo cual, me parece que estamos chapoteando en medio de una «charca» tramposa que nos es -en esencia- hostil.
¿Cómo ir construyendo un cuadro de referencia completo, que sea distinto, que sea incluyente y que SUSTITUYA al que nos ha venido dado?
Eso de «creer por costumbre», es una de las mayores fuerzas que tiene la religion y el pensamiento mágico en la sociedad, J. J.
Desde pequeños se nos «educa» para ello, se nos acostumbra al pensamiento mágico. Y asi es como las creencias se van transmitiendo.
Creo que ya lo puse aquí alguna vez, pero lo vuelvo a poner.
Es lo que Richard Dawkins llama «el virus de la fé»:
http://www.youtube.com/watch?v=ecXYTGox7HY
Gran parte de nuestra sociedad está construida sobre las tesis o las antítesis de lo que significan las religiones brahmánicas, lo que quiere decir que aun nos movemos con sus reglas.
Lo ideal sería identificar todas las rémoras que arrastramos de las tradiciones y deshacernos de ellas, poniendo en práctica y desarrollando todo lo que significa la sociedad democrática, porque no es más que eso, no veo nada más contrario a los valores y las formas de la religión que los valores y las formas de la democracia.
Por otra parte lo más efectivo sería implicarnos también con las religiones, ayudando a que éstas cambien y nos incluyan en sus discursos, que formemos parte de su relato. Aunque esto sea darle un balón de oxígeno a las religiones, éstas siempre estarán ahí aunque sea como un elemento marginal. Además, por poner un ejemplo práctico, no es lo mismo que los homófobos luchen por prohibirnos el matrimonio a todos, a que gasten sus fuerzas en ir en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo dentro de su iglesia.
…ya, Daniel, pero… su relato ya fue escrito…
Algunos cristianos hacen la analogía entre homos y trans y el personaje de María Magdalena, la ex-prostituta, en el sentido de que su Jesús dijo lo de que nadie está libre de culpa, para poder tirar la primera piedra. Incluso, a partir de ahí, ella se unió a sus seguidores, sin por ello dejar de mantener su estigma social.
Es decir, a lo más que se puede aspirar es a una «re-interpretación», que no nueva escritura, de lo que ya viene relatando el Viejo y el Nuevo «Testamento» (escrito ya terminado y cerrado). Con lo cual a lo más que podríamos aspirar con esta fe religiosa es a una tolerancia para con nosotr@s, como MARGINALES, y no a situarnos en el CENTRO del relato principal.
Parece que te estás creyendo el discurso inmovilista de la iglesia. Con suficiente tiempo y siempre que haya intereses de por medio los LGBT podemos estar perfectamente explicados dentro de su discurso. Han obviado cosas más gordas por conveniencia.
Para la iglesia antes los negros sólo servían para amputarles los miembros y mediante milagro colocárselos a un blanco necesitado. Ahora mismo africanos y sudamericanos están plenamente integrados en la iglesia, formando parte importante de ella, como si la iglesia nunca los hubiera perseguido y sometido. Si para algo vale la iglesia es para borrar su pasado y hacer creer que siempre fue como es hoy, nada más alejado de la realidad.
Daniel, hay una manera indirecta de saber hasta dónde puede llegar la «revisión» del cristianismo: conocer en detalle el punto de vista de los cristianos progresistas e incluso de los propios gays cristianos; la analogía de «María Magdalena» es de ellos.
Javier V.:
Te voy a hacer un par de comentarios que, por ser terminológicos y conceptuales a lo mejor te parecen poco importantes.
Yo, sin embargo, creo que no podemos empezar ninguna discusión con bases errónea:
1) Islamismo y cristianismo/judaísmo no son términos análogos. El islamismo es la ideología política cuya raíz religiosa es el Islam.
2) En el Islam, Dios (Allah) no es Padre ni Varón. Eso es así de simple, y cualquiera puede comprobarlo yéndose a los textos coránicos, los comentarios y las enciclopedias. Poner en pie de igualdad a la divinidad patriarcal judeo-cristiana y al Allah coránico es, siendo claro, hacer trampas.
