La iglesia católica suspende de sus funciones al sacerdote que casó a una mujer transexual
El arzobispo de Florencia, Giuseppe Betori, ha relevado de sus funciones al sacerdote que hace unos días celebró el matrimonio religioso de Sandra Alvino, una mujer transexual, con el hombre con el que ya se encuentra casada civilmente desde hace 25 años.
Para Betori, el sacerdote ha incurrido en «la simulación de un sacramento, un acto desprovisto de valor debido a la ausencia de los elementos constitutivos del matrimonio religioso». «La biologia, lo que Dios ha hecho hombre y mujer, no puede ser cambiado a través de subterfugios», había llegado a decir el cardenal Renato Martino, presidente del consejo pontificio «Justicia y Paz».
Es poco probable que la noticia haya pillado por sorpresa a Alessandro Santoro, el sacerdote suspendido, que ya había previsto que el matrimonio sería anulado por la diócesis, «pero no para nosotros ni a los ojos de Dios», y que había manifestado que acataría lo que sus superiores decidieran hacer con él.
Espero ansioso la nota de prensa de Crismhom.
No soy especialista en derecho canónico pero tengo la sensación que el castigo que ha recibido este sacerdote, «suspendido», es mucho más grave que el que sufrió el criminal pederasta Marcial Marciel, «apartado» (y mucho tiempo después de conocerse sus fechorías).
El Vaticano tiene muy claras sus prioridades. Yo también espero el comunicado de CRISMHOM para conocer las suyas.