Inquietudes constitucionales
El 6 de diciembre pasado, Maruja Torres escribía en El País sobre ésos que ella, con un latín deliberadamente macarrónico, denomina tontus sapiens: “Es cosa bien sabida por las mujeres ilustradas, y padecida por las que lo son y por las que no lo son, que en todos los respetables niveles de la eminencia intelectual habitan tontus sapiens a punta pala. No es que los sapiens sean siempre tontus, aunque ello también puede darse. Sólo lo son cuando conviene a sus prejuicios, su egoísmo, su vanidad, su pedantería o su profunda desilusión. Ninguno de esos retrógrados ilustrados se corta cuando le tocan su punto débil: los maricones, las marimachos, los cafres negros, los bárbaros árabes. Las feministas. Como si su intelecto les diera patente de corso para los bajos instintos, las frustraciones.” Lo saben y lo padecen las mujeres, como dice Maruja Torres, y lo sabemos y lo padecemos también muchos hombres: gais, negros, árabes, etc. Habría que puntualizar, además, que esos “retrógrados ilustrados” que retrata la periodista pueden ser también del género femenino: ahí tenemos el caso, por poner un ejemplo, de Gloria María Tomás y Garrido, profesora de Bioética de la Universidad Católica San Antonio de Murcia, que la pasada primavera demostró reiteradamente que, cuando de homosexualidad y bisexualidad se trata, su presumible sapiencia académica no la salva de pronunciarse públicamente en unos términos que sorprenden por su pueril simpleza, por su necedad.
Leyendo el artículo de Maruja Torres el Día de la Constitución, recordé que aún pendía sobre el matrimonio homosexual –esto es, sobre mi matrimonio, sobre miles de otros matrimonios celebrados, en proyecto o simplemente posibles– la espada de Damocles del recurso del PP que considera que dichos matrimonios no caben en la ley suprema cuya fiesta celebrábamos el pasado domingo. No pude evitar entonces que en mi mente se colara la sombra de una duda: ¿y si, en ese Tribunal Constitucional que desde hace años esperamos que se pronuncie sobre nuestros derechos básicos como ciudadanos, hubiera uno, o más de uno, de esos “retrógrados ilustrados”? Quizá entonces serviría de poco que la propia Constitución señale en su artículo 14 que “Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. O que, a estas alturas, parezca absurdo poner en duda que la homosexualidad entra de lleno en este último apartado, esto es, que constituye una condición personal o social (en realidad tiene ambas dimensiones: la personal y la social) del individuo, y por lo tanto, como dice el texto constitucional, no puede usarse para justificar discriminación alguna, para excluir a unos ciudadanos –del matrimonio, por ejemplo– mientras se incluye a otros.
¿Podría ser que, a pesar de eso, prevaleciera en el Tribunal una lectura retrógrada y restrictiva del artículo 32 (“El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica”) que estableciera que el matrimonio, en España, es sólo para parejas heterosexuales? Mirar precedentes históricos de cómo han tratado la homosexualidad los tribunales equivalentes a nuestro constitucional de otros países no resulta muy tranquilizador que digamos. Ya comenté hace tiempo cómo en en 1957 el Tribunal Constitucional de la República Federal Alemana halló plenamente acorde con la Ley Fundamental (la constitución) de la RFA ni más ni menos que la ley promulgada por Hitler en 1935 para convertir en delito incluso las miradas sexualmente insinuantes entre hombres, y no tuvo reparo alguno para fundamentar su sentencia en que dicha norma nazi reflejaba una “ley moral” del pueblo alemán, vigente aún puesto que “las dos grandes confesiones cristianas [la católica y la protestante], de cuyas enseñanzas gran parte del pueblo toma los criterios que regulan su comportamiento moral, condenan la impudicia homosexual como inmoral.” El tribunal alemán no fue el único en escudarse en los ancestrales prejuicios de las religiones monoteístas para propinar una sonora bofetada tanto a los derechos fundamentales de las personas LGTB como a los principios más básicos de la democracia liberal; algo similar hizo el Tribunal Supremo de los EEUU casi tres décadas más tarde, en 1986, al encontrar constitucional la persecución de la sodomía con argumentos tales como que “la condena de dichas prácticas está firmemente enraizada en la moral y la ética judeocristianas (…) Sostener que el acto de la sodomía homosexual está protegido de algún modo como un derecho fundamental sería dejar de lado milenios de enseñanza moral.”