En cuanto al resto del artículo, es interesante pero me parece muy superficial.
Antes de que me soltéis las fieras, debo decir que no soy musulmán, ni judío, ni cristiano…
Soy el Vocal de Cultura y Religión de Arcópoli, y tengo claro que la religión es parte fundamental de la vida de muchas personas LGTB. Sólo por eso deberíamos hacer un esfuerzo por entenderla mejor, y ver como se la puede integrar en la sociedad que queremos crear (la mía es tolerante, laica, democrática, justa, integradora).
Ibn Sina: sólo una pregunta, por mera curiosidad, a colación de lo que dices en tu comentario 8. Yo no sé árabe, pero sí sé que en esa lengua el género es una categoría gramatical importantísima que aparece incluso en palabras que en castellano no sufren variación de género (por ejemplo, en el pronombre personal de segunda del singular, «tú»). Dime, entonces, cuando en árabe se habla de Dios (Allah), las palabras que tienen que concordar con este substantivo, ¿en qué género lo hacen?
Ibn Sina, gracias por tus aclaraciones.
De todos modos, la RAE, aunque para nosotr@s no sea ninguna autoridad buena, identifica sin más «islamismo» con «la religión de Mahoma», con lo que pude citar las tres religiones con el sufijo -ismo precisamente por lo que connota de ideológico…
En segundo lugar, según el Islam, Mahoma fue el último de los profetas, entre los que se contarían Abraham, Moisés, etc., lo que viene a incidir en la idea de las sucesivas generaciones de patriarcas, Padres-Varones, en quienes Dios deposita su confianza.
Es más, abundando en la línea de la síntesis de las religiones que he hecho, resulta que Mahoma es mucho más evidente que Cristo, ambos «puntos de arranque» de «nuevas» religiones, pues Mahoma se casó con una tal Jadiya y tuvo descendencia. Es decir, el propio profeta del Islam es Padre-Varón.
Con respecto al comentario de que el análisis hecho es superficial, es cierto; pero es que no hace falta más, pues forma parte de la esencia de esas religiones el hecho de que se guían por un Dios y por unos profetas, que son los que las inspiran. Por tanto, a los efectos de la cuestión hetero-lesgay, lo que importa es la imagen que de esos modelos se tiene.
Precisamente lo que denuncio es que las religiones no son integradoras, no parten de la diversidad, sino que, por el contrario, construyen sus dogmas absolutos, sus verdades únicas, en esencia, desde el heterocentrismo.
Las religiones están hiper-presentes, sus mitos impregnan las ideas tanto de los practicantes como de los no practicantes e incluso de los no creyentes… y se da la circunstancia de que no nos incluyen.
Así es Dexter Morgan 🙂
Por esa razón es que una de las preocupaciones que tiene Richard Dawkins es que a los niños, en sus años «más vitales y formativos» se les inculque la religión, inculcadora de miedo y desinformación.
O algo peor como él lo ha señalado: clasificar injustamente a los niños de acuerdo con la religión de sus padres.
Más o menos fuera de tema:
Todos nacemos con una moral natural, que se puede resumir en «no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti, haz a los demás lo que quieres que te hagan a ti». Todos distinguimos el bien del mal, no es necesario que ningún dios ni ningún sacerdote vestido con maxifalda nos la imponga. Solo la religión distorsiona esta moral natural al obligarnos a odiar al que piensa diferente o al que ama diferente.
Richard Dawkins (etólogo británico, gran divulgador de la ciencia que ocupa la cátedra Carles Simonyi de la Univesidad de Oxford) ha reflexionado un poco más sobre este tema y ha creado unos «mandamientos» laicos. Son muy interesantes y totalmente incompatibles con el cristianismo (especialmente en lo que concierne al respeto a los demás).
Principios morales laicos
Javier V.:
Suspiro…
1) La RAE puede decir, en ciertos temas, misa. También admite el término ‘mahometano’ sin precisar que es peyorativo, cosa que sabe cualquiera que se preocupe un poco de estudiar el Islam más allá de la superficie que se nos vende al por mayor en Occidente. Insisto en que ‘islamismo’ y ‘cristianismo’ no son análogos, porque se refieren a cosas totalmente distintas.
