«Tengo muchos amigos heterosexuales»
Hace unos días estaba de visita en casa de un viejo amigo y nos reíamos los dos a costa de algunos topicazos sobre los heteros. De repente, su reciente novio terció en la conversación bastante molesto, acusándome de generalizar, y asegurando que él ‘tenía muchos amigos heteros’. También me dijo que no entendía por qué tenía que haber bares gays o una cultura gay, que para él su orientación sexual no es sino una circunstancia. Que dado que ya no estamos discriminados, el activismo ha perdido su sentido salvo en casos puntuales. Que lo que yo llamo ‘homofobia’ no es sino la consecuencia de la mala imagen del colectivo, en parte por el ‘lamentable espectáculo’ que ofrecemos en el desfile del Orgullo, y que la culpa la teníamos los activistas –entre los que, al parecer, me incluía-, que siempre estamos hablando en femenino y tal, pero nos molestamos cuando un hetero nos llama maricón. Que el verdadero activismo está en la naturalidad, en mezclarse con los heteros y en ir de la mano no sólo por Chueca, sino por cualquier calle en cualquier ciudad. Y que aunque haya heteros homófobos, también hay homosexuales que son malas personas, que se empeñan en llevar una vida marginal, que engañan a sus parejas, que son promiscuos, que roban, que estafan…
A todos estos ‘argumentos’ intenté responder sin perder las formas, hasta que empezó a entrarme hambre y la conversación alcanzó un grado de acaloramiento que sólo me permito en las discusiones con mis amigos. Me despedí educadamente y me fui a casa pensando en la frase con que se inició la diatriba: ‘Yo tengo muchos amigos heterosexuales’.
Yo también tengo amigos heterosexuales. Entre nosotros no hay tabúes. No lo es la homosexualidad, así que si a alguno de ellos se le escapa algún chiste –una de mis mejores amigas, Carmen, suele decir ‘Hace un frío que mata maricones’– no pasa nada. Pero tampoco es tabú la heterosexualidad. Cualquiera que sea mi amigo tiene que aceptarlo, y debe estar preparado a que yo también haga bromas sobre ellos, a que ponga en duda o critique su estilo de vida. Es lo que tiene la amistad, que para ser verdadera, tiene que basarse en la reciprocidad.
Yo tampoco creo que los bares o barrios gays sean la solución al problema, pero mientras la mayoría de los heteros sigan encerrados en su propio ‘ghetto’ heterosexual, si tengo que elegir, desde luego lo tengo claro. El problema con los heteros –y con aquellos gays y lesbianas que viven cómodamente entre ellos- es que no se dan cuenta de que ellos también viven en un ‘ghetto’, que ellos también tienen que derribar las barreras de un mundo que les limita y que no es todo lo incluyente que debiera.
El novio de mi amigo seguramente me reprendió porque vive otra realidad. Una realidad que le hace pensar que las barreras entre los dos ‘ghettos’ han desaparecido. No le culpo, con esos fantásticos amigos suyos. Unos amigos que –estoy seguro- le defienden igualmente ante cualquier insulto o broma, que cuando van al fútbol y alguien llama ‘maricón’ al árbitro, se sorprenden de que aún quede gente tan antigua y se encaran con el homófobo aficionado. Amigos que no tienen problema en ver con él una película de temática gay, por mero interés histórico, para informarse de cómo eran las cosas antes, cuando había ‘ghettos’. Amigos a cuyos hijo puede regalarles un cuento como ‘And Tango makes three’, que cuenta la historia de una familia homoparental de pingüinos, sin miedo de que le acusen de querer ‘amariconar’ al niño.
Si el novio de mi amigo vive en una realidad así, no me extraña que defienda a sus amigos a capa y espada, y que le parezca desproporcionada e injusta cualquier iniciativa, cualquier idea, ya sea un chiste, ya sea el desfile del Orgullo, ya sea la existencia de asociaciones LGTB, que ponga en duda su convicción de que en este tema, hace tiempo que alcanzamos nuestra meta. El problema es que su convicción viene de una de esas generalizaciones que tanto odia. Porque no todos los heteros son como sus amigos, ni todos los homosexuales, ni todos las y los activistas son como él se piensa. Lamentablemente, aún quedan muchas personas, aquí y en todo el mundo, para quienes su orientación sexual ha sido –en algunos casos tristemente- definitoria. Que deje de ser así depende de que todos -también los heterosexuales- hagan un ejercicio de autocrítica.