Es cierto que desde 1957 y 1986 las cosas han cambiado mucho en el terreno de la aceptación social de los derechos LGTB, y que, de hecho, los propios tribunales constitucionales alemán y estadounidense han sustituido su punto de vista al respecto por otro mucho menos homófobo. Pero por otro lado, aquello cuya constitucionalidad está hoy en tela de juicio en España no es que la homosexualidad pueda o no perseguirse legalmente, sino que se reconozca o no el matrimonio entre personas del mismo sexo: un paso más en el camino hacia la plena ciudadanía de las personas LGTB que ni en Alemania ni en los EEUU –a nivel federal– ha podido darse todavía. En España, en cambio, sí se ha dado, y eso ha llenado de indignación a muchos retrógrados carpetovetónicos (ilustrados o no): “Me parece un gran disparate llamar matrimonio a la unión de dos hombres o de dos mujeres (…) [; es] una desfiguración de los preceptos, una monstruosidad jurídica (…) Es como si voy a Marte y me encuentro que allí la gente no anda de pie, ¿qué pasa aquí? Es otro mundo. Pues para mí esto también es otro mundo y me quiero morir sin entrar en él.” El hecho de que quien nos regaló hace unos meses semejantes declaraciones –tan en el estilo desacomplejado, talibán y zote de los tontus sapiens–, añadiéndoles además “Yo confío, espero que todo esto se reconsidere”, fuera el mismo señor que presidió el Tribunal Constitucional español de 2001 a 2004, ¿justifica o no cierta inquietud? Pregunto.
Si el PP fuese una derecha normal, es decir, no postfranquisra, naZionalcatolicista y carvernícola ya habrían retirado el recurso que pretende convertirnos de nuevo en ciudadanos de segunda clase.
Os digo una cosa, si el recurso del PP sale adelante por mi parte se acabó España, el Rey y todas estas cosas que el centro-derecha pactó tras la muerte del dictador. REVOLUCIÓN Y A POR LA III REPÚBLICA CON UNA IGUALDAD DESDE LA NUEVA CONSTITUCIÓN PARA TODOS SUS CIUDADANOS EN OBLIGACIONES Y DERECHOS (INCLUÍDOS LOS CIVILES)
Lo que plantea el PP da una vuelta de tuerca a lo que ventilaron los tribunales alemán y estadounidense en 1957 y 1986. Entonces se debatió si la Constitución protegía o no a los homosexuales frente a las leyes aprobadas por la mayoría.
Lo que sostiene hoy el PP, sin embargo, es que la Constitución española discrimina activamente a los homosexuales, pese a que la mayoría quiera aprobar leyes que apuesten por la igualdad. Una discriminación activa y a perpetuidad, dentro del tejido que constituye el Estado.
Esta es la mancha de vergüenza que quiere poner el PP sobre la Constitución.
Gracias por recordarnos las declaraciones de Jiménez de Parga. Hablando con simpatizantes del PP me he dado cuenta del daño que les hacen las hemerotecas. Sus principales argumentos son exabruptos que sus líderes sueltan en caliente y que, poco después, niegan haber dicho.
Haceis bien en no fiaros del TC. La carrera judicial, en este país, está llena de «conservadores».
Fijaos sinó en el presidente del TS, que además es presidente del CGPJ. Es basicamente un cristofascista declarado, que pretende legislar de acuerdo a la ley de ese diosecillo psicópata suyo.
Y fue elegido entre otros por el psoe. Como no podía ser de otra forma, este señor votó en contra de la reforma de la ley del aborto.
Asi que ya podéis imaginaros lo que habrá en el TC.
Y por si eso no fuera suficiente, el psoe está intentando suicidarse con todas sus fuerzas y el pp tranquilamente a verlas venir, y acumulando distancia de cara a las elecciones.
Lo tenemos claro.
