Una película de Tarzán fue considerada peligrosa por la censura franquista por su riesgo de promover la homosexualidad
Ayer domingo el diario Público presentaba un interesante reportaje sobre la censura cinematográfica durante la dictadura franquista en el que se revelaban algunos de sus aspectos más truculentos. Uno de ellos nos ha sorprendido especialmente: al parecer, el personaje de Tarzán llegó a ser considerado sospechoso de promover la homosexualidad para alguno de los censores.
«La admiración física hacia el arquetipo masculino puede dañar psíquicamente a los adolescentes poco diferenciados, acentuando su complejo de timidez o de angustia sexual, desviando peligrosamente su atención de la sexualidad femenina», escribió un censor sobre «La gran aventura de Tarzán» película de 1959 en la cual el encargado de dar vida al héroe fue el actor Gordon Scott, cuyo aspecto claramente más musculado que el del más clásico Johnny Weissmüller debió inquietar su subconsciente más de lo debido…
Desconocemos si el hecho de que en esta película, según refiere Wikipedia, no apareciera el personaje de Jane, de que Chita no tuviera un papel relevante en la trama o de que Tarzán hubiera ganado en elocuencia verbal y modales pudo influir además en la consideración del censor.
¡Qué bueno! A este paso todas las de romanos también porque encima vestían de colores. Cualquier tio bueno ya promueve la homosexualidad ya que siempre habrán otros tios que se den cuenta y admiren y/o deseen su belleza, a ver cuando se enteran de esto todas las mentes homófobas.
Vamos que al censor le entró el sudor frío cuando vió los biceps, pectorales y cuadriceps de Scott y proyectó sus sueños húmedos en los adolescentes.
Pues claro!! El censor se puso cachondo y pensó que a otros también les podía pasar…
Basta con recordar la biografía novelada de San Terenci Moix (el peso de la paja) y su lúbrica obsesión por Boy para darse cuenta de que el rey de los monos y descendencia; y me refiero a Tarzan e hijo y no a la Pantoja y Paquirrín (aunq tiene su punto), digo que resultaba clarísssimo el poder hipnótico de esos taparrabos capaz de homosexualizar al mas pintado!
Algo de razón tendría el censor…
Bueno, a mí de (muy) pequeño las películas de Tarzán me ponían a cien por hora. Pensándolo fríamente, y si me empeñase (que no me empeño) en buscarle un por qué a mí «rareza», ésta podría ser una explicación tan válida como otra cualquiera.
Bueno, ho, tendréis que reconocerme que Tarzán y las pelis de peplum siempre fueron muy homoeróticas! 😀