Nota: Esta columna será la última por algún tiempo, espero que no sea mucho. Un abrazo a todas y todos.
Dile al novio de tu amigo que baje de las nubes o que, al menos, se esfuerce por ver un poco más allá de sus propias narices. Sólo desde un punto de vista absolutamente subjetivo, parcial, sesgado y (ahí va la palabrota) «ghettizado» (que dios me perdone) se pueden decir tantas tonterías juntas (de homofobia interiorizada mejor ni hablo para no extenderme demasiado). Y se quedaría más ancho que largo. Hay que joderse.
Muy buen artículo.
Siempre que se habla de guettos se lo ve como algo malo, condicionado, limitado, estrecho de mentes. Pero una persona se siente bien estando con los suyos, con alguien que es similar porque comparten un vínculo, tienen algo que los une. En cambio los heteros y los gays por más amigos que sean, y sean mente abierta las dos partes, siempre va a haber una brecha porque no te sientes identificada/o con esa persona.
No funciona mezclar el agua y el aceite. Puedes juntarlos pero siempre van a estar separados sin poder unirse. El que va de progresista y dice que tiene muchos amigos heteros, o muchos amigos gays, se engaña a sí mismo. La homofobia y la heterofobia tarde o temprano afloran.
Lo peor de todo es el mal sabor de boca que suelen dejar estas conversaciones y la sensación de derrota que te queda casi siempre.
Hoy me ha cogido sensible, que le vamos a hacer….
Soy hetero. No es que tenga muchos amigos LGTB… es que todos lo son. La gente con la que me relaciono, mi mejor amigo, mi mejor amiga, parte de mi familia… Los locales por los que salgo, las páginas que visito, las asociaciones a las que pertenezco… Pero muchas veces, cuando leo Dos Manzanas, me siento tratada como una mierda de homofoba en potencia por el hecho de ser hetero. Y parece que si digo como soy, es como justificarme o algo así. Se que la homofobia está ahí, en todas partes.
Que todo el colectivo LGTB han tenido que sufrir (y siguen sufriendo) todo tipo de discriminaciones y que yo, por el hecho de ser hetero, no las he tenido que sufrir (sin entrar en pormenores, que la sociedad tiene mil motivos para discriminarte), lo se.
Pero yo salto como una fiera cuando se rien de los gays, porque me molesta, y he perdido amistades (que al parecer no lo eran tanto) por ese motivo. Y no me molesta el Orgullo, VOY. Y no me molesta que algunos hablen en femenino o tengan pluma, cada uno es como es y nadie tiene derecho a juzgar.
A mi tampoco me gustan las generalizaciones, a lo mejor estoy equivocada en mil cosas, pero no es justo, pienso, combatir la discriminación con más discriminación. Yo voy a seguir siendo como soy, por mas que me rechacen por ser así en cualquiera de esos ghettos o bandos montados.
Y después de este discurso egocentrista, Raul, que me suelen gustar tus columnas y que espero que no falten mucho tiempo. Pero no te rias de los heteros, porfa, que aunque muchos hay hijos de puta, algunos somos mas incultos o faltos de conocimiento que otras cosas.
Magnífico artículo, todavía me estoy riendo entre dientes por la similitud con algo que me pasó hace muy poco : un gran amigo mío-gay como yo- me dijo con desprocupada inocencia que «los homosexuales lo habíamos conseguido todo en España…».Yo le respondí que en modo alguno compartía su opinión y que la homofobia y la discriminación seguían ampliamente presentes.
Estábamos pasando unos dias en una casa de turismo gay-friendly y esa noche tuvimos que soportar un desagradable episodio consitente en una serie de cantos de contenido homófobo procedentes del jardín de otra casa cercana. Yo me volví a mi amigo y le pregunté: ¿ No decías que los gays ya lo habíamos conseguido todo ?. Como se suele decir, le cerré bien la boca pero, creedme, no me alegró en absoluto.
