Budapest se blinda para su marcha anual del Orgullo, llamada en esta ocasión de la ‘Dignidad Gay’
La buena noticia es que la marcha se celebró a pesar de las amenazas y sin ningún incidente digno de reseñar, que los más de 2.000 manifestantes estuvieron arropados por representantes varias organizaciones internacionales (ILGA-Europa, Amnistía Internacional entre otras) y que las fuerzas de seguridad cumplieron con su obligación de garantizar el derecho de los ciudadanos a manifestarse, a mostrar su realidad y a expresar sus reivindicaciones, tal y como habían comprometido las autoridades.
La mala es precisamente que, dadas las extremas medidas de seguridad, con el itinerario de la manifestación acordonado, no había nadie en las aceras para animar ni acompañar a las personas que participaban en el desfile -aunque las cámaras de televisión sí que estuvieron-, ni las pancartas que portaban. Escaramuzas de grupos de extrema derecha sí que hubo algunas, pero tuvieron lugar al menos a 100 metros de distancia de la Avenida Andrássy, por donde discurría la manifestación.
Antes de iniciarse la marcha, algunos representantes de ILGA-Europa se dirigieron a los participantes. Juris Lavrikovs, activista letón que trabaja en la sede de la ILGA en Bruselas, tomó la palabra y dijo estar allí para hacer a todos los LGTB de Hungría que no están solos en su lucha y que les acompañan los corazones y las mentes de millones de europeos. Animó a los que le escuchaban a marchar ‘con orgullo, dignidad y decisión’ y a demostrar a Hungría y a toda Europa que la violencia y las amenazas no les iban a doblegar.
El único incidente lo protagonizó un sujeto de unos 40 años que se infiltró entre los manifestantes e intentó hacerse con la bandera que portaba una de ellos para romperla. El sujeto finalmente fue ahuyentado por los propios participantes en la marcha.