El amor es heterosexual
All you queer is love (Sejo Carrascosa)
Hace poco participé en un encuentro feminista porno punk en Donosti, organizado por Beatriz Preciado. Muchas conferencias, performances, videos, fotos, amistades, fiestas… Quizá lo más interesante del encuentro fueron las coaliciones, redes, y amistades que se fueron tejiendo esos días, entre un montón de bollos, maricas y trans que disponíamos de un espacio de encuentro y de fiesta. Creo que la aportación política más importante que está haciendo Beatriz en estos años no está en sus estupendos libros (recomiendo Testo yonqui a todo el mundo), sino en haber creado dispositivos de encuentro y de creación que dan poder y crean alianzas entre personas que viven en los márgenes del régimen heterosexual.
Pero hubo una constante a lo largo del festival que me inquietó y que llamó mi atención. La exaltación de la pareja y del amor. Elizabeth Stephens y Annie Sprinkle empezaron contándonos sus estupendos trabajos en el terreno del post porno, pero la intervención fue derivando hacia una narrativa sobre su enamoramiento y sobre sus diversas bodas en diferentes colores “celebrando el amor»; la pareja gay Massimo y Pierce, Black Sun Productions, nos contaron cómo “se enamoraron» rodando su primer porno. Maria Llopis nos contó que “ahora tiene novio y quizá se case y tenga un hijo». Annie Sprinkle dedicó su intervención a “esa pareja maravillosa: Beatriz y Virginie». Parte del público se deshacía ante tanto romanticismo, ternura, felicidad y Love Power. Otra parte del público se preguntaba qué hacíamos exaltando la pareja y el matrimonio en un encuentro presuntamente feminista, punk y queer.
Todo esto me dio qué pensar. Me pregunto si la retórica del amor no es sino otro discurso y otra práctica más que hemos adoptado desde el régimen heterosexual. En todo caso, es un discurso totalmente inofensivo y domesticado, algo que no molesta en absoluto al sistema patriarcal y homófobo. Por el contrario, los bollos, las maricas e incluso los trans son mucho mejor digeridos y aceptados cuando tienen pareja (“qué chicos más sanos, ya no son promiscuos») y sobre todo cuando proclaman “su amor» (“fíjate qué majos, se quieren; son como nosotros»). Como decía Foucault, lo que molesta al poder no son las relaciones homosexuales, sino la amistad (http://www.hartza.com/fuckault.htm ). Es decir, la posibilidad de crear redes de amigos, apoyos, afectos, solidaridades, difíciles de localizar, que escapan al control social y que van más allá del modelo binario individualista o liberal: “pareja- amor- matrimonio».
Mi impresión es que el amor sigue siendo el último bastión que nadie se atreve a franquear, a cuestionar. Se plantea como algo universal, ahistórico, intrínsecamente bueno, humano, positivo. Pero quizá no hay un amor en singular, no hay un amor sin historia, no hay amor sin relaciones de poder, de clase y de raza, quizá se puede vivir sin amor. Quizá “el amor» es más complejo de lo que suponemos.
Para mí el amor se basa en la insolidaridad. Me vinculo a una persona, de forma individual, y abandono el resto. La pareja. Dos individuos. Fin del vínculo social. La locura temporal que supone el sentimiento amoroso nos aísla del resto, o en todo caso convierte a la pareja en la prioridad: primero salvo a mi marido, luego ya veremos. Tampoco se recuerda lo cerca que está el amor del odio: cada semana muere en el Estado español una mujer a manos de su marido: “la maté porque la amaba». La propia Elizabeth Stephens nos mostraba en el festival una foto de un pezón sujetado por una llave inglesa, y comentaba: “Es una foto del pezón de mi ex. Ahora pienso que debería haber apretado más fuerte». Parece que la cosa acabó mal entre ellas.
El amor no tiene un original, ni es universal, es más, a mí me parece que es una noción absolutamente heterosexual, y quizá vacía. Es un código que repetimos y asumimos inconscientemente porque es el que recibimos desde las instituciones, en el cine, la televisión, la literatura, el discurso familiar, la escuela, la religión. Nada escapa al amor como valor universal. Haz el amor, no la guerra. Viva el amor. Te amo. All you need is love. Todo lo que necesita el poder para callarte la boca es el amor. Qué bonito es el amor. Millones de canciones repiten la palabra amor. Miles de películas (heteros o gays, da igual) sobre el amor. Miles de parejas se casan cada día “por amor». Dios es amor. Psicólogos, pedagogas, historiadores, sociólogas, profesoras, militantes, políticos, curas, sexólogas, periodistas, cineastas, escritoras, antropólogas, psicoanalistas, humanistas, parados, comunistas, fascistas: todos adoran el amor.
Del mismo modo que la identidad masculina o femenina se adquiere por un proceso performativo de repeticiones de códigos que nos preceden y nos determinan (Butler), aprendemos a sentir y a desarrollar afectos bajo el referente de “el amor». Como si fueran las únicas gafas de que disponemos para ver el mundo, para sentir, para establecer vínculos, para vivir en sociedad. Todos monolingües, hablando el lenguaje universal del amor. Pero hay más lenguas, la política se escribe desde lo intraducible, desde lo incomunicable, desde códigos secretos que tenemos que inventarnos. Babel contra el amor. El amor nos vuelve codificables, comprensibles, integrables, normales. La subversión pasa por otro sitio: que no sepan qué idioma hablamos.