Olga precisamente si sigues esta página habrás sido testigo de como la homofobia no es patrimonio exclusivo de los heteros.
Yo siempre he preferido hablar de heterosexismo / heterocentrismo, y así diferenciar hetero (la orientación sexual) de heterocéntrico (la ideología discriminatoria). Igual que no es lo mismo ser macho que ser machista 😉
Cada uno tiene su propia realidad y sus propias ideas y maneras de vivir, pero los de siempre, cómo no, siguen sin aceptarlo. Me ha gustado mucho esta columna, ya era hora que alguien conocido os diera una opinión diferente a la vuestra, A ellos no les podéis tachar de «trolls», más que nada porque sin Internet no podéis.
Y digo lo mismo que tu amigo (bueno, ahora ya no debe serlo, claro): Si vosotros mismos os llamáis «maricón», no esperéis que los demás dejen de hacerlo.
Cada uno tiene su forma de pensar, ni mejor ni peor que la vuestra, algo que todavía no habéis logrado entender.
«Yo siempre he preferido hablar de heterosexismo / heterocentrismo, y así diferenciar hetero (la orientación sexual) de heterocéntrico (la ideología discriminatoria)».
Exacto. Has dado en el clavo, Rafa.
#7 Alucinado:
La cosa está en las formas. Si tú me dices «maricón» con cara de desprecio yo lo entenderé como un insulto. Si me lo dices con una mirada cómplice y con una sonrisa a lo mejor entenderé que me lo dices con todo el amor del mundo de un amigo.
Pues me gustó mucho el escrito, y estoy de acuerdo con él en casi todo, quitando, por ejemplo, que a mí me desagrada algunas mascaradas del desfile del orgullo y el tratarse en femenino entre hombres, aunque sean homosexuales.
No tenemos que coincidir en todo, todos, ¿verdad?
Una cosa es que la homofobia no es ninguna broma, y que hay que luchar siempre contra ella al igual que contra otras formas de machismo. Otro tema es que tanta pluma y tanto llamar la atencion da pena (o asco).
Yo soy gay y no me siento identificado sino mas bien repudiado por el comportamiento de otros homosexuales. La orientacion sexual de las personas no deveria definir su personalidad… Pero por contra nos encontramos a la gente incluso sin tener pluma, haciendo la petarda (con pluma) solo para integrarse en el colectivo y sentirse apoyada (una especie de codigo social). Esto se esta volviendo cada vez mas penoso. La defensa se convierte en un arma en nuestra contra.
#7 Alucinado: «Cada uno tiene su forma de pensar, ni mejor ni peor que la vuestra, algo que todavía no habéis logrado entender.»
No claro, si esos pobres neonazis tienen tanto derecho a desear mi muerte como yo a exigir que me respeten.
#11 Jordi: «Otro tema es que tanta pluma y tanto llamar la atencion da pena (o asco).»
No si es que les gusta que no pasar desapercibidos, que los insulten, les digan que dan pena (o asco) o incluso golpeen. Si es que en Irán los hombres afeminados quieren que los operen y conviertan en mujeres, lo están pidiendo a gritos. En Iraq, con la excusa de que los golpean en la calle, consiguen que sus amigos vayan a hacerles las compras, los so vagos; si con tal de no salir de casa, lo que hace la gente…
Jordi, quizás deberías reflexionar un poco más sobre el asunto.
#7
Verás alucinado, es que resulta que las formas de pensar, asi como las ideas, o las religiones, o cualquier otra forma de idea o pensamiento, no son sagradas por el hecho de que sean sostenidas por otra persona.
Es decir, si a mi me da la gana, yo puedo criticar a quien sostenga equis forma de pensar, si yo creo que es incorrecta.
Y de la misma forma, ellos podrán criticarme a mí.
Así es como avanza la sociedad, a base de del debate y la confrontación de ideas.
Lo que no se puede hacer es empezar a pedir el respeto a las ideas.
