Doña Sofía, los gays, las lesbianas y el asno Mandela
Aún hoy me resulta imposible desterrar de mis recuerdos aquella imagen de la Reina Doña Sofía en la que se dejaba besar por el asno alpujarreño “Mandela”, con ocasión de la ceremonia de apadrinamiento del pollino “Lluvia”, en su visita a la Casa del Burro de Rute hace exactamente un año. Una apasionada manifestación de cariño animal, honesto y recíproco, de amor hacia las bestias en desamparo, recogida en primera plana por toda la prensa cordobesa, y que alcanzó a los diarios nacionales tan sólo unas semanas antes de la publicación del libro nefando “La Reina, muy de cerca”, de Pilar Urbano, ese tratado de buenas costumbres en el que Doña Sofía laceraba con fruición a los homosexuales.
Muchos de nosotros sabemos de la rígida educación recibida por nuestra Monarca en tierras germanas y anglosajonas, lugares en los que, entre los miembros de la buena sociedad, sólo es usual manifestar públicamente cariño a los caballos y a los gatos, pero nunca a las personas.
Desde la publicación de aquel “libro abominable”, gays y lesbianas hemos esperado pacientemente, durante todo este largo e intenso año, crucial en el diagnóstico de la buena salud de nuestros derechos civiles, un gesto desde la Casa Real, similar, cuando menos, al que recibió aquella pobre bestia, el burro Mandela, de manos y labios de Doña Sofía.
En cualquier caso, hubiera bastado un encuentro breve y cordial con las asociaciones más representativas de gays y lesbianas de nuestro país, un educado apretón de manos, y una amable despedida hasta otro momento; por ejemplo, hasta el día de su onomástica o el del aniversario de su natalicio: ¡valiente gesto, digno de la Reina Guillermina de Holanda!. Incluso hubiera sido suficiente su mera presencia informal en un acto institucional –como cuando asiste a un oficio religioso- con ocasión de la defensa de los derechos de los homosexuales, sin necesidad de amadrinamientos ni, llegados a más, de nobles discursos como el que ha tenido la valentía de pronunciar el Presidente Obama –ese hombre igualmente religioso- en la Human Rights Campaing el pasado 10 de octubre, y que tanto dará que hablar en el futuro.
Un año después de aquellas festivas instantáneas, de las desafortunadas manifestaciones de la Reina Doña Sofía recogidas en aquel libro -en el que se deja testimonio para la posteridad de la enorme distancia que nuestra Monarquía mantiene aún con una significativa parte de los ciudadanos-, sigue latiendo la herida abierta por aquellas declaraciones.
La irracional sensatez del asno Mandela le habría conducido, sin duda, a lamer la llaga del doliente, a procurarle un precario alivio, aún después de haberle mordido la mano. ¿Salvadas las distancias, sería capaz de mostrar nuestra Reina Doña Sofía igual compasión por los homosexuales?
Eljovenamaril
todavia con la reina sofia… en fin!
Pues claro que todavía: celebración del primer aniversario. Con lo que a la reina le gustan los aniversarios, las fiestas y el colorín.