Si queremos desafiar y subvertir el orden social y sexual en que vivimos, hay que acabar con el amor. Desprenderse de esa costra babosa, almibarada y ñoña donde perecemos como moscas en la miel.
Como decía Audre Lorde: “No podemos destruir la casa del amo con las herramientas del amo».
El amor es la herramienta del amo. Estaba escrito, pero no lo veíamos: AMOr.
Javier Sáez
www.hartza.com
Esta carta fue publicada en dosmanzanas el 10 de julio de 2008. Los comentarios que dejaron los lectores podrás leerlos en la entrada orginal.
«un montón de bollos, maricas y trans que disponíamos de un espacio de encuentro y de fiesta»
En vez de preguntarte por el sentido del amor y si es heredado de la heterosexualidad podías preguntarte constructivamente por qué utilizas peyorativos para llamar a las personas LGTB y eso si te garantizo que es heredado de la mezquindad heterosexual y homófoba… pirmero hay que mirarse uno mismo antes de juzgar a los demás. por supuesto Amor antes que insulto
lol, la reapropiación de términos despectivos para la autoafirmación tan sólo trata de eliminar ese uso peyorativo, al contrario de lo que comentas.
me gustó mucho el artículo
me recordó que mi suegra siempre nos pide que no sigamos así, que nos casemos de una vez, o sea: lesbianas, pero casadas como dios manda…
si eso no es tratar de heterosexualizar nuestra relación…
el someterse a términos peyorativos falta a la dignidad de las personas, esto es otra forma más de someterse a la supernormalización heterosexista dejando de ser un hombre libre de orientación homosexual a ser un marica. Los términos análogos son heterosexual homosexual y no heterosexual y marica. Asumir y someterse es derrotismo y falta de dignidad y respeto a uno mismo quizás debido a problemas que han impedido alcanzar la madurez para reconocerse libre de no pertenecer a ningúna relatividad artificial que proviene del mismo ser humano
Por un lado, de nuevo leer la carta me ha resultado provocador y refrescante.
De otro, estoy de acuerdo con Lore. Recuperar en tu grupo, en tu lenguaje privado o social, términos que en el uso general resultaban constitutivos de ofensa y limpiar ese carácter transformándolo en un juego lúdico o en un juego de identidad no tiene nada que ver con someterse al marco en el que el heterocentrismo lingüístico nos ha obligado a jugar sino más bien todo lo contrario. Supone apropiárselo, darlo la vuelta con intención provocadora, desconcertante, frente a las convenciones al uso. En cualquier caso, y puesto que en nuestros procesos personales de construcción identitaria somos nosotros quienes debemos seleccionar qué y cómo lo hacemos, no es obligatorio, lol, que tú o tu círculo utilicéis esos términos (en el mío muy rara vez lo hacemos). Que alguien quiera construirse como marica, frente a quien considera que marica es malo y enfermo, es un desafío al homófobo, con fuerte poder para desarmarlo.
De todas maneras, tampoco estoy del todo de acuerdo con la perspectiva de Javier acerca del amor. El amor es, puede, debe ser transgresor. Y penetrar en el lenguaje del amor es uno de los ejercicios más desconcertantes que podemos desarrollar frente a los demás. El amor ni nos codifica ni nos hace comprensibles, más bien todo lo contrario. Siempre que sepamos que nuestra forma de amar es nuestra, propia, fuerte, diversa. Adivino en la carta un prejuicio antiromántico, un recelo ante lo emocional, que no comparto. Mi elección es la de amar, la de amar a quien quiero, hacerlo públicamente y en voz alta.
No, Javier, no es el amor la herramienta del amo, porque el amo sólo conoce el odio.
No creo que el «amor» en si mismo sea hetero, ni homosexual… el problema, si acaso, es el concepto de amor que tiene la sociedad. El amor puede tener mil formas, depende de quien lo interprete, y desde luego no tiene por qué ir unido al matrimonio, no siquiera a la pareja. Eso es al menos lo que pienso yo, claro. Y lo de que es herencia del régimen hetero… no se. Este régimen es una imposición bastante moderna. Muchos homosexuales en épocas «libres» y socialmente aceptadas, ya hablaban de amor.
Lo que so pienso es que a veces esos «exaltaciones del amor» homosexual responden al prototipo promiscuo que se ha creado de los gays, por lo que a veces se utiliza como «justificación» la cual me parece innecesaria, por dos motivos: 1-cualquier prototipo es absurdo, hay promiscuos heteros y gays. 2- ¿que tiene de malo?. Al margen de mi opinión, me encantó leerte. Saludos.
Un tema tan debatido… Y lo peor es que parece que si vas contra el «amor por norma» eres un frio y una horrible persona.
pero lo cierto es que muchas veces me he planteado hasta que punto todo el mundo se enamora, o nos enamoramos porque es lo que tenemos que hacer.
Muchos heterosexuales se emparejan porque una pareja les da cosas que de otra forma no tienen. (sexo)
Tambien hay gente falta de afecto que no sabe estar sin pareja.
Yo nunca diré nunca, pero entre mis amigos y mi familia tengo todo el afecto que preciso, y el sexo cuando lo necesito lo tengo. (los gays eso no lo tenemos muy dificil). Realmente no veo el momento de necesitar una pareja. Todo lo que va a hacer va a ser que yo retire otros afectos para depositarlos en ella.
Pero aunque esto sea así, si todo el mundo se empareja, yo creo que al final la gente se conforma, y sigue la corriente, porque en el fondo.. «ES LO QUE TOCA».