Jo, pues yo no estoy de acuerdo con Silvia mi mejor amiga es hetero… Yo no me llevo bien con la gente cazurra y esa, lamentablemente, está en todos lados. Es cierto que sufro de heteropatriarcadofobia, pero estoy bastante lejos de la heterofobia.
Yo me tomaría muchas copas con mucha gente y ni un café con Bright o fanfatal y supongo que ellos tampoco se lo tomarían conmigo.
Felicidades por la columna. La verdad es que estas conversaciones suelen acabar en punto muerto; curiosamente, pueden acabar peor si el interlocutor es un gay con una homofobia tan interiorizada que ni tan siquiera es consciente de la misma. Me hace gracia el detalle de que al final nos callemos porque siempre suele ser el novio/a de un/a amigo/a y preferimos conservar a nuestro/a amigo/a de toda la vida. Es más habitual de lo que parece.
Y los que siguen manteniendo la falsa idea de que «Todo está conseguido» yo tengo comprobado que viven en sus mundos de Yupi particulares. Basta con hablarles de las últimas agresiones en Italia o Gran Bretaña (o incluso aquí) y se quedan mudos. Lástima que al día siguiente no hayan recapacitado y sigan difundiendo la misma e irreflexiva ideología intoxicada. O no leen o no escuchan a su alrededor o no quieren saber, que quizás sea lo peor.
Saludos
A las afueras de Chueca hubo un cartel (no sé si ya desapareció) que ponía:
«aquí empieza el ghetto heterosexual»
No puedo estar más de acuerdo
Gracias por tus columnas y ¡vuelve pronto!
Excelente artículo Raúl. Lo que iba a decir me lo ha quitado Carrington del teclado.
Comprendo que un tipo que no tenga televisión, no compre prensa, huérfano y sin familia con un trabajo en el que esté solo pueda pensar así. Pero los que vivimos en sociedad, tanto homos como heteros, comprobamos constantemente los prejuicios e insultos contra homosexuales o mujeres o inmigrantes.
Mi experiencia es que los que dicen «ya está todo conseguido» y que «el ambiente es un gueto» son personas que no salen de los sitios de ambiente ni con agua caliente. En realidad es una excusa cobarde para no posicionarse, para no violentar a sus amigos con los que no tiene demasiada confianza en el fondo (por culpa propia no de los amigos).
He conocido a personas que estaban agradecidas a sus amigos por tolerarles, si lo ves desde fuera es totalmente humillante.
Genial, Genial, Genial.
Bueno, me alegro de que en general os haya gustado y os haya hecho pensar a algunos.
Es cierto, como dice Ave, que estas cosas te dejan un sabor amargo. Suscribo lo que dice Julius en esa misma línea, de que cuando dejas sin argumentos a alguien que piensa así, no te alegras de tener esos argumentos.
Olga, no te sientas ‘observada’ ni en en punto de mira, creo que los gays tenemos un sexto sentido para distinguir a las personas como tú. Alguna vez he leído con interés tus comentarios en la página y te lo digo sinceramente, me encantaría ver una columna tuya en DM o al menos una carta de vez en cuando. Y créeme, que lo que desató el enfado del novio de mi amigo era algo muy inocente, un chiste como puedes contar tú con tus amigos.
Rafa, es verdad que los términos ‘heterocentrismo’ y ‘heterosexismo’ son muy adecuados para describir lo que les pasa a aquellos heterosexuales (también homosexuales) que, sin desplegar grandes cantidades de homofobia, dan por sentado cosas que no deberían dar.
Es verdad que en algún tiempo no asistiré a nuestro encuentro de los martes,pero sigo por aquí. Supongo que me vendrán bien algunas lecturas, y algo de cine del que nos recomienda nuestro jacktwist. Seguro que se me ocurren ideas para nuevas columnas.
Un abrazo a todas y a todos.
Y a mi que el «neonovio» de tu amigo me recuerda a un «colega»…El discurso calcaíto.
Discurso que me produce tanto hastío que paso.
Cada vez que algún amigo/conocido me sale con lo mismo suelo responder que yo no frecuento el «ghetto hetero» pq me parece tremendamente cerrado, aburrido, sexista y superficial. Total puestos a escoger ghettos me quedo con «el los de mi raza».
