El Gobierno australiano aceptaría, con algunos cambios, la celebración de ceremonias civiles entre personas del mismo sexo en la capital
Finalmente, el Gobierno australiano no impedirá que las parejas del mismo sexo que deseen contraer una unión civil en el distrito federal (que alberga a la capital del país, Canberra) puedan celebrar una ceremonia pública. A cambio, el distrito federal deberá introducir modificaciones en la legislación recién aprobada, de forma que las parejas que además de contraer administrativamente una unión civil deseen celebrar una ceremonia deban tramitar además una solicitud especial.
Así lo ha anunciado el fiscal general de Australia, la persona que formalmente debía haber ejercido el derecho de veto sobre la ley a petición del Gobierno federal. En Australia, como ocurre en algunos otros países organizados de forma federal (como Estados Unidos) el distrito que alberga a la capital no tiene atribuciones legislativas plenas y la administración federal se reserva ciertas competencias. Como informábamos ayer, la Asamblea Legislativa del distrito federal australiano aprobó a principios de mes una modificación de su ley de uniones civiles que hacía posible la celebración de ceremonias, algo que no gustaba al Gobierno federal presidido por Kevin Rudd, que pese a su filiación laborista se está revelando como un político especialmente homófobo. De hecho, ayer se celebró ya la primera.
Los grupos LGTB permanecen cautelosos ante el acuerdo, sobre el que afirman no haber sido consultados. Corey Irlam, portavoz de la Australian Coalition for Equality, ha manifestado su temor de que el acuerdo suponga realmente la autorización de ceremonias que carecerían de valor legal en sí mismas, algo que queda lejos del espíritu inicial de la reforma. Irlam ha aprovechado en cualquier caso para recordar que su reivindicación última es la igualdad jurídica a la hora de poder contraer matrimonio.