:S
Un articulo totalmente innecesario, he perdido unos minutos valiosos de mi tiempo.
Joder, estoy enamorado de mi marido hasta las trancas… Asi que soy insolidario, baboso, insolidario, y contribuyo sin saberlo a la homofobia… Pa’mear y no echar gota.
No seré yo quien diga que sólo hay una forma de amar, de hecho en una de mis columnas traté el tema, comentando la película ‘Boy Culture’:
http://archivo.dosmanzanas.com/index.php/archives/6350
El amor no es heterosexual, ni homosexual, ni creo que nadie pueda apropiarse su definición. Es algo íntimo y múltiple, que cada uno vive a su manera, me parece a mi.
En fin, felicidades al autor de la carta por su solidaridad, por saber mantenerse fuera de los dictados de la heteronormatividad, por saber tanto de los sentimientos de las personas enamoradas pese a decir no haberlo estado nunca…
yo estoy absolutamente convencido de que el amor es un invento del siglo XVIII o así
dicen que nadie se enamoraría si no hubiera oído hablar antes del amor
pero ¡es un invento tan bonito!!!
yo es que soy un enamorado del amor
gracias a Javier, que nos hace pensar
Gracias Puto y demás colaboradores por los comentarios. Un año después de escribir este artículo, que me dio muchos problemas, incluso personales, sigo convencido de la necesidad de hacer una genealogía del amor y de cuestionarlo. En efecto decir que es «heterosexual» es algo demasiado simple, pero era una forma de provocar el debate. En todo caso sigo pensando que «el amor» no se puede pensar en singular, o como un «sentimiento universal». Hay que darle historicidad, reconocer contextos culturales y económicos, denunciar sus servidumbres y su carácter imperativo.
Para mí mismo ha sido un esfuerzo renunciar a ese concepto y replantearme mis propias relaciones. No significa que no tenga sentimientos o no cree vínculos con otras personas. Creo que el artículo va más allá, si se lee atentamente.
Las reacciones tan viscerales que produjo este texto (incluyendo una carta infame de Virginie Despentes, que me acusaba de ser un machito que sólo quiere la muerte de las lesbianas) me parece un síntoma de que es necesario mantener el pensamiento crítico sobre esta cuestión.
javi:
tu articulo me/nos dio mucho que pensar el año pasado y con el tiempo transcurrido mucho mas. Creo que con tu texto has hecho que mucha gente estemos dándole vueltas a esto del amor, durante muchos meses, cambiando de idea y discutiendo productivamente.
Hablas de privilegio y nos cuesta reconocer cuánto nos agarramos a él. Entraña un deseo de pertenencia y normalidad, que supone estar en la forma y manera de los demas. Un reconocimiento público que pasa a menudo por parecer ser de cierta manera.
Pienso en cuánto nos entregamos a este «estar enamorados del amor». Cuándo hablamos de hacer redes, ¿sólo cuando nos va mal con el novio o la novia? Cuánto cuesta hacer redes y qué tiene que ver con nosotros… ¿las «familias» de elección»?
Gracias por volverlo a poner en circulación. Hay cosas que tenemos que pensar varias veces…
Pues yo, citando a Crowley (que no tiene el mismo caché que Foucault, dónde va a parar) alego que «Love is the Law, Love under Will». Mientras mi voluntad y la de mi chico sigan en la misma sintonía, seguiremos con lo otro, bajo nuestros propios términos y nuestra propia ley. Y que dure.
Lo cual no quita que el texto sea brillante y bien argumentado, y que la Despentes sea (o me parezca) una perra hambrienta de fama desde antes de su proclamación como Consorte Oficial. Pa’ gustos colores.
El problema no es el amor como tal sino el conceto unívoco que nos venden constantemente de amor. Para empezar debe ser entre hombre y mujer y, además, debe ir encaminado al matrimonio y a la procreación. Ese concepto es de por si simplón y excluyente.
No es de extrañar que muchos gays desconfien de ese concepto heterosexualizado – que no heterosexual- que tradicionalmente nos pretenden vender. Dicho rechazo por nuestra parte es como un principio reactivo ante una sociedad pensada para los heterosexuales.
Por supuesto si el amor se encuentra puede ser maravilloso, pero cuando nos lo venden como una realidad inevitable a la que todo el mundo debe
aspirar es cuando empiezan los problemas.
La cuestión es que nos quieren hacer creer que necesariamente toda persona de bien debe finalmente enparejarse y vivir feliz para toda la vida, pero en el fondo todos sabemos que en muchos casos es una vulgar idealización como tantas otras de nuestra sociedad. Encontrar un buen amor es también cuestión de suerte, como tener salud o no tenerla. Simplemente, no todos corremos la misma suerte. Otros ni siquiera buscan emparejarse, y también deben tener derecho a vivir la vida como les plazca, y poder ser felices a su manera sin ser juzgados.
Otra idealización muy común es hacernos creer que no hay nada mas bello y hermoso que ser padre (o madre), y que toda persona «normal» y responsable debe aspirar a serlo. Sin embargo, también se debe reclamar el derecho legítimo a no ser progenitor, bien por que no te consideres preparado o bien por que no te gustan los niños, ni quieres pasarte las noches en vela cambiando pañales o dando biberones, sin que ello signifique que seas un egoista o una mala persona.
Todo este mundo de falsos ideales está fomentado en gran medida por el mundo del entretenimiento; a saber: cine, TV, literatura, etc.
Hay que empezar a normalizar otras maneras de plantearse la vida sin que ello implique destruir las otras, sino complementarlas y hacerlas visibles y digas.
