Muere en Londres un hombre a consecuencia de un brutal ataque homófobo sucedido el mes pasado
El respirador que mantenía con vida a Ian Baynham, fue desconectado en la noche del martes pasado. Finalmente nada pudo hacerse por su vida, después de que tres jóvenes de entre 16 y 20 años -dos chicas y un chico- le agredieran brutalmente después de derribarle el pasado 25 de septiembre.
La agresión tuvo lugar a a las once menos cuarto de la noche en Trafalgar Square. Era viernes y la plaza estaba llena de gente, pero los atacantes pudieron ensañarse con Ian, de 62 años, y con su amigo, de 30, que sufrió heridas de menos consideración.
Al parecer esa noche iban a celebrar que Ian había conseguido un nuevo trabajo como funcionario después de un periodo de desempleo. Al pasar junto a sus atacantes, éstos les dirigieron insultos homófobos, a los que Ian respondió, tras lo cual recibió un puñetazo del chico y, una vez en el suelo, patadas de al menos una de las chicas.
La policía busca a los tres jóvenes y ha hecho pública la imagen de las dos chicas, captadas por una cámara de seguridad. La policía confía en que las cámaras también ayuden a encontrar testigos de lo ocurrido.
Que descanse en paz
Para que luego se siga sobreprotegiendo a los menores con todo lo que ello puede llegar a conllevar. Porque vamos, desde los 16 las «niñas» y «niños» (tiene miga la doble vara de medir a la hora de depurar responsabilidades), como dice un dicho popular «saben latín».
Y luego pasa lo que pasa: profesores agredidos y ninguneados (empezando por los progenitores de esos «niños» y «niñas», auténtico origen del problema, en demasiados casos), acciones vandálicas sin poder ser punibles y demás comportamientos generados por una sociedad que maleduca sistemáticamente a esos angelitos de 17 añitos, 11 meses y 29 días hacia abajo.