El argumento para desvalidar el artificial debate social que provoca este recurso es claro: ¿tan importante, tan trascendente, tan vital, tan desestabilizador es el matrimonio entre personas del mismo sexo que merece invertir energías en mantener un recurso en el TC? ¿Qué amenaza tamaña se cierne sobre España/el Estado español (táchese lo que no guste) que justifica un recursazo tal?
Si fallan en contra, ¿irán a Estrasburgo, a La Haya?
yo es que por más vueltas que le doy al art. 32 de la Constitución, no veo que se pueda interpretar como que diga nada de los matrimonios homosexuales, ni a favor ni en contra. Y es que yo creo que a los padres de nuestra Carta Magna ni se les pasó por la imaginación, en 1978, que algún día éste pudiera plantearse. La redacción de ese artículo creo que iba más por afianzar los derechos de la mujer dentro del matrimonio («con plena igualdad jurídica») que otra cosa.
Por tanto todo intento de utilizar ese artículo para alegar una posible inconstitucionalidad del matrimonio homosexual es una cuestión ideológica, no jurídica.
De una forma o de otra, tras mucho reflexionar y especular sobre la resolución del recurso, mi pareja y yo decidimos casarnos, en febrero terminamos el trámite y elegimos finalmente la fecha con todas sus consecuencias actuales y futuras.
Hay muchas parejas del mismo sexo que quieren contraer matrimonio civil y de nuevo el sistema ha creado un mecanismo para seguir inculcando el miedo a través de este recurso, miedo a que haya sido un espejismo, y pudiera ser pero si no somos firmes en exigir nuestros derechos y quedamos a merced del miedo, quedamos a merced de los retrógados que frivolizarán con un derecho-capricho que nadie quería.
Bueno chicos, estoy de acuerdo con Crasamet. La ley no fue concebida teniendo en cuenta nuestro futuro, es más, creo que ni se imaginaban que un día llegaríamos a este punto donde nos atreveríamos a pedir lo ‘impedible’ ( modo irónico).
A mí lo que me viene preocupando en la tardanza en la resolución de este asunto. Y ya ni te cuento sobre la ‘naturaleza’ mayoritariamente conservadora del alto tribunal… Temo que en cuanto lleguen las próximas elecciones y esté el PP en le poder y con mayoría en las Cortes, entonces, salga la resolución al famoso recurso… Me entendéis. Y sueños abajo!
El articulo 32 se redactó para dejar claro que en el desarrollo de la lejislación del matrimonio ambos miembros de la pareja fueran tratados como iguales por la nueva ley, se trataba de imposibilitar un enjendro como la ley franquista-catolica donde se recogían los distintos derechos y deberes del hombre y la mujer dentro del matrimonio.
En aquella época la iglesia católica puso el grito en el cielo por esto.
Precisamente este artículo es el que ha posibilitado que la legislación matrimonial sea igual de válida para parejas heterosexuales como homosexuales.
Bueno, la semana pasada no os pude responder, así que quiero empezar agradeciendo vuestras aportaciones a «White Christmas» (entre las cuales me gustaría destacar la de Dr. Turbio, tan inquietante como lúcida).
También agradezco las de esta semana, que en mi opinión tienen un nivel especialmente alto. La de zarevitz (#2), simplemente brillante. Después de leeros, veo que no soy el único que siente una cierta inquietud sobre lo que el Constitucional pueda sentenciar acerca del recurso del PP contra nuestro derecho al matrimonio. Quizá alguien tendría que empezar a preparar alguna estrategia por si las cosas no salen del todo bien. Porque lo que me parece fuera de lugar es que pudiéramos conformarnos con nada que no sea el pleno derecho al matrimonio, es decir, lo que tenemos ahora. Nada de sucedáneos ni de leyes-apartheid: simplemente, igualdad de todos y todas ante la ley.
#10
Vamos, es que si algun colectivo gay llama a la «comprension» de la sentencia si esta resulta ser desfavorable a nosotros, es para montarles una turba directamente.
O igualdad o nada.