Completamente de acuerdo con el comentario de Javier, pero menos con el post original. Lo que dice Foucault sobre el problema de la aceptación del afecto es una verdad como un templo, pero ya sabemos que Foucault casi siempre tenía razón. También es evidente que no existe una definición universal del amor, sino distintos amores históricamente codificados, aceptados en ciertos contextos o condenados en otros, que van desde el amor pedagógico de los griegos, que hoy es uno de los mayores tabús de occidente sin haber cambiado de nombre siquiera (pederastia), hasta la solidaridad afectiva con tintes empresariales de la mayoría de los matrimonios homo y hetero, pasando por el amor-sumisión, el amor-camaradería y demás variantes (incluyo, como apunta Javier, también el amor-odio entre ellas, y no es la menos frecuente). Según han sido históricamente útiles para el poder, unas pocas han sido aceptadas, otras ignoradas y otras perseguidas.
Pero esto también puede aplicarse a las relaciones heterosexuales: la idea actual del amor, que es un residuo del Romanticismo aplicado a una noción en el fondo bastante mercantil, no se parece en nada, digamos, al amor cortés ni a otras muchas formas de afectividad heterosexual que se han dado en la historia, muchas de las cuales también han sido perseguidas o ignoradas a lo largo de la historia, y hasta hoy. El poder siempre ha velado por la economía de los afectos y en esto no ha hecho nunca demasiadas excepciones.
En otro orden de cosas, tampoco estoy en absoluto de acuerdo en que se digiere mejor a los que tienen pareja que a los que no. Mi experiencia es justamente la contraria: intentar hacer vida «normal» fuera del ghetto con tu pareja implica enfrentarte a mucha más agresividad que como individuo aislado o como parte de un grupo, ya se trate de buscar piso, ir a un bar fuera del ambiente o sencillamente ir en el metro a determinadas horas por determinados sitios. Nada te hace más visible que tu pareja, ni siquiera unos tacones-plataforma de cuarenta centímetros.
Sigo: tampoco estoy de acuerdo en el asunto de que el amor nace de la insolidaridad, sencillamente porque creo que la solidaridad auténtica (es decir, yo asumo las consecuencias negativas de los actos de otro como si el acto fuese mío) prácticamente no existe fuera de relaciones afectivas muy intensas y desde luego para nada en los «movimientos sociales» a los que no se les cae la palabra «solidaridad» de la boca. Creo que después de «libertad» es la palabra más vacía de contenido de este siglo.
marga: « lesbianas, pero casadas como dios manda…
si eso no es tratar de heterosexualizar nuestra relación…«.
Obviamente no puedo hablar por tu suegra, pero no veo
que pedir que os caséis sea necesariamente un intento
de heterosexualizar vuestra relación; al menos, no
un intento que tenga mucho sentido. Para poder lograr
ese objetivo, el matrimonio tendría que ser
«heterosexualizador», cuando, sin embargo, sabemos que
la heterosexualidad no era una consecuencia, sino
una condición previa para casarse: una relación de
pareja entre un hombre y una mujer no se volvía
heterosexual el día que se casaban, sino que era
heterosexual *antes* y por eso justamente tenían
acceso al matrimonio.
Dejando de lado la componente religiosa, pedir que
os caséis como Dios manda lo interpreto como una
forma de que «normalicéis» vuestra relación. La
norma, no sólo legal sino también social (especial-
mente en gente mayor), sigue siendo el matrimonio.
La clave de lo que ha pasado recientemente es que
la norma ha cambiado para dejar de requerir hetero-
sexualidad y pasar a admitir la homosexualidad.
Antes, casarse era un signo de heterosexualidad (real
o pretendida); ahora ha dejado de serlo. Sigue siendo
signo de normalidad de la relación y, unido a ello,
sigue proporcionando unos beneficios extraordinarios
que se niegan a los no casados. Quizá tu suegra vaya
por ahí: más que pensar en el «como Dios manda», por
las noches piense en el permiso de residencia, en la
pensión de viudedad, en el derecho a no declarar la
una contra la otra, la tributación conjunta, un
(en ocasiones olvidado) más o menos predecible y
ordenado mecanismo de ruptura llamado divorcio, etc.
Hay muchos y muy buenos motivos para no casarse,
pero no creo que mantener el carácter homosexual
(o no-heterosexual) de la relación se uno de ellos.
Y por el otro lado, creo que hay también muchos y
buenos motivos para que nuestras madres nos animen
a casarnos, pero no me parece que la heterosexuali-
zación de nuestra relación esté entre ellos, al
menos de forma generalizada.
«Como decía Audre Lorde: “No podemos destruir la casa del amo con las herramientas del amo”«.
Entendéis esta metáfora? En un primer momento, creí
que quería decir que, para poder ser libres, teníamos
que pensar «fuera de la caja», de forma creativa y
sin servidumbres respecto de los recursos (las
herramientas) de pensamiento que nos había dejado
el pasado opresor (el amo). Ahora, si esto es así,
la metáfora es rematadamente mala, porque un esclavo
de verdad sí podía destruir la casa del amo (incluso
matar al propio amo) con las herramientas que este
ponía en sus manos. Así que no sé si estoy entendiendo
bien la idea de fondo que quiere transmitir… Me
falta todo contexto.
«Así que no sé si estoy entendiendo
bien la idea de fondo que quiere transmitir… Me
falta todo contexto.»