Y ni que decir tiene que cuando alguno me habla mal de la pluma le clavo dos…
Una excelente columna Raúl, como todas las tuyas. Y una pena tener que escribirla, comentarla y explicarla.
Espero/deseo que no tardes en volver a regalarnos tus palabras.
Un abrazo muy fuerte, amigo.
*- Nota: yo también tengo muchos amigos heteros…hasta que los reconoces en un cuarto oscuro o te los encuentras en una sauna y dejan de serlo…heteros, claro… 😉 Momento en el que, según ellos, pasan a querer ser «empáticos con la causa gay», «experimentadores de novedades», «bisexuales temerosos y pseudoarmarizados», «defensores de la bisexualidad global » y eufemismos varios todo por no soltar un: «¡¡¡NENAAAAA QUE ME GUSTA MÁS UNA XXXXX QUE A UN TONTO UN LÁPIZ!!!
Hay mucho más de lo que se ve y todos temenos muchos amigos gays…
Gracias Raul, me coge en un momento sensible. Leyendo los comentarios a esta columna, recuerdo que en el instituto (ya ha llovido) tenía un grupo de amigos y yo era la única mujer. Yo pensaba que me trataban de igual a igual, pero poco a poco fui notando que no era así. Por entonces tenía yo un novio que les caía muy bien a todos, y hablando un día del tema de las despedidas de solter@s (que me repatean), me quedé helada cuando me dijeron «de todas formas, nosotros iríamos a la despedida de el, no a la tuya». Les pregunté que por qué, si ellos eran mis amigos… y me dijeron que, claro, yo era una mujer y…
Lo que vengo a decir es que la sensación que me da es que por mucho que quiera o que entienda a alguien, si es gay, siempre me va a poner la barrera por ser hetero… por suerte no es mi caso, y, ahora si, los amigos que tengo confían en mi y me tratan de igual a igual.
Pero como muchas veces he leido aquí, no se le puede gustar a todo el mundo, ¿no?
Por si aun no se ha notado, yo defiendo la libertad por encima de cualquier cota o molde que se le quiera imponer a las personas. A la gente le resulto un poco «flower power» y no me suelen entender demasiado. Los heterosexistas (gracias por el término, Rafa) me tachan de bisexual o lesbiana reprimida, y la verdad es que me va provocarles y escandalizarles un poco es una pasada escandalizar a un ultrapepero homófobo). Y lo que me trae a Dos Manzanas es aprender…porque veo que la gente está encerrada en su heterocentrismo (gracias, gracias, Rafa!!!) en muchos casos por que no se molestan en conocer nada mas.
Y una vez mas, gracias por tu comentario, no sabes lo que me ilusiona que la persona que escribió la columna que me enganchó a Dos Manzanas me diga que ha leido con interés mis comentarios…;). Vuelve pronto.
Cada uno tiene su propia realidad y sus propias ideas y maneras de vivir, pero los de siempre, cómo no, siguen sin aceptarlo. Me ha gustado mucho esta columna, ya era hora que alguien conocido os diera una opinión diferente a la vuestra, A ellos no les podéis tachar de “trolls”, más que nada porque sin Internet no podéis.
Y digo lo mismo que tu amigo (bueno, ahora ya no debe serlo, claro): Si vosotros mismos os llamáis “maricón”, no esperéis que los demás dejen de hacerlo.
Cada uno tiene su forma de pensar, ni mejor ni peor que la vuestra, algo que todavía no habéis logrado entender.
Claro, para Pepón resulta que los que piensan diferente al corriente oficialista de DM y los nazis son lo mismo. Ahí queda retratado vuestro doble rasero.
Primero infórmate sobre lo que son los nazis y luego habla,
malo:
«La cosa está en las formas. Si tú me dices “maricón” con cara de desprecio yo lo entenderé como un insulto. Si me lo dices con una mirada cómplice y con una sonrisa a lo mejor entenderé que me lo dices con todo el amor del mundo de un amigo.»
