Los candidatos a liderar el centro-izquierda italiano, incapaces de asumir las reivindicaciones de gays y lesbianas
La situación de los derechos civiles de gays y lesbianas en Italia es probablemente la peor de Europa occidental, pero no es desde luego responsabilidad exclusiva de la derecha gobernante. Estos días la Italia LGTB asiste perpleja al espectáculo que los candidatos a secretario general del Partido Democrático (PD), la formación de «centro izquierda» italiana que ejerce la oposición a Berlusconi y que debe elegir a su nuevo líder en octubre, están ofreciendo sobre el tema. Todos quieren evitar lo que en Italia se conoce como «deriva zapaterista» y aunque dicen ser partidarios de conceder derechos a las parejas homosexuales, todos se esfuerzan por dejar claro que no admitirán la plena igualdad jurídica.
El candidato más progresista en la materia es Ignazio Marino, que se ha mostrado partidario de conceder a las parejas del mismo sexo una legislación «a la alemana o a la británica» (lo que ya de partida muestra un profundo desconocimiento, dadas las importantes diferencias entre ambas legislaciones). Por lo que se refiere a la adopción, Marino es también el único que se atreve a dar un tímido paso adelante, al mostrarse partidario de permitir adoptar a las personas solteras, algo imposible hoy día en Italia. Marino ha recibido ya fuertes críticas desde dentro de su propio partido por estas propuestas. Es el caso de Paola Binetti, conocida por sus declaraciones homófobas y una de las representantes más significadas del sector confesional del PD, que le ha acusado de defender una «deriva radical-laicista» ajena al espíritu del partido. A día de hoy, en cualquier caso, Marino parece contar con escasos apoyos para ser elegido.
Por lo que se refiere al actual secretario general del PD y uno de los candidatos más fuertes, Dario Franceschini, hace pocos días se encargó de dejar bien claro que se opone a reconocer como familias a las parejas homosexuales. Franceschini se mostró favorable al «reconocimiento de las parejas de hecho» pero dejando bien claro que «son una cosa distinta a la familia». Franceschini es contrario a permitir la adopción por parejas homosexuales, bajo el ya argumento de que «es el derecho del menor el que debe prevalecer». Estas declaraciones de Franceschini han merecido la reprobación del presidente del colectivo LGTB italiano Arcigay, para quien «por fortuna no es Franceschini quien decide lo que es familia y lo que no». Franceschini cuenta con el apoyo de Walter Veltroni, el anterior líder del partido, dimitido hace unos meses por los malos resultados electorales, y que supuestamente pertenece al sector laico, pero también goza de apoyo entre los católicos, como Beppe Fiorini. Fiorini llegó a acudir a manifestaciones «a favor de la familia» y en contra de reconocer a las parejas homosexuales siendo ministro de Educación con Romano Prodi. Fiorini, por cierto, ha reprochado al progresista Marino que se preocupe de hablar «de las células madre» en lugar de las «medidas anticrisis».
El otro candidato que cuenta con importantes apoyos es Pierluigi Bersani, respaldado, entre otros, por Massimo D’Alema, dirigente histórico de la izquierda italiana. Con un perfil supuestamente más izquierdista que Franceschini (ha llegado a ser acusado por el sector católico de su partido de «zapaterista», uno de los peores calificativos que un político italiano puede recibir) Bersani también ha dejado claro que, aunque se les conceda algunos derechos, «las parejas homosexuales no pueden ser asimiladas a las heterosexuales». Bersani tampoco parece dispuesto a tocar el tema de la adopción, asunto que le parece «muy delicado».
El cuarto y último candidato es Amerigo Rutigliano, cuya presencia en la carrera es básicamente testimonial. Considerado un «outsider», en su programa político no dedica una sola palabra a los derechos LGTB.
La solución en Italia pasa por Sinistra e Libertà y los partidos verdaderamente de izquierdas. El Vaticano ejerce una dictadura moral muy fuerte en un país hastiado de su clase política.
La situación en Italia es para llorar.
Me han llamado la atención dos cosas. Primero las palabras de Bersani diciendo que la igualdad es «muy delicada», ¿desde cuándo? la mayoría de los políticos italianos insultan a los homosexuales sin ninguna delicadeza; el caso es no coger el toro por los cuernos.
Lo segundo es el enorme pánico dentro de la izquierda a disgustar a El Vaticano. Uno de nuestros contertulios dice que la culpa de la homofobia dentro de la iglesia es porque la derecha se ha infiltrado en ella. Pues en este caso tenemos el caso contrario y el resultado es el mismo.