La frase es el título de una conferencia que pronunció A. Lorde y que viene recogido en el libro Sister/Outsider (The Master’s Tools Will Never Dismantle the Master’s House). Te copio el contexto:
«It is a particular academic arrogance to assume any discussion of feminist theory without examining our many differences, and without a significant inpu from poor owomen, Black and Third World women, and lesbians. And yet, I stand here as a Black lesbian feminist, having been invited to comment within the only panel at this conference where the input of Black feminists and lesbians is represented. What this says about the vision of this conference is sad, in a country where racism, sexism, and homophobia are inseparable. To read this program is to assume that lesbian and Black women have nothing to say about existentialism, the rotic, women’s culture and silence, developing feminist theory, or heterosexuality and power. And what doe sit mean in personal and political terms when even the two Black women who did present here were literally found at the last hour? What does it mean when the tools of a racist patriarchy are used to examine the fruits of that same patriarchy? It means that only the most narrow perimeters of change are possible and allowable (…)
Those os us who stand outside the circle of this society’s definition of acceptable women: those of use who have been forced in the crucibles of difference – those of use who are poor, who are lesbianas, who are Black, who are older – know that survival is not an academic skill (…) It is learning how to take our differences and make them strengths. For the master’s tools will never dismantle the master’s house. They may allow us temporarily to beat him at his own game, but they will never enable us to bring about genuine chancge. And this fact is only threatening to those women who still define the master’s house as their only source of support» (pags. 110/112)
Me han encantado tus comentarios, Züber Santa. Estoy completamente de acuerdo con tu postura.
Este artículo me parece sencillamente un estéril ejercicio de retórica. Y sí, provoca… a ratos, arcadas. Analizar un sentimiento (por lo tanto, subjetivo) tan poderoso entre personas en términos de influencias externas, modelos y esquemas no lleva a ninguna parte. Sobre todo cuando el mismo autor no parece comprender el objeto de reflexión.
Es el segundo post en el que se habla (la otra vez fue Ave) de Audre Lorde, y cada vez me parece más interesante. Así que Ave, te pregunto: ¿recomiendas un libro para empezar a conocer mejor las ideas de esta mujer? ¿Sería este? ¿Los diarios del cáncer? Gracias de antemano 🙂
¡Uf! ¿Qué decir a todo esto? Me encanta la carta de Javier porque expone sin ambages una forma de vivir las relaciones que, si bien no tiene nada que ver con la mía, no por eso es menos interesante.
A título personal, pienso que todo depende de la definición del amor que se tenga. Para mí, el amor no tiene que ver con inventos heterosexuales, ni con la palabra amo, ni con algo que deba tenerse o sentirse sólo porque «toca», ni con relaciones de sumisión ni con una perversa interpretación de los términos altruismo y/o solidaridad ni con una conditio sine qua non para sentirse feliz, completa o realizada. Para mí, el amor es algo que surge de dentro para revertir hacia la propia persona y de ahí, se esparce hacia el exterior. Al final, lo que tú esparces es lo que acabas recogiendo.
Aunque me temo que en estos momentos, quizás no soy muy objetiva. 😀
Lo has clavado, Frantic. Es lo que tenemos las personas enamoradas.
Sin duda recomendaría éste primero, Al. Existe una traducción al castellano aquí:
http://uniliber.com/ficha.php?id=1291689
(No conozco la traducción; si lees inglés, puedes comprar el original algo más barato aquí pero si me lo cuidas, no hace falta, te lo presto sin problemas 🙂
Todo lo demás es también muy interesante, pero lo sustancial está en Sister/Outsider. Otra autora a la que merece la pena echarle un ojo es Anita Cornwell y su librito «Black lesbian in white America». Creo que se la conoce muy poco, pero en ese librito hay unas primeras páginas que son explosivas. Lamentablemente no lo tengo porque lo leí en biblioteca, y no sé si en alguna parte tendré o no las fotocopias….
El de Anita Cornwell se puede comprar usado en Amazon. No es barato (además es muy finito), pero a mí me resultó muy interesante:
http://www.amazon.co.uk/Black-Lesbian-White-America-Cornwell/dp/093004441X/ref=sr_1_1?ie=UTF8&s=books&qid=1251216622&sr=8-1
Y también te recomendaría si te interesan estos temas el Women, Race and Class de Angela Davis. Éste es fácil de encontrar (creo).
(bell hooks y todo eso es muy posterior, pero también; pero primero A. Lorde, sin duda).
Muchas gracias Ave, intentaré localizar el original inglés y si no lo consigo, pues nada, a pedírtelo 🙂
yo puedo aportar, para liarla aún más, un poema de amor de Audre Lorde, que me encanta:
Tierra habla y bendíceme con la mayor riqueza
haz que el cielo rebose miel de mis caderas
rígidas como montañas
extendidas por el valle
esculpidas por la boca de la lluvia.
Y supe cuando me adentré en ella que yo era
el viento fuerte en la hondonada de su bosque
dedos susurrantes
miel derramada
de la copa resquebrajada
empalada en lanza de lenguas
en las puntas de sus pechos en su ombligo
y mi aliento
aullando en sus entrañas
con pulmones de dolor.
Avida como gaviota
como niño
sobrevuelo la tierra
una y otra vez.
Sobre la carta:
Hay cosas que nos suceden porque somos personas, independientemente de nuestra orientación sexual. A los heteros les gusta comer, y a nosotros también: ¿deberíamos ponernos en guardia por estar plegándonos a la norma heterosexual? Pues eso. Que levante la mano la persona que nunca haya estado enamorada de otra.