2) El Profeta del Islam es Padre-Varón, sí, pero Dios no lo es (que era lo que tú decías). Haces un giro dialéctico algo turbio para pasar de puntillas sobre como el Islam SÍ bendice el cuerpo (en todo caso) y el placer sexual (dentro del matrimonio), cosa que no hace el cristianismo.
3) Tus tres últimos párrafos están vacíos, porque no tienen nada que ver con lo que yo criticaba. Es más, digo que el análisis es superficial y me dices que con eso basta, lo cual me parece muy significativo.
Dr. Turbio:
No veo la TOTAL INCOMPATIBILIDAD entre los Mandamientos Laicos de Dawkins (muy interesantes) y el cristianismo. Vas a tener que explicármelo un día en detalle.
Crasamet:
La palabra Dios (ALLAH) es formalmente masculina y semánticamente neutra.
Pero como la gramática árabe no admite los nombres neutros, los adjetivos que concuerdan con ella son masculinos por convención.
Pero el Corán deja muy claro que Allah NO es PADRE de nada ni nadie, NI varón (tampoco es mujer, por si alguien lo duda). Allah no es ni hombre ni mujer sino ambas cosas y todo lo contrario.
Muy sencillo el cristianismo no es como el budismo que anima a sus fieles a buscar su camino. Cristo dijo muy claramente que el camino estaba marcado y quien no lo siguiese estaba condenado a las tinieblas, al llanto y al crujir de dientes.
A partir de ahí el respeto a quien no piensa como la Santa Madre iglesia no existe, como demuestra la intolerancia que está presente, siglo tras siglo, generación tras generación.
Turbio, eso es discutible. No me voy a erigir en defensor del cristianismo, que en el fondo ni me va ni me viene, pero en cierto modo desde Lutero también es posible que cada uno encuentre su camino en el cristianismo.
El luteranismo supone al fin y al cabo la eliminación de la intermediación entre el hombre y Dios que ejercía la iglesia. El hombre puede acceder a la lectura de las escrituras y estas pasan a ser interpretables de modos muy diversos al que marca el Papa en la iglesia católica. De hecho las iglesias luteranas están dando pasos de gigante en lo que se refiere a la aceptación de la homosexualidad (precisamente ahora estoy preparando una noticia sobre eso para mañana).
El cristianismo no es tan monolítico como quisiera Roma…
Un saludo
Es cierto, el luteranismo admite que tú eres responsable de buscar la iluminación, pero la iglesia luterana sigue teniendo como líder a una persona que me resulta muy antipática, a Jesús y eso no se puede cambiar.
De todas formas tienes razón, no hay que confundir el cristianismo con el catolicismo.
Al que acaba de dejar un relato erótico de tintes políticos firmado con el nick de un conocido forero (pero sin coincidir la IP): lo siento, pero tu comentario ha sido eliminado. No es este el lugar para publicarlo, por ocurrente que sea.
Gracias
Bueno, Flick, lo cierto es que en EEUU, donde predomina el protestantismo, son peores que l@s católic@s, diría yo. Son más feroces contra los gays. De hecho, lo que está ocurriendo en los últimos años es que los ultras de España están copiando discursos y modos de los evangelistas y similares americanos.
Luego tenemos a los islamistas, que allá donde gobiernan llegan al punto de asesinarnos desde sus Estados. Aunque ya no atrevo a mencionarles, no vaya a ser que suscite nuevos «suspiros» de suficiencia y condescendencia de Ibn Sina.
no vaya a ser que suscite nuevos “suspiros” de suficiencia y condescendencia de Ibn Sina.
😀
Como estoy esperando el comentario de Ibn Sina indignado porque he dicho que Jesús (al menos lo que cuentan de él en los evangelios) me cae mal, he buscado un mensaje mío anterior en el que comparaba a Jesús con Gandhi y me burlaba de sus bromas pesadas como el resucitar a Lázaro, y a otros, para luego matarlos de nuevo.