Pura estategia política: para ganar el voto de los católicos.
La verdad es que algunas izquierdas están para la basura, simplemente son una vergüenza para la ideología liberal, laica, humanística.
La izquierda lleva años en Italia renunciando a todas sus señas de identidad para no molestar a nadie, lo que viene a ser equivalente a no molestar al Vaticano.
Así les va.
«…..Gira il mundo gira, nello spacio senza fine, con gli amori appena nati, con gliamori giá finitiiiiiii con la giola e col dolore della gente como meeeeee…»
«…il mondo non si é férmato mai un momentoooo, la notte insigueee sempre il giornoooo,
ed il giorno verrááááááááááá…»
Esperemos que ocurra
Una vez mas, el cáncer religioso-fascista, bien infiltrado hasta el fondo de partidos políticos que dicen ser democráticos.
Es única la capacidad de las religiones de destilar odio contra todo aquello que signifique diferencia, y su gusto por secuestrar la moral publica.
Todo aquello que sea luchar contra la irracionalidad religiosa de corte fascista será poco, viendo las parcelas de poder que aún hoy ocupan.
Y desde el resto de la unión europea de mercaderes, calladitos, como siempre.
Bueno, no es de extrañar. Lo que gobierna europa ahora mismo es el mismo cancer «democristiano».
Como no cojan el Vaticano y se lo lleven al desierto de Gobi, Italia no tiene arreglo. Menuda putada tener eso ahí enquistado.
Sí, por favor. Al desierto del Gobi, rodeados por una muralla infranqueable de 30 m de alto y 10 de ancho y electrificada. Y sin ningún tipo de comunicación con el exterior.
Ése sería el Vaticano ideal.
La vida de los italianos la dicta el Vaticano.
En España también y si nos despistamos un poco nos organizan una nueva cruzada como el 1936.
De auténtico vómito es lo de ese país.
Me sumo a la propuesta de llevar al vaticano al desierto y montarles una muralla pero de 50 m de alto electrificada y cabar una zanja alrededor y ponerles cocodrilos a ver si de una vez nos libramos de esa gente!1 pobres italianos y pobre «izquierda».
Italia sigue siendo gobernada por la tiranía del Papa y el Vaticano. Lamentable.
Hasta la izquierda, en el fondo, está contaminada por el virus de ls iglesia.
En italia no hay izquierda y derecha, hay diversos partidos de derecha católica, unos se autoreconocen de derechas (el de berlusconi) y otros no (el olivo). Es como si pudieras elegir entre la extrema derecha confesional y la derecha derechona disfrazada de izquierda y por supuesto confesional y de necesaria obediencia a los dictados del papa.
¡Al lado de la izquierda italiana, la derecha sueca son peligrosos libertarios anarcocomunistas!
En Italia, lo mejor sería que se creara un partido político LGBT, hasta que la izquierda allí se haga laica.
La duda es si l@s LGBT cristian@s que formaran parte del partido no empezarían con parecidas «concesiones» al Vaticano…
la familia? será la familia blanca, heterosexual, católica, donde el marido engaña a la mujer y se monta orgias como Berlusconi?
No sé de qué nos sorprendemos, ahí tenéis otro ejemplo de:
A) Por qué el centro-izquierda (diferenciándolo de otras opciones de izquierdas, mejores, como bien se dice en #1 Gulbransson) no ganará nunca a Berlusconi (porque su discurso es timorato, no es propio de la izquierda, sino más cercano a la democracia-cristiana y al centro-derecha)
B) Por qué la gente de izquierdas acaba votando a outsiders de la política, o partidos de ultraderecha con un cierto discurso social (porque el centro-izquierda está en su propia burbuja, carente de referentes y de discursos propios y en ciertas materias le hace el juego a la Lega nord y a F.I).
C) Por qué la gente LGBT italiana alucina con España y a la que tienen uná semana se vienen aquí a Ibiza, BCN, Madrid, Benidorm o Sitges, por ejemplo (porque están disociados de la política y hartos de una sociedad burguesa-homófoba-católica que está apoltronada y todavía vive de las glorias reivindicativas de un pasado que no volverá)
Está claro que Italia tiene un grano en el culo en forma de Estado Soberano en el centro de su capital, pero ese no es el único mal que tienen los italianos; también hay una decadencia social que avanza inexorable y que espero que no nos salpique a los demás países.