"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Ecuador celebró la primera unión de hecho entre personas del mismo sexo, desatando la indignación de la iglesia católica

anillos de bodaEn Quito dos lesbianas formalizaron su unión de hecho, tal como ahora lo permite la Constitución ecuatoriana. Una de las mujeres, es Gabriela León, chilena quien se mudó al Ecuador para concretar este enlace. En un inicio los notarios de la nación andina se negaron a realizar la unión, razón por la que la pareja tuvo que acudir a la Fundación Equidad y la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia de Ecuador.

La funcionaria de la subsecretaria de Derechos Humanos comentó al respecto: “Se le recordaron las normas constitucionales (a los notarios) que obligan al directo cumplimiento de los derechos humanos por parte de los funcionarios públicos, se condenó la actitud sexista y discriminatoria de los notarios, y se advirtió la pena de uno a tres años que prevé el Código Penal”. “Se logró que los notarios dejaran la discriminación a un lado y cumplieran con la Constitución, así que para las chicas que estén en el Ecuador que quieran hacerlo, sepan que ya se puede… y para las que no quieran, sepan al menos que tienen la opción”, contó Gabriela. La unión civil pudo efectuarse a mediados de septiembre de 2009.

La noticia causó hondo malestar en la iglesia católica. El presbítero de Guayaquil Alfonso Avilés tildó la nueva legislación como sodomización del país.

“Estamos asistiendo a un eficaz intento de corromper las costumbres de toda la raza humana, a una ‘sodomización’ global y una ‘gomorrización’ global, que cuenta con el apoyo de todas las instancias supremas del poder mundano: ONU, OMS, UNESCO (…) Y todo ello bajo la ‘justificación’ de la ‘no discriminación’ y del ‘respeto a las minorías’. Pero esto es falso, porque, en primer lugar, no hay discriminación cuando no se le da a una persona los derechos que no le corresponden (una persona joven no tiene por qué sentirse discriminada si se le niega la pensión de la tercera edad); y el matrimonio corresponde por derecho natural, por disposición divina, a un hombre y a una mujer. Por tanto, no hay discriminación de nada. Y en segundo lugar, una minoría no merece el respeto por ser una minoría, sino porque sea justa su reivindicación. Y lo que pide esa minoría -equiparar la unión homosexual al matrimonio- no es justo, pues ni tienen los mismos fines (procreación), ni tienen los mismos componentes (hombre y mujer)”, manifestó Avilés.

Yesyd Rodríguez

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