También he buscado otra broma macabra de Jesús: la resurrección de unos cuantos santos que se pasearon, el viernes santo, por Jerusalem jugando a Halloween. He encontrado este artículo que ironiza sobre este «gran milagro».
El blog de Jeshua
Javier, «peor» que la católica no hay ninguna iglesia cristiana, en tanto que que la iglesia católica es una auténtica maquinaria de poder perfectamente jerarquizada y con un control absolutamente centralizado.
El protestantismo no es una unidad. Hay multitud de iglesias cristianas protestantes, tantas como interpretaciones diversas se han hecho. Eso es precisamente lo que venía a decir en mi respuesta a Turbio. Y eso es común al islam o al judaísmo.
Algunas iglesias protestantes son las que más han avanzado en el camino de la igualdad LGTB. De hecho, alguna está cerca de culminarla, como el caso de los luteranos suecos. Eso desmiente, siento decirlo, que fe y homosexualidad sean «necesariamente» incompatibles. Otra cosa es que ese camino sea muy largo. Y yo creo que lo que más determina el que una sociedad respete la igualdad LGTB es el desarrollo socio-cultural, no la ausencia de religión.
Otra cosa es que se crea o no en dioses o en «realidades trascendentes». Yo no creo, es más, «sé» que no existen, pero también creo que el hecho religioso es inseparable de la especie humana y mucho me temo que nunca nos libraremos de él, al menos hasta que no venzamos a la muerte (cosa que veo difícil). Así que habrá que entrar a saco y quitarle la propiedad exclusiva a los homófobos.
Es mi opinión, que no es la misma que tenía hace cinco o diez años, cuando era un «ateo militante y guerrero». Quizá sea la edad, que te hace más pragmático.
Ibn Sina: Digamos que eso de diferenciar Islam y Cristianismo a partir de la idea de que el Islam no anatemiza el placer sexual dentro del matrimonio encontraría algunos argumentos de autoridad bastante significativos en contra. Tomás de Aquino, sin ir más lejos, plantea el goce sexual como una de las cosas hermosas que dios ha puesto al alcance de los hombres y las mujeres para su pleno disfrute dentro del matrimonio.
Datos puntuales aparte, comparto la esencia de los artículos de Javier, y la identificación entre la homofobia y el fenómeno religioso, en especial con las tres religiones del libro. Al margen de otras consideraciones, la llegada de la Ilustración, la Revolución Francesa y el nacimiento de la cultura de los derechos humanos, el pensamiento liberal, suponen un gran reto para las personas: la construcción de una ética y un código de identidad moral y vital propios, personales, asentados de manera autónoma sobre unos principios libremente construidos.
La religiosidad, tal y como se plantea desde las religiones del libro de manera mayoritaria y con pocas y poco significativas excepciones, continúa apoyándose en un ser humano menor de edad, sometido a una voluntad externa que ni puede controlar ni puede comprender y que es interpretada por un grupo de santones que ostentan un poder social precisamente por ser los únicos autorizados a explicar y comprender la voluntad del ser supremo. Se trata de una moral aprendida, impuesta, sobre la que no se permite polemizar ni reflexionar y sobre la que es realmente difícil edificar un proceso de maduración.
En todo caso, sobre las intervenciones que abundan en la necesidad de comprender mejor el fenómeno religioso para poder cambiar sus esquemas, si comprenderlos es asumir que voy a tener que convivir con sus imposiciones y sus desprecios, prefiero seguir transitando por la acera de enfrente 😉
Y es que realmente me encantaría que de una vez por todas se olviden de que existimos y nos dejen en paz. Seguro que ese día las polémicas sobre las religiones ocupan mucho menor espacio en DosManzanas y en nuestras vidas.
#16
Es decir, que no tenéis ni idea de lo que Allah es o deja de ser.
Para mi es como discutir sobre los angeles y las cabezas de alfiler, y en cualquier caso es irrelevante.
En cuanto a la total incompatibilidad, es muy sencilla. ¿De donde provienen los mandamientos católicos?. Efectivamente, un ser sobrenatural.
Los de Dawkins son autoimpuestos.
