Buscando a Jacqs (desesperadamente)
“Abstenerse plumas y malos rollos”. Esa es la frase más repetida en los anuncios de contactos, incluso sobre la otra manida de “para amistad y algo más”: Lo cierto es que al “hombre” no sólo lo busca la macizorra montada en moto que abre la cremallera del mono mostrando el promisorio canalillo del escote. Al “hombre”, Jacqs o Genaro, lo buscamos todos. Incluso, parece, los propios hombres.
Los que tenemos una cierta pluma -aunque mis amistades malévolas dirán que yo tengo “una pluma cierta …. o varias”.“La apoteosis del Folliés” apostillarían las malísimas de la muerte- los que disfrutamos diciendo las cosas de una manera no convencional, digo, hemos tenido siempre mala prensa. La pluma, por pequeña o grande que sea al principio, envejece fatal. Es como la nariz o las orejas, solo crecen, no paran de crecer. Antes de Maurice, que dejó a su armarioso, exquisito y casado amante platónico por el saludable, recio y sencillo Scudder, genuino roast beef de la campiña inglesa, incluso en ese idealizado paraíso homosexual que no fue la Grecia clásica, la cierta manera de decir las cosas estaba mal vista.
Lo malo de la pluma es que cuando has venido a darte cuenta ya no eres un delicado y agradable muchacho, sino una vieja maricona. Edad y belleza, esas fronteras tan imprecisas que están en los ojos de los que miran. Cuando se te cae algo y sueltas un gritito carminaordoñez y ves que los ojos de los demás te miran adornados con esa sonrisa irónica de medio lado, cari, empieza a buscar el pasaporte porque el aduanero de la juventud o de la belleza esta esperando para ponerte el visado que te saque delpaís de las maravillas.
Y es que ser “hombre” es muy difícil. Por supuesto, yo soy homo sapiens, sexo masculino, realizado, además. Sin embargo, eso no basta para ser hombre. Nuestras madres lo saben. Cuando crecíamos siendo delicadas florecillas, todo melindres, lo intentaban en vano “¡Se un hombre!” nos decía cuando llorábamos porque otra vez habíamos tenido que jugar al futbol en lugar de emular a la fantástica Nadia Comanenci en el plinto en clase de gimnasia, o cuando nos mortificaban porque corríamos en el recreo como los ángeles de Charlie. “Se un hombre” nos decían. Ahora tengo la respuesta que no tuve en su momento. “No puedo, mamá, me da risa”.
Porque ser hombre hoy en día es irse de birras a levantarse unas pibas, por más que eso este fuera de lugar en un bar de ambiente. También darse golpes en la espalda con la sana pretensión de sacarle los higadillos a tu amigo del alma, con lo caro que están los transplantes, y con lo mal que os ve su novia, con ese juego de brutos que se acerca peligrosamente a esos momentos de máximo frenesí que vive con él las pocas veces que tu no estás.
Lo has visto mil veces en un bar de ambiente pero te lo tengo que explicar. Ser un hombre es ir de vaqueros gastados por tí, de camisa azul planchada por mamá y barba de dos días. Ser hombre es fumar farias y beber soberano, que es cosa de hombres, como todo el mundo sabe. Todo se jode cuando tuerces la boca, lanzas el humo 45º hacia el techo, sostienes el purito como si fueras un empleado de Sotheby’s con una valiosa porcelana china, y el Soberano te lo bebes a sorbitos de boca de piñon, meñique rampante mediante. O cuando después de un polvazo de impresión el camionero te suelta la mariconada mas maricona que te sube los niveles de azucar hasta la punta del pelo de la coronilla, te pone el vello como escarpias y te hace preguntarte donde estará la salida mas próxima de ese motel. O cuando el de plumas abstenerse te dice, con mirada tierna, después de que tu le hayas convencido de que el ambiente no esta mal después de todo, que de acuerdo, que será su primera vez en esos sitios, pero que por ti, al fin del mundo. Ojiplático te quedas cuando ves que habla con el camarero como amigas, que son, de toda la vida y saluda a los habituales del lugar por su nombre … de guerra.
En definitiva, ser “hombre” es un tópico. Como lo es ser “plumoso”. El peligro esta en que te lo creas. Porque un tópico está bien cuando te quieres divertir (¿a ver cuando te piensas que saco yo la pluma?) o cuando quieres ligar (¿a ver que es lo que te piensas que es lo que ves cuando ves a un “hombre”?) En fin, ellos, los que se creen su papel, así, en plan stanislawsky estajanovista 24-horas-al-dia-365-dias-al-año. Con lo divertido que es ser persona. Así que la próxima vez que se lea, en lugar de la fracesita de marras, “IMPOSTORAS ABSTENERSE”.
Enrique Olcina Juliá
Esta carta se publicó en dosmanzanas el 17 de noviembre de 2008. Puedes leer aquí los comentarios que dejaron entonces nuestros lectores.
Yo personalmente no tengo pluma (o eso creo), pero no sé a qué viene tanta chorrada y tanto prejuicio con los que la tienen.
Cada uno es como es, y si al de enfrente no le gusta, que se joda – también nos jode que los heteros nos miren mal por ser diferentes, ¿por qué tendríamos que mirar mal nosotros a los plumosos?
efectivamente la cuestión es la definición de hombre o mujer y no hace falta profundizar mucho para darnos cuenta de que estos conceptos son artificiales y se inflan y desinflan según quién los use y con qué fin. Quien define cómo debe ser un hombre o una mujer? el propio ser humano? esto me da risa porque a lo largo de la historia ha demostrado ser un necio una y otra vez al omitir partes de la realidad en sus razonamientos.
Por ejemplo algunos aluden a la genética para definir el sexo y la apariencia de una persona cuando ya está demostrado científicamente que hay mujeres con apariencia masculina con el cromosoma XX en el par 23 y no XY como sería de esperar, tambien existen personas con el XXY con todo ello podemos decir que…
Las personas no tenemos ni idea de esta hermosa pluralidad donde una persona es lo que se sienta sin tener nada que ver su apariencia y su orientación sexual, lo importante es ser uno mismo, con la mente abierta y libre sin que nos metan en ningún nicho social ni de machito ni de marica porque todos son invenciones y comportamientos circunstanciales.