Y es cierto que hay quien respira con alivio cuando ve a un gay emparejado, pero no es por haberle arrastrado a la norma, sino por ver superado el tópico del gay promiscuo incapaz de sentar la cabeza.
La discusión del amor cae fuera de lo que sería un tema LGBT. Pero es cierto que el mundo LGBT ha aprovechado su diferencia de base para desarrollar un concepto de pareja un poco más libre de las convenciones. Es como las bodas: la ausencia de un modelo de boda tradicional perpetuado durante generaciones permite que un LGBT improvise, innove y sorprenda sin complejos en su celebración, mientras que los heteros, por más que prometen ser originales, acaban haciendo tod@s exactamente lo mismo.
Con el amor pasa algo parecido: la promiscuidad, la infidelidad, la prostitución, la experimentación… Asuntos que son tabú para los heteros no lo han sido tanto para los LGBT, que ya de entrada habitaban en el lado oscuro y por tanto serían censurados hicieran lo que hicieran: no tenían nada que perder.
Los derechos civiles y la normalización del colectivo a los ojos de la sociedad nos están sacando poco a poco de ese lado oscuro, y creo que es evidente que eso está promoviendo un comportamiento más «formalito» por parte de los LGBT. Hay quien se rasga las vestiduras ante este hecho, pero a mí me parece únicamente un efecto secundario de la normalización y, como tal lo acepto y lo prefiero a la alternativa de seguir amando quizá más libremente, pero en la oscuridad.
Gracias, Ave. Eres un sol.
Valiente soplap….z. Pues yo debo ser muy insolidaria, con lo que quiero a mi mujer. Deben dar fe mis padres, mis hermanas, mis suegros, todos mis amigos y amigas, del ambiente de insolidaridad que se respira en nuestras relaciones mutuas. Hay que joderse con el teórico.
hola Ave, Zarevitz, el excelente libro de Audre Lorde está editado en castellano, «La hermana, la extranjera», ed. Hora y Horas. El libro de Angela Davis está en AKAL («Mujer, raza y clase»). De bell hooks esta disponible un texto en internet en el libro «Otras inapropiables»:
http://webs.uvigo.es/pmayobre/descargar_libros/otrasinapropiables.pdf
(la descarga es gratuita y legal).
Más sobre el tema en el libro que publicamos hace años, «El eje del mal es heterosexual», descarga gratuita en:
http://www.hartza.com/ejedelmal.pdf
y más en http://www.hartza.com
saludos,
Javier
y la reseña que hicimos en dosmanzanas al estupendo «el eje del mal es heterosexual»
http://archivo.dosmanzanas.com/index.php/archives/3572
¡qué completito está quedando el post!
¡anda que no hemos abierto caminos entre todos!
¿Y por qué todo hay que tomárselo de forma personal? Yo personalmente no me siento ofendida por el artículo; que algo contradiga nuestra experiencia personal no significa que no pueda discutirse o analizarse (y no hace falta entrar en las fobias que cada cual sienta por la teoría queer, la propia Carmen Martín Gaite ya se adentró en esta cuestión en sus Usos amorosos del siglo XVIII, que fue su tesis doctoral, y no creo que nadie la considere una «soplapollas» por ello). Mucho menos entiendo, como ocurrió la primera vez que se publicó la carta, que cuando una persona escribe una cosa las respuestas que reciba estén plagadas de insultos y de una violencia verbal que agárrate tú con las tolerantes.
Parte de la idea de mi texto sobre el amor viene del libro de Monique Wittig, «El pensamiento heterosexual», donde interpreta la heterosexualidad como un régimen político que genera categorías y visiones del mundo, entre ellas la de «mujer» (con una serie de valores). El libro está editado en EGALES:
http://www.red-libertaria.net/noticias/modules.php?name=News&file=article&sid=1432
Pues sí, Ave, comparto tu sorpresa por esa reacción personal. Me pareció una gran debilidad intelectual no entender que mi texto no va contra las parejas o las personas que sienten amor, sino de algo muy distinto. Esta fue la brutal respuesta de Virginie Despentes, presunta feminista punk:
http://www.hartza.com/virginierespuesta.htm
Parece que sólo algunas personas están autorizadas para tener pensamiento crítico o radical (por ejemplo ella). Los demás a callar, o llega la inquisición.
me parece un tanto exagerado decir que el amor es solo una herencia de heterosexuales, no creo lo creo. El amor es una necesidad humana independiente de la sexualidad, en la cual una persona busca compañia, complementaridad, lazos afectivos que no tendra con nadie más, promesas a futuro y tambien sexo, no hay por qué negarlo porque es parte de ser humanos. el hecho que una pareja homosexual busque lo mismo que una pareja heterosexual no significa de ninguna manera una suerte de imitación, sino la respuesta a una misma necesidad.
¿que hay de malo en estar enamorado, de dedicarse a una persona? personalmente he sentido en este articulo una sombra de heterofobia, me recuerda mucho a algunos homofobos que dicen «si un gay usa pantalones ajustados, yo no usaria uno porque no quiero q me confundan», estas usando la misma lógica.
si tu prefieres vivir sin amor, adelante, pero eso no te distingue de ninguna manera de un hetero, porque hay muchos heteros que tambien prefirieron la solteria, solo que ellos no pensaron que se hacian menos heterosexuales o mas cercanos a los gays por el hecho de no tener pareja.
apoyo a al y a zarevits
Pero ¿dónde exactamente dice el texto que haya algo de malo en estar enamorad@?? :-S
Yo me quedo con este fragmento: «Como si fueran las únicas gafas de que disponemos para ver el mundo, para sentir, para establecer vínculos, para vivir en sociedad. Todos monolingües, hablando el lenguaje universal del amor».