Yo siempre he sido razonablemente pesimista respecto a la sentencia del Constitucional, ya lo sabéis. Creo que, aunque la lógica dice que deberíamos estar tranquilos, lo cierto es que cuando vamos para cinco años de ley de matrimonio el juego sociopolítico español es cada vez es más favorable a un recorte de nuestros derechos sin que eso suponga sanción social alguna para los promotores de ese recorte. A día de hoy veo que tantas posibilidades hay en un sentido como en otro, y eso asusta porque a estas alturas debería ser un tema cerrado.
A diferencia de otras minorías, a la hora de la verdad nosotros sólo contamos con nosotros mismos, y ni siquiera con todos. Nos odian y aprovecharán cualquier resquicio contra nosotros.
Ojalá me equivoque.
Sería más que conveniente una sentencia desfavorecedora respecto al Estatuto de Cataluña, de esta forma se les echarían al cuello a estos del TC, provocando su descrédito, anulación, o renovación.
Flick, tienes razón en muchas cosas de tu último post, espero por el bien de todos/as que te equivoques. Pero teniendo al PP y la UPyD (que ya nadie se engañe, son de derechas) con el poder que tienen, sobre todo esta última que desbancó a IU como tercera fuerza política, el panorama no es muy halagüeño.
A veces me pregunto ¿en qué clase de país vivimos? donde una ley aprobada hace 5 años pende de un hilo en el Constitucional.
Flick: «cuando vamos para cinco años de ley de matrimonio el juego sociopolítico español es cada vez es más favorable a un recorte de nuestros derechos sin que eso suponga sanción social alguna para los promotores de ese recorte«.
No comparto esta impresión por dos motivos: el primero, porque no creo que un recorte de nuestros derechos suponga una sanción social para el PP, ni ahora ni en 2005 cuando organizaron una manifestación multitudinaria contra nosotros; al contrario, pienso que una sentencia favorable, especialmente en aquellos momentos, les habría dado aún más gasolina. El segundo motivo es que no veo que el juego sociopolítico haya cambiado tanto en estos años. Una ley tan compleja como la del derecho al aborto está avanzando, y ya se habla (antes ni siquiera eso) de una ley de libertad religiosa que tendrá que decir algo sobre los símbolos religiosos, algo también más peliagudo que el matrimonio civil gay.
Yo soy optimista. Creo que hay buenos motivos en ambos lados, pero que los del lado contrario al recurso son mejores. Además, siendo cínicos, se murió aquel magistrado ultraconservador, por lo que el empate que dicen que había entre bloques se decantaría en contra de posiciones reaccionarias.
Pero bueno, un juicio siempre tiene algo de lotería. Así que espero acertar.
«se murió aquel magistrado ultraconservador, por lo que el empate que dicen que había entre bloques se decantaría en contra de posiciones reaccionarias»
No hay mal que por bien no venga….. ¿no fue eso lo que dijo el dictador cuando mataron a Carrero Blanco? pues yo lo digo de este magistrado que estará disfrutando las delicias del Reino de los Cielos.
DexterMorgan: dices (#11): «es que si algun colectivo gay llama a la ‘comprensión’ de la sentencia si esta resulta ser desfavorable a nosotros, es para montarles una turba directamente.»
Pues hay un colectivo que rechazó ya hace tiempo que se pudiera considerar como homofobia el hecho de oponerse al matrimonio homosexual: «si hay gente que no está de acuerdo con el matrimonio gay, tiene que poder decirlo; el homófobo es únicamente el que odia al gay por el hecho de serlo», declararon. ¿Adivinas de qué colectivo se trata?
Solución: exacto.
#17
Yo me iba mas por aquella otra sentencia del TS de Castilla y León sobre EpC. Pero vamos, que justamente en ellos pensaba.
Por lo demás, estoy de acuerdo en que la libertad de expresión conlleva que quien esté en contra, lo pueda expresar. Pero tambien conlleva que los demás podamos clasificarle como homófobo.
Lo alucinante de la frase de Colegas que cita Nemo es que, además de defender un concepto absurdamente limitado de «homofobia», da a entender que la homofobia (en ese sentido limitado) no debe poder expresarse. Es decir, no entienden ni lo uno ni lo otro, y lo confunden todo.