Repito, cada uno tiene su manera de entender las cosas. Pero tenéis la manía que todos los gays tienen que ser como vosotros y tienen que entenderlo todo como vosotros.
Tú lo has dicho: a lo mejor lo entenderán… O a lo mejor no.
Repito: si vosotros mismos os referís a vosotros con estas palabras que, sea con el tono que sea, son despectivas, no podéis esperar ni exigir que los demás dejen de hacerlo.
Para ser respetado primero hay que respetarse a uno mismo. Y si no, acatad las consecuencias de vuestro vocabulario.
Y lo peor es que luego lo pagamos todos, incluso los que no hablamos de esa manera.
Eso sí es injusto.
dexter morgan:
«resulta que las formas de pensar, asi como las ideas, o las religiones, o cualquier otra forma de idea o pensamiento, no son sagradas por el hecho de que sean sostenidas por otra persona.»
No, pero cuando esa persona que opina diferente es un conocido vuestro e incluso un amigo, entonces os calláis como p****. Por eso digo que me encanta que de vez en cuando os den estos jarrones de agua fría cuando salís de esta dictadura que es DM, al daros cuenta de que no todo el mundo piensa igual y que no los podéis censurar como aquí.
«Es decir, si a mi me da la gana, yo puedo criticar a quien sostenga equis forma de pensar, si yo creo que es incorrecta.
Y de la misma forma, ellos podrán criticarme a mí.»
Ya, pero si yo opino diferente me quiparan ni más ni menos que con un nazi. Esa es la gran diferencia entre el respeto y en lo que se ha convertido DM.
«Así es como avanza la sociedad, a base de del debate y la confrontación de ideas.»
Con censuras como la de DM la sociedad no avanza, retrocede. Aquí no hay debate alguno, a la que hay alguien que no gusta como piensa se le quita el mensaje y se le tacha de nazi. Qué cínico.
«Lo que no se puede hacer es empezar a pedir el respeto a las ideas.»
Si no se respetan las ideas de cada uno, ¿cómo va a haber debate?
Tú mismo te contradices.
En un debate lo primero que tiene que haber es respeto, algo que en DM no se sabe ni lo que es; ni interesa, claro.
¿Yo me contradigo?.¿En que me estoy contradiciendo?.
El que habla de censuras en DM sin aportar ni una sola prueba eres tu.
¿Cuando se han dejado de publicar en esta web, notas de colectivos lgtb solo por no estar de acuerdo con ellos?.
¿Se le quita el mensaje?. Uy si, es tan dificil hacer click para desplegarlo, que horror.
Aqui vota negativo quien le da la gana, y por lo general, se suele votar negativo mensajes demagogos e insultantes.
Igual el que se contradice en un mismo mensaje eres tu, que sigues empeñado en hablar de respeto por aqui, respeto por alla.
Ahora no me estás respentando ¿no?.
Como siempre, una reflexión aguda e interesante, Raúl. Espero que no tardes mucho en regresar con tus columnas, porque al menos yo voy a echarlas de menos.
Yo también tengo muchos amigos heterosexuales. De hecho, la mayor parte de mis amigos lo son. Pero amigos-amigos, de los que te echan un cable cuando lo necesitan, te pegan una advertencia cuando la mereces, y sobre todo te aceptan tal y como eres. Por eso a lo mejor de mi relación con los heterosexuales tengo una visión muy distinta de la del novio de tu amigo, o de algunas de las opiniones que se han venido exponiendo.
Entre los comentarios del tal novio hay algunas «perlas» que me han llamado la atención, sobre todo por la ignorancia que desprenden; fruto seguramente de la propia dificultad para mirarse en el espejo y no ver a alguien tirando a despreciable, como la sociedad le ha venido contando. Entre ellas esa de que la culpa es «de los activistas que siempre están hablando en femenino y tal». No tengo muy claro que conozca a muchos activistas, pero los que conozco yo utilizan el masculino para hablar, y sólo excepcionalmente, y en contextos fiesteros, utilizan el consabido «nena» para hablar con sus amigos. Imagino que confunde «activistas» con personas del «ambiente», dos mundos bien distintos y que por lo general, al menos en mi ciudad, no se tocan demasiado.
