Una encuesta evidencia discriminación de las lesbianas en clínicas públicas de fertilización en Reino Unido
Al parecer, el sistema público de salud del Reino Unido aún sigue poniendo trabas a parejas de lesbianas que quieren acceder a reproducción asistida para tener un hijo, según una encuesta de la Asociación de la Prensa cuyos resultados denuncia la organización LGTB Stonewall.
La encuesta preguntaba cuántas parejas de lesbianas habían recibido tratamiento y a cuántas se les había denegado y en base a qué, y fue enviada a un total de 166 centros que ofrecen este servicio en todo Reino Unido, de los cuales sólo 41 respondieron. A ninguno de los centros que respondieron le constaba en sus archivos la existencia de lesbianas entre las pacientes ya atendidas. Sólo se informó de dos parejas cuyos casos se encuentran en periodo de estudio.
Sólo siete centros reconocieron haber denegado a lesbianas los tratamientos, mientras que 21 centros alegaron no poder facilitar esta información porque no piden esa información a sus pacientes. Hubo un centro que se negó a responder a la encuesta al entender que violarían la confidencialidad de los datos de sus pacientes. Por su parte, la Comisión de salud de Gales declinó responder a la encuesta y declaró que sólo tratan a mujeres con problemas de fertilidad.
La publicación de esta encuesta coincide con la entrada en vigor de la reforma de la ley en materia de fertilización y embriología, que ha eliminado el requisito de que exista ‘un padre’, cambiándolo por el de que exista un entorno parental adecuado.
Muchos centros utilizan el criterio de la infertilidad para decidir la idoneidad de las mujeres solicitantes para acceder a fecundación asistida, una política que evidentemente dificulta las aspiraciones de las parejas de lesbianas que acuden a estos centros para que les ayuden a ser madres (incluso en el supuesto de que la solicitante tenga problemas de fertilidad, se escudan en que su pareja no los tiene).
Ruth Hunt, perteneciente a la organización Stonewall, ha mostrado su preocupación ante el hecho de que 21 de estas clínicas no guardaran un registro de la orientación sexual de sus usuarias. En su opinión el NHS (‘Sistema Nacional de Salud) debe tener en cuenta este dato para poder detectar las necesidades sanitarias de gays y lesbianas y responder a ellas.
En febrero de este año, Caroline Harris y Julie McMullan amenazaron con denunciar a un centro que se negó a considerarlas infértiles a pesar de que Caroline había pasado por seis tratamientos de inseminación intrauterina en un centro privado, todos ellos infructuosos. Finalmente el centro accedió a su petición.