A mí sí me parece interesante plantear la posibilidad de no definirnos sólo en función de si estamos enamorados o no. Hay muchas otras formas de definirse y de establecer vínculos y de estar en el mundo, que esto no es una película de Hollywood; que el artículo es provocador, a lo mejor innecesariamente en algunos puntos, vale. ¿Y? Por lo menos hace pensar.
Yo me quedo con este fragmento: «Desprenderse de esa costra babosa, almibarada y ñoña donde perecemos como moscas en la miel». La costra babosa, almibarada y ñoña ¿está mal? ¿Le hace daño a alguien? ¿A alguien le escuece? ¿Por qué hay que renunciar a ella si me hace feliz? ¿Soy «inferior» porque la costra me haga feliz? Sí que el autor se cuida mucho de especificar que ele star enamorado esté mal, pero el tufillo de fragmentos como el que destaco es prepotente y parece distinguir entre «esos pobrecillos» que «inequivocamente» están copiando esquemas heterosexistas (algo muy discutible que toma como dogma) y «los que pensamos de manera más amplia». Yo admito que cada cual tenga la idea de amor y lo viva como quiera, lo que no admito es que se trate a ciertas personas de borregos porque tengan precisamente visiones diferentes a la propia y se tache esa visión de «costra».
Desde luego, tenemos la sensibilidad a flor de piel. Yo al menos no me he sentido tratada como una borrega ni como un ser inferior, y estoy felizmente enamorada.
No, es que el desprecio a quien sea a mí no me sienta bien.
Tampoco se recuerda lo cerca que está el amor del odio: cada semana muere en el Estado español una mujer a manos de su marido: “la maté porque la amaba”.
Alguien que acusa a los que no están de acuerdo con él de ‘debilidad intelectual’ tal vez podía habérselo currado un poco más con esta frase, Javier. ¿De verdad crees que eso es amor? ¿De verdad crees que la persona que mata a su ex-pareja ha estado enamorada alguna vez?
El problema es que tomas como punto de partida para tu reflexión la idea de amor («locura temporal», le llamas) que a tí te interesa para demostrar tus tesis. Pero hay muchas personas enamoradas cuyos sentimientos y cuya experiencia no se parecen ni de lejos a lo que tú pretendes hacer creer que es el amor. Personas que viven el amor de forma tranquila, como una parte más de su existencia. Es verdad que a veces se cometen estupideces o incluso actos profundamente inhumanos en nombre del amor, pero ¿debemos dejarnos engañar? Me parece mucho más razonable pensar que alguien que es capaz de, como dices, maltratar a su pareja ‘por amor’, seguramente también se porta mal con su familia o amigos. La persona que hace eso no es ‘una buena persona’ a la que el amor ha destruído o sacado de sus casillas. Es simplemente un loco peligroso.
Ninguna idea, ni la del amor, ni la de Dios, ni la de la patria, ninguna, justifica la violencia ni el desprecio por tus semejantes.
En el fondo lo que pasa es que el hecho de ser amado no convierte a nadie automáticamente en ‘mejor persona’, y aquí sí creo que estamos de acuerdo. Como diría mi abuela, de donde no hay, no se puede sacar. El amor no es un bálsamo milagroso, no puede convertir a una mala persona en un santo. Alguien que alberga odio en cualquiera de sus formas -homofobia, xenofobia, racismo,…- seguramente no será permeable al amor… El amor se quedará en la superficie, resbalará por su piel sin llegar a adquirir su verdadera dimensión.
En fin, no quiero ponerme pesadito. Me reitero en que no me ha gustado el tono de tu carta, independientemente de los objetivos que persiguieras. Un saludo a tod@s.
Pues sí, Nosololopienso, la cartita no hay por donde cogerla. Por ejemplo: «Para mí el amor se basa en la insolidaridad. Me vinculo a una persona, de forma individual, y abandono el resto. La pareja. Dos individuos. Fin del vínculo social.» …pero, ¿qué dices? Eso será en tu caso, en el mío sigo teniendo amigos, familias (la mía y la de mi marido), conocidos con los que realizo alguna actividad, etc. La manera tan burda en que se generaliza en este artículo lo hace pueril. Y el halo de erudición con que lo viste es más que risible. Sí, todo se puede cuestionar, pero con algo más de enjundia. No basta decir «algunos no han sabido comprender lo que quería decir». ¡Explícate bien! Por no hablar de ese desprecio a la ñoñería (¿quizá a la ternura?) que me recuerda otros desprecios que ciertos sectores de la comunidad LGTB expresan hacia otros sectores. Yo soy ñoño, llevo siéndolo diez años con mi marido y soy muy feliz. Y si no te gusta la ñoñería, no nos digas a l@s que sí nos gusta que «hay que desprenderse» de ella. Por favor.
Y sí, Ave, me lo tomo de forma personal porque estoy harto de las generalizaciones. Las generalizaciones referentes a l@s transexuales, las generalizaciones referentes a las personas con pluma, las generalizaciones referentes a las maneras en que una persona expresa su afectividad… ¿tú no responderías a una generalización sobre las lesbianas?