Es gracioso cuando este chico y discursos como los que aquí le han avalado acaben defendiendo la pluralidad como si la pluralidad fuera, precisamente, aceptar que sólo sus tesis son válidas. Y digo esto porque siempre exponen su derecho a ser «normales» atacando a quien decide vivir o expresar su sexualidad de otra forma y culpándolo de sus traumas, problemas y frustraciones. Pero claro, regresamos a un problema clásico de la «antropología del armario»: cuanto más encerrado estás, cuanto más necesitas disimular u ocultarte, más vulnerable eres a los insultos y más paranoico te vuelves, hasta el punto de ver a cualquier persona, por «normalizada» que esté, que viva abiertamente su homosexualidad, a un enemigo potencial.
En realidad no es la «corriente oficial» de Dos Manzanas (suponiendo que tal cosa exista), ni son los colectivos, ni son los hombres y mujeres que cada año festejan su apuesta y su vida en el Orgullo los que tratan de imponer códigos a quienes prefieren vivir de otra forma. Antes bien, ocurre lo contrario. Son los que dicen vivir «con discrección» los que se consideran afrentados e insultados por las decisiones libres de los demás, decisiones que pueden incluir subirse a una carroza o a unas plataformas, saltar o brincar, reivindicar o exigir.
Entre mis amigos heterosexuales hay muchos que han colaborado con el activismo lgtb, hay algunos que han ido al Orgullo, hay todos que me respetan a mí y que están encantados con mi novio al que han abierto los brazos con todo el calor que podían darle. En ocasiones, cómo no, tenemos puntos de vista discordantes: y Alberto es un hueso duro de roer con lo de las adopciones, pero es que es cura y bastante hemos avanzado en la eliminación de sus prejuicios; Rafa, que trabaja mucho por países africanos, se resiste a entender que tengamos una visión tan crítica de la iglesia católica, porque para él sus representantes son las monjas misioneras de Togo y no los monseñores. Pero hasta ahí. De la misma manera que podemos no estar de acuerdo en si una película nos gusta o no, en las políticas educativas o en cualquier tema.
Por último. No sé si será el caso, y no sé si seré injusto con el novio de tu amigo. Pero esa referencia crítica a los ghettos, diciendo que la militancia se demuestra en cada ciudad y en cada pueblo … Suele ocurrir que quienes así se expresan son precisamente los que nunca, nunca, tendrían el valor de pasear de la mano o dar un beso a su pareja en una ciudad pequeña o en cualquier zona de heterolandia (otro ghetto, al fin y al cabo, sólo que más grande). Y somos muchos los que vivimos en lugares sin ghetto y tenemos perfectamente integrada nuestra sexualidad en la vida cotidiana, sin excesos pero sin complejos.
Un abrazo, y como te dije espero ansioso tu regreso a las columnas bimanzaneriles.
#25 Alucinado
Tu respuesta tiene tres posibles interpretaciones:
– no has leído bien lo que he escrito,
– te identificas con los neonazis,
– o, lo que creo más probable, crees que lo de “Cada uno tiene su forma de pensar, ni mejor ni peor que la vuestra…” se aplica a ti, pero no a los demás (los neonazis), lo que evita que reconozcas lo absurdo de tu frase; forma de pensar muy propia del PP y la ICAR.
¿Cual de las tres es la correcta?
Yo voy a citar la última frase de la columna de Raúl, que creo que lo explica todo muy bien: «Que deje de ser así depende de que todos -también los heterosexuales- hagan un ejercicio de autocrítica».
Autocrítica, dice Raúl. Así que no sé a qué vienen todas esas acusaciones de sectarismo, censura, represión y no sé cuántas cosas más.
Y no, no todas las ideas son respetables. De hecho, nunca he asociado algo tan abstracto como una idea a algo tan concreto y personal como el respeto, que orbita en otra galaxia. El negacionismo del Holocausto, el racismo, o la homofobia no me parecen «respetables»; luego, además, se puede o no respetar a quienes defienden esas ideas, pero sinceramente, tanto buenismo con lo del «respeto» de marras, cansa. Por supuesto que hay cosas (muchas) que no hay por qué «respetar».
