Microluchas de todos los instantes
Leyendo este verano “Reflexiones sobre la cuestión gay” de Didier Eribon, un libro que habría que leer al menos una vez al año por salud mental, me fijé en un pie de página que no es más que una manera intelectualoide de renombrar nuestros refranes algo más vulgares: “un grano no hace granero pero ayuda al compañero” o “tacita a tacita”. Se trata de la frase que da título a la columna.
El caso es que me gustó, y sobre todo me gustó porque imaginé el mundo, en ese mismo instante, como uno de esos diagramas que muestran con luces la actividad cerebral, o la tierra vista por satélite de noche: un gran espacio negro y muchos puntos brillantes con más densidad en determinados sitios, pero diseminados casi por toda la superficie.
Microluchas de todos los instantes: como si la lucha por los derechos de las personas LGTB fuese una serie de microluchas encadenadas a lo largo de la historia, como un montón de silencios rotos, de respuestas que no se ahogaron. Como esas gotas que horadan las más duras rocas a lo largo de siglos y las convierten en arena de playa.
Cada vez que alguien dice “no, eso es un insulto”, cada vez que alguien dice “soy así”, cada vez que alguien cambia de canal, apaga la radio, rompe la página de un periódico o no bota cuando se le insta a que lo haga (recordad el “maricón el que no bote”), se enciende un puntito luminoso en el panel de las microluchas. Microluchas de todos los instantes. También en este momento, en todas la partes del mundo, habrá alguien que esté claudicando, negando, mintiendo. Microbatallas perdidas que esperamos sean menos cada vez.
Todo eso se juntaba en mi cabeza con vuestros comentarios en dosmanzanas: cada vez que alguno de vosotros a lo largo de estos dos años habéis dicho: “eso es un insulto”, “eso es homofobia”, “somos todos iguales”, “ni un paso atrás” habéis entrado a formar parte de la historia por la lucha de los derechos LGTB. Porque nuestra historia no es de grandes batallas ni de nombres deslumbrantes de grandes generales y estrategas. Es una guerra en cada instante por todo el planeta. Porque cada vez que habéis defendido, condenado o respondido habéis ganado una pequeñísima batalla. Ahora sois Wilde en la cárcel de Reading, Lorca asesinado en el barranco de Víznar, un preso anónimo con un triángulo rosa en una celda de Dachau. Porque habéis pasado a formar parte de su misma lucha y de la historia de esa lucha.
Si en algo somos iguales es en que nuestra esquiva identidad (me da miedo usar esta palabra) se ha forjado en contra de un insulto. Y a ese insulto hay que seguir respondiendo con vehemencia, e incluso apropiarnos de él, para que signifique lo que nosotros queramos: ¿quién sabe mejor que nosotros cómo somos? (o, por citar a Sartre “Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros”).
La homofobia tiene muchas formas y una, tremendamente peligrosa, es la que insta a la población LGTB a creer que no hace falta que haga pública su condición, que ya estamos en el siglo XXI y todos somos libres de hacer lo que nos da la gana en privado. No es así: callar es dejar que otros mientan sobre nosotros. Sigamos hablando.
Marica el primero.
elputojacktwist
Esta carta de publicó en Dos Manzanas el 9 de noviembre de 2007. Puedes leer aquí los comentarios que dejaron nuestros lectores.
¿He sido yo el marica? 😛
Buen texto, sencillo y explicativo. Y de acuerdo con él.
Me gusta mucho tu texto!
¡Bravo!
Ha sido un lujazo leerlo mientras oía a Antony and the johnsons.
Gracias por seguir llenando de puntitos de luz el universo.
Uno más de los placeres veraniegos el reencontrarme con esta carta, Putojack.
Para mí también fue esclarecedora la obra de Eribon en tantos aspectos. Y comparto tu idea de que cada día tiene su propia pequeña necesidad de luchar en favor de nuestra visibilidad, nuestra dignidad, nuestros derechos, desde las múltiples formas en que podamos concebirlas, pero también en contra de quienes continúan intentando mantener viva nuestra exclusión.
Comprar el Zero en tu kiosko habitual, el de tu barrio, dar un pico a tu novio o a un amigo a plena luz, invitar a tu heteropandilla a salir contigo por algún local de ambiente, detener un insulto y sacar los colores al emisor con mala leche o con gracia … son comportamientos que pueden sonarnos cotidianos o normales. Pero que siguen siendo microluchas de todos los instantes. El camino hacia la luz.
Me quedo con Sartre… «Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros”)»
nos convirtieron en indignos, de seres humanos nos mutaron en maricones, en reductos últimos apartados de la sociedad y lo más triste es que está tan inoculado en las personas que tanto heteros por ignorancia lo creen como homos por sometimiento se sienten así… esa es la esclavitud de la supernormalización, ni unos ni otros se plantean los estrictos lugares que nos ofrece
Ayer dejé en el blog de Fanfatal el siguiente comentario, firmado como «Un madrileño»:
Bueno Fanfatal, gracias por decir en tu último comentario en Dosmanzanas que los madrileños que no votamos a Esperanza Aguirre nos tendríamos que ir de Madrid.
Se te llena la boca hablando de la falta de tolerancia de los demás, pero tu tolerancia brilla por su ausencia, “demócrata”.
Hoy ya no estaba. Lo ha borrado.
Perdón, mi comentario anterior iba para el blog del estreno de la ópera de Brokeback Mountain.
Esto me recuerda aquel video de Amnistía Internacional cuyo lema era «Unidos tenemos más fuerza». Es el conjunto de estas microluchas lo que, al final, nos está dando la fuerza.