A ver. A mí no me gusta especialmente el tono de la carta, y desde luego estoy en franco desacuerdo con muchas de las cosas que afirma; peeeeeero ¡¡¡no me siento personalmente ofendida ni agredida!!!, ¡¡es una carta!! No estoy de acuerdo con lo de que el constructo del amor sea algo «heterosexual», ni con lo que muy bien apunta Raúl sobre el maltrato (maltratar no es amar), etc. etc. etc. Pero que eso, digo, no quita para que se pueda reaccionar de otro modo, después de que el año pasado se montara el pollo que se montó tras la publicación de la carta y las reacciones que se vieron (en mi opinión, ultraviolentas, llegó a acusársele de «querer a todas las lesbianas muertas», ¡¡si eso no te parece fuerte!!). Yo estoy a favor de vuestra postura, de hecho, no he dicho nada porque creo que lo habéis dicho todo y no veo que pueda añadir nada más.
Pero dicho esto, no pasa nada por hablar las cosas, creo. Demonios, que es una opinión. Tampoco hay que crucificar a nadie (o sí, ya ni sé).
No sé, quizás no reacciono así porque para mí estar enamorada no es lo más importante del mundo. Cuando he estado enamorada he estado (y estoy) feliz, pero también he sido muy feliz y he tenido cosas positivas sin estarlo. El amor de pareja no es una panacea ni tiene por qué ser algo alrededor de lo que gire nuestra vida, y desde luego para mí es algo provisional (provisional que puede durar toda la vida, pero provisional al fin y al cabo). No es descreimiento, es que creo que se puede ser feliz de muchas maneras distintas y no todo el mundo tiene que pasar por el aro de tener pareja para ser feliz ni para tener una vida plena. Pero al fin y al cabo es sólo mi opinión.
Me gustaría recordar algo que se pasa por alto cuando se comenta el artículo: yo planteo que
«SI queremos desafiar y subvertir el orden social y sexual en que vivimos, hay que acabar con el amor «; repito: SI SE QUIERE HACER ESO. Si uno/a no se plantea hacer una política subversiva, por supuesto que el amor no es ningún problema. Hay que entender el artículo en su contexto, el de un congreso supuestamente radical, subversivo y crítico, que acaba pasándonos videos de bodas. Creo que políticamente eso no tiene ningún potencial de cambio.
Pues yo ahí no te doy la razón, Javier. Precisamente por tener en cuenta el contexto, no se pueden obviar según qué cosas. A mí que mi abuela, que tiene 83 años y vive en un pueblo de Castilla, hable con sus amigas de cómo yo estoy enamorada de una chica y de si me voy a casar o no y de si voy a tener hijos o no me parece (a mí, desde mi experiencia) bastante «subversivo». Yo entiendo que en el contexto en el que se planteaba la idea del amor resultara extraño; pero si la política es contextual, entonces el valor de lo subversivo tiene que serlo también necesariamente. Y dependiendo del contexto, plantear siquiera la posibilidad de AMAR fuera de los patrones ortodoxos es algo subversivo (pienso en el mundo árabe, y sin irme tan lejos pienso en mi prima la del pueblo, a la que las palabras «postpunk» y «pornonoséqué» le suenan a chino mandarín, y con razón). Sigo pensando que os atrapa el discurso y que os dejáis enmarañar en sus trampas dialécticas
Totalmente de acuerdo con tus últimos comentarios, Ave; punto por punto. No he tenido ocasión de leer los que tuvo la carta la primera vez que se publicó y desde luego la acusación que anotas me parece una barbaridad como un piano de cola. Pero es que, como dije, mi tolerancia a las generalizaciones es nula. No puedo evitar saltar. Vengan de quien vengan.
Ave, totalmente de acuerdo con tu comentario 48. Tal vez lo que me pasa es que no comparto no ya el tono de la carta, sino esa estrategia de algunos teóricos de escribir cosas tremendamente polémicas y exageradas para provocar reacciones y poner a la gente a pensar. Creo que es mucho mejor hacer una exposición pausada y razonada del tema a tratar, de sus implicaciones, y lanzar algunas preguntas al aire.
Quizá Javier en su última intervención ha dado en el clavo. Se supone que el artículo era una llamada a personas que están habituadas a este tipo de discurso subversivo, y el motivo por el que provocó reacciones tan encontradas fue porque acabó llegando a otro tipo de público que, como yo ahora, pudo sentirse molesto. Lo que ya me parece muy curioso es que personas que comparten con Javier la radicalidad en el mensaje se lo tomaran tan a pecho.
Respecto a los duros comentarios que hicieron algunos en la carta original, me parecen totalmente condenables. Como bien dices, todo se puede hablar. Un saludete.
#50
Ramén. ;o)
… y llevo ya varios días sujetándome la mano del ratón para no ser la petarda que acabase mandando este vídeo, pero ya no soporto más esta tensión:
http://www.youtube.com/watch?v=IJusXXj1a6Q
Ave, por Tutatis, tienes que regresar algún día a Cantabria y al Turuta jajaja: necesito tomarme unas cervecitas con vos. Excelentes tus aportaciones, como siempre.
Jajajaja, Zuber: a mí la Jurado me parecía más subversiva cuando cantaba lo del Rojo Clave, pero en fin 😉
Zuber:
¡yo llevo toda la semanita cantándola, jajaja!
(por cierto, vamos a tener que publicar la carta de Javier una vez al año, visto lo visto)
pongo una cita de Ortega y Gasset de parte de mi santo, que es muy fan de Javier Saez:
«El amor es una institución, invento y disciplina humanas, no un primo de la digestión o de la hiperclorhidria»
(en el prólogo a El collar de la paloma)