El lesbianismo de Gabriela Mistral, poetisa y Premio Nobel de Literatura, desata la polémica en Chile
«Cuando llegaste, yo no tenía nada, parecía desnuda, y saqueada, paupérrima, anodina como las materias más plebeyas. La pobreza pura y el tedio y una viva repugnancia de vivir. Todo lo has mudado tú y espero que lo hayas visto”
Gabriela Mistral a Doris Dana
El lesbianismo de Gabriela Mistral, la poetisa chilena galardonada con el Premio Nobel de Literatura en 1945, y el amor que sentía por Doris Dana, treinta años más joven que ella y a la postre su albacea testamentaria, han permanecido durante décadas bajo un manto de silencio, censurado en sus biografías, pese a tratarse de un aspecto central de su vida. Únicamente ahora, tras la publicación de «Niña Errante», libro que desvela la correspondencia íntima de Mistral a Dana, comienza a hablarse del tema en los medios.
Incluso así, pese a la evidencia, sectores conservadores de Chile niegan la relación y consideran que las cartas «no son concluyentes». Otras críticas recibidas por la publicación de las cartas ha sido que, incluso asumiendo el hecho de que Mistral fuera lesbiana o bisexual, se trataría de un aspecto que «nada tiene que ver» con su literatura y al que, por tanto, no debe darse relevancia. Hasta tal punto llega la resistencia a mencionar el tema que ni siquiera durante la presentación del libro los intervinientes quisieron pronunciar palabras como «lesbiana» o «bisexual».
«Te lo repito por última vez: yo no soy la bestia de mera calentura física que tú has visto en mí (…), mi culpa fue forzarte al amor, llevarte a él sin que hubiese una sola chispa en tí”, le dice Mistral a Dana. “Nadie puede saber el efecto que tiene en mí el perderte, Dana. Es realmente caer en un pozo vacío y negro: es algo que se parece mucho a la muerte”.
Resulta difícil no entrever en estas palabras el amor que Mistral sentía por Dana…
Como siempre, los argumentos de quienes se oponen a iluminar la orientación sexual de Gabriela Mistral, fuera lesbiana o bisexual, inciden en la necesidad de mantenernos invisibles. Mantener a las lesbianas fuera de la vista, en el limbo de la inexistencia.
¿Cómo que el hecho de ser lesbiana no influyó en su poesía? ¿Podemos eliminar de nuestra escritura, de nuestra visión del mundo, lo que somos? ¿No estaría presente esa invisibilidad, ese no poder ser en los dolorosos y terribles poemas en los que habla de su desgarro ante la realidad? Seguro que alguna poeta española actual diría que sí, que se puede escribir sin que nadie sepa que eres lesbiana. Y luego volvería a encerrarse en su armario de páginas y de palabras. Pero seguiría mintiendo.
Por cierto, un caso cercano al de Gabriela Mistral en nuestro país, aunque ya parece que ha ido quedando clara la cuestión, sería el de la primera mujer académica de la Lengua, Carmen Conde, autora de algunos poemas de amor lésbico realmente maravillosos.
Yo estoy de acuerdo con los «sectores conservadores». El lesbianismo de Gabriela no puede tener ninguna relación con su premio nobel de literatura. La homosexualidad con lo que tiene que ver es con la drogadicción, la promiscuidad, el alcoholismo, la promiscuidad sexual, el crimen en general…¿pero como va a tener que ver eso con un premio nobel de cualquier tipo?.
Me han convencido, los premios nobel son todos heterosexuales, faltaría más. Como todas las personas merecedoras de cualquier tipo de reconocimiento. Eso lo sabemos muy bien aquí en España, desde hace tiempo.
Rukaegos escribió:
«Seguro que alguna poeta española actual diría que sí, que se puede escribir sin que nadie sepa que eres lesbiana. Y luego volvería a encerrarse en su armario de páginas y de palabras. Pero seguiría mintiendo».
Me parece muy interesante esa reflexión que acabas de hacer. Tal vez una poeta pueda creer que oculta su lesbianismo cuando se dirige a un público heterosexual sin la suficiente sensibilidad para leer entre líneas y habrá poemas de temática menos intimista que puedan resultar neutros hacia un gran público. Pero creo que a la hora de escribir poemas más intimistas, la verdadera esencia de la autora tiene que salir por algún lado salvo que prefiera someterse a un juego de imposturas que, al final, puede acabar mostrándose como tal.
Al hilo de esta reflexión que haces, acabo de hacer un ejercicio de distanciamiento intentando releer algunos de mis poemas desde una perspectiva heterosexual, incluso cambiando el género en los poemas en los que éste es explícito y, sinceramente, no me imagino a ninguna mujer dedicando poemas como los míos a un hombre.
«Seguro que alguna poeta española actual diría que sí, que se puede escribir sin que nadie sepa que eres lesbiana. Y luego volvería a encerrarse en su armario de páginas y de palabras. Pero seguiría mintiendo»
Bravo, amigo Rukaegos
no hombre no, por dios
¡una premio Nobel lesbiana!
a ver si se lo van a quitar…
El problema es que algunos confunden amor con erotismo y otros al hablar de erotismo piensan en relaciones sexuales, homosexuales o heterosexuales. Hasta creo que Jesus amo a uno de sus discipulos lo que no significa que haya habido relaciones sexuales. Amor no es sinonimo de erotismo, pero si hubo abstinencia o no, si ocultaba información, si mentia sobre esto o no, ya si yo no se.