Un placer releer esta carta.
http://www.youtube.com/watch?v=fiunXSER6Ww
Buffff… ni te puedes imaginar lo que ha supuesto la relectura de esta carta justo en un día (en una semana) como ésta en la que he tenido que librar algunas minibatallas que me han dejado k.o. Me lo imprimo, y lo voy a poner en mi mural para echarle un ojo de vez y cuando y sentir los ánimos.
Gracias, Puto.
Totalmente de acuerdo. Las microluchas y el activismo doméstico educan poco a poco a la sociedad.
Un gustazo releerte!!!
Me encanta el concepto de las microluchas, es tan real…
besos.
Admirado elputojacktwist:
Por estos días he tenido la peor de mis peleas con mis mejores amigos porque siempre están haciendo «bromas de homosexuales» delante mío (ellos saben que soy homosexual), al principio me quedaba callado, muchas veces (tal vez por indulgente) pero hace un mes les quité incluso el saludo, a uno en especial, porque llegó a «bromear» con asuntos muy personales míos.
Ellos no aceptan que me moleste tanto, por según ellos no hay homofobía en «sus chistes» no hay intención de herir, objetan que pretendo mucho con querer que los heterosexuales no hagan chistes con el tema homosexual, porque según ellos sería lo mismo que los judíos, los gallegos, los negros se unieran y le prohibieran al resto que hagan chistes sobre ellos.
Me han dicho que los gays (referiéndose al colectivo LGTB) pretendemos sentirlos muy especiales, «cuando nada de especial tenemos», que en el fondo con pedir que se respete de esa manera («tan extremista»), nosotros mismos estamos haciendio «la diferencia» que nosotros mismos pedimos que ellos no hagan.
Una de mis amigas, en una conversación que tuvimos, me dijo sería lo mismo que ella como feminista que es «sufriera» por los chistes «contra las mujeres». Me conseja «aprender a reirme de mí mismo», que eso sería sano y muy inteligente de mi parte.
Dejo en claro que ellos, mis amigos, son gente sana que no haría daño a nadie (salvo ese que ya no es más mi amigo, que hemos roto relaciones porque creo que él sí tiene la intención de dañar, y créame que he roto mi amistad con él porque me siento de esa manera haciendo respetar mi derecho a respeto como gay, como parte de un colectivo al que pertenezco).
Entonces le pido, si puede decirme (aconsejarme) cómo actuar ante esto, porque como gay pienso que mientras en las escuelas se siga «dando por normal» que «por bromear» se le llame a alguien «puto», «mariquita», «trolo»; entonces nunca realmente podremos «ganar ninguna batalla» (ni micro, ni macro).
Decirle que desde ahora en adelante también he puesto freno a esos «chistes», porque me parecen “ un insulto”, “homofobia”, pero insisto mis amigos no son gente de hacer mal. ¿Me comprende?
Gracias de antemano por su respuesta.
Felicidades por la carta. Efectivamente, la unión hace la fuerza, como también las microluchas que acertadamente comentas.
Saludos
Pues yo Milo sobre todo decirte que no desfallezcas nunca y que no permitas que estas pequeñas decepciones se lleven por delante las cosas bonitas que sí tenemos, y que son las que tenemos que cultivar. Es muy doloroso cuando alguien a quien quieres y aprecias no es capaz de ponerse en tu piel ni sentir un mínimo de empatía, y mucho peor cuando ni siquiera intentan comprender… Ya lo creo que sí. Y muy desalentador. Pero por eso mismo no hay que perder de vista lo que tan brillantemente dijo puto en esta columna: «allar es dejar que otros mientan sobre nosotros. Sigamos hablando».
Metabolic: efectivamente, ganaste!!
Muchas gracias a todos, sois muy amables.
Milo: yo no soy nadie para dar consejos, además no me gusta hacerlo. Me da miedo, cada persona es un mundo y cada país es distinto.
El mejor consejo es el que te ha dado Ave: no dsfallezcas. No pienses en la batalla, piensa en las microluchas. Apóyate en los amigos, son muy importantes. Piensa que son homófobos «por tradición», que el conocerte a ti les hará mejores personas.
Tengo un amigo que me ha dado las gracias recientemente. El podría haber sido un homófobo. Su hermano pequeño le ha dicho que es gay (y ha sido a la primera persona que se lo ha dicho) El está orgullosísimo y emocionado y cree que el haberme conocido a mí ha sido la oportunidad que le ha dado el destino para entender a su hermano pequeño.
El insulto es algo que se ejerce desde una posición de poder. Nada como desestabilizar esas bases para que el insulto pierda su magia.
Recuerdo a una chica en el colegio a la que gritaban «puta»
y ella siempre respondía «mi coño lo disfruta»
Dejaron de insultarla.
Bueno, recién llegado de vacaciones llego a tiempo para ver mi petición atendida. Me gustó especialmente esta carta por varios motivos: por resumir el entusiasmo y la vitalidad que desprenden siempre los textos de elputojack, por la recomendación literaria que incluía, y sobre todo porque invita e incita a «echarse un poco para alante» en la vida diaria, venciendo la cómoda postura de «da igual lo que yo haga, no cambiará nada». En fin, gracias.
gracias a ti por pedirla, por leernos y por estar ahí siempre. el gusto es nuestro
elputojacktwist:
Simplemente agracerle sus palabras; tiene usted razón, hay que ser asertivos de manera afable e inteligente, sin perder el buen humor.
Esto lo entendía antes, sólo que no lo había aplicado.
Muy buena carta, seguiré dando mis batallas como lo he aprendido aquí, de verdad que me ha ayudado mucho.
¡Gracias!
Ave: Gracias también a ti.