¿Cual es el primer mandamiento?. Amar a a un ser sobrenatural por encima de todo. Ahí entra el adoctrinamiento religioso, obviamente.
Como ves, no casa para nada con la peticion de Dawkins de cuestionarlo todo.
Flick, ciertamente el protestantismo es muy diverso y existen ramas que están siendo positivas hacia nosotros, pero también hay muchas e importantes que son tremenda y activamente hostiles.
El matiz es que el logro de la igualdad en el matrimonio no lo veo yo como la culminación del caminio hacia la igualdad. Más bien sería un hito en el camino.
Lo que me perturba es pensar en el trasfondo de los mitos religiosos, que son heterocentristas, con sus ideas de Dios y de sus enviados, con sus relatos inmutables.
Precisamente es el desarrollo socio-cultural lo que necesitamos, sí… pero yo diría que con unas nuevas bases, sustentadas en la diversidad y la inclusividad, más en lo universal que en biografías particulares. Me inquita, por eso, que estemos atados por siempre a unos concretos relatos bíblicos…
El hecho religioso es consustancial al ser humano, pero puede ser ateo, es decir, sin dios/es, puede ser racional y objetivo, puede ser un camino de preguntas más que de respuestas y sobre todo, puede ser humanista, basado en la unidad de la especie humana.
El budismo zen, que no el tibetano, podría servir de ejemplo, en parte, aunque necesita desarrollar un sistema de «socialización» y «politización»… que no mermaran la libertad ni la independencia individuales. Al menos ni tienen Dios ni tienen enviado de Dios. Otra cosa es que la mayoría de los budistas (no los zen), han desarrollado convenciones sociales que también nos son hostiles a los gays.
Rukaegos, lo que dices en tu último párrafo es lo que yo siempre he pensado: yo no «me hice gay para…» fastidiar a la Iglesia, ni a los católicos, ni a los cristianos; de hecho, me parece un asunto que nada tiene que ver, y me da rabia que cuando he sacado el tema gay, muchas veces, mucha gente, saca a continuación a relucir la religión…
Sobre todo, lo que me parece ya inaguantable es que en nombre de la religión se sientan con el derecho (incluso, para ellos, con la «obligación») de atacarnos. ¡Bastante me importan sus religiones y a ver qué pintan en el ámbito civil que es el único en el que yo me muevo!
Sin embargo, el fondo de la cuestión es más complicado. Las religiones se convirten, al final, en ideologías («-ismos») y, por tanto, se centran en los ámbitos políticos, socio-económicos y culturales, con una clara vocación de influir al máximo; que no dominen hoy día tantísimo nuestras vidas se debe a la puesta en funcionamiento de un método, el democrático, para la organización política, además de a las ideas de la ilustración y su énfasis en la ciencia y la razón.
Pero siguen ahí, deseando ser más importantes que las Constituciones civiles de los Estados.
#11: Dado el tono que toman tus respuestas, veo que es inútil discutir contigo. Así que a otra cosa. Has dejado claro que pedirte que entiendas que «musulmán» e «islamista» son adjetivos que significan cosas distintas es pedir peras al olmo. Lo digo porque hablas de los estados de los ISLAMISTAS, sin saber muy bien a qué te refieres.
#22: Y… ¿por qué me tengo que indignar? Por lo demás, ya sabes que a tí te aprecio, Dr. Turbio, no sólo te respeto. Eso hace que debatir contigo no sólo sea interesante, sino también un placer.
#24: Este comentario si merece respuesta meditada, pero lo haré esta tarde. Ahora me voy a trabajar.
#25: No hablaba contigo, así que me da igual lo que digas.
Veo que tengo votos de karma negativo, mientras que los que me insultan, desprecian mis argumentos o simplemente se niegan a discutir son valorados y premiados.
Pues vale. Voy a hacer tabula rasa de esta discusión, olvidarme de ella, y seguir con mi vida. Ya veremos en el próximo artículo.
Desde luego, no pienso callarme mientras se siga llamando «islamistas» a los «musulmanes». Si seguimos así, volveremos a las Cruzadas.