Lo tengo que decir: Ave, ¡OLÉ!
Eso de que todas las ideas son respetables, es una traca que aquell@s que solemos respetar las ideas, nos hemos dejado meter precisamente por los intolerantes y los que pisotean ideas y derechos ajenos. Yo sólo les oigo clamar por el respeto a las ideas cuando se trata de seguir manteniendo un status discriminatorio.
Es verdad que los tiempos han cambiado y hoy en día hay mas tolerancia hacia los homosexuales que hace 20 atrás. Pero pretender que TODOS los heterosexuales respeten, toleren y acepten a los gays (y viceversa) es simplemente una fantasía irreal.
Siempre habrá gente homofóbica, heterofóbica, misóginos, mesiándricas, «penesfóbicas» y «vaginafóbicos». Y tratar de que esta gente se integre a la tolerancia, o respeten las ideas de los demás,es una utopía imposible de realizar…porque esas personas son dueñas de pensar como se les dé la gana y de ser como son.
La comunidad LGBT en su afán por ganar derechos civiles también quiere lograr que hasta la última hormiga del árbol los acepte. Y eso es una fantasía que no va a suceder nunca. Ningún tirano en la historia del mundo ha podido lograr que TODOS piensen igual que él.
Simplemente aguantar el mundo como es, y si los gays y lesbianas no somos aceptados, pues a pelear por derechos civiles que es lo que nos inserta de verdad en la sociedad. Porque las opiniones personales, son eso, personales y de cada quién.
Veo que no soy el único que piensa lo de las ideas no respetables.
Cuanto mejor iria el mundo si no hubiera ideas sagradas, blindadas contra toda critica
Silvia, yo no quiero que todo el mundo me acepte (sé que es algo utópico), lo que quiero es que me respeten, independientemente de si mi orientación sexual les parece la cosa más depravada del mundo. No puedo exigir a nadie que me tolere, que le parezca genial lo que yo hago o lo que soy, porque efectivamente cada uno es muy libre de pensar como lo dé la real gana (y yo también, claro está), pero sí puedo exigir respeto hacia mí, hacia mi vida y hacia mis sentimientos. No me importa que alguien piense que soy un maricón de mierda o un enfermo, porque efectivamente siempre va a existir gente que piense de ese modo y sería una pérdida de tiempo y energías andar preocupándose por la opinión libre de cada individuo, pero lo que no estoy dispuesto a consentir es que alguien se me acerque y me diga a la cara «eres un maricón de mierda y un enfermo». La opinión es libre (y no siempre respetable, por supuesto, que harto estoy de esa falacia), pero el insulto, el desprecio y la discriminación no. No me importa que la gente piense lo que quiera siempre y cuando no vengan a la puerta de mi casa a tocarme las narices.
O a la puerta de la casa de otros que son como yo, claro está.
pues si alguien me dice en cara «tortillera de mierda» yo llamo a la policía y le hago pasar el mismo mal momento que esa persona me hace pasar a mi. Porque seremos maricones y tortas pero tenemos derechos como cualquier ser humano y hay que hacerlos valer. Ya esta bien de poner la otra mejilla y tragarse los insultos, hay que denunciar.
Una parte de la cultura heterosexual machista es pensar que los gays son degenerados y se merecen cualquier cosa que les pase. Y la comunidad LGBT -que nos hemos criado en esta clase de sociedad INCONCIENTEMENTE porque no es algo conciente-, y en lo más intimo de su ser, sienten que se merecen ese trato por no ser «normales». Hay mucha gente que tiene autoculpa y autocompasión. Entonces cuando alguien los insulta no hacen nada porque sienten que se lo merecen.
Pues, a sentirnos orgullosos de ser gays y lesbianas, y denunciar a la policía cualquier clase de maltrato físico o psicológico. Porque las ideas no se matan, no se acabará con la homofobia, pero poner un límite a las bravuconadas hace bien al espíritu y a la dignidad de cada uno. Y hasta te sientes mejor. Al menos yo si