Documentales
No sé por qué hay que dejar de querer a una persona sólo porque se ha muerto. Sobre todo si era cien veces mejor que los que siguen viviendo.
J.D. Salinger
Queering the pitch (Alemania, 2007)
Tom Maguire
Interesante documental sobre uno de los más persistentes reductos de homofobia: el deporte. Un equipo de rugby irlandés, los Emerald Warriors, formado por rudos hombres gays nos enseña su lucha por conseguir partidos contra otros equipos supuestamente heterosexuales. La cámara les acompaña a Nueva York, donde van a participar en el torneo en memoria del héroe del 11-S: Mark Bingham, el pasajero del vuelo 93 de United Airlines que era jugador de rugby gay.
Lesiones, roturas de clavículas, tibias, caderas… pese al engañoso cartel de promoción, si crees que vas a ver un documental de chicos corriendo con boas de plumas y tacones por el césped, estás muy equivocado. Esto es un documental sobre rugby, sobre los sacrificios y las alegrías de practicar un deporte. Y el equipo es tan gay como cualquier otro equipo de rugby. Lo repito: tan gay como cualquier otro equipo de rugby. Al fin y al cabo, tan impostados son los tacones y la boa de plumas como las barbas a medio afeitar, las barrigas y los gritos selváticos.
Quizá lo más gracioso es que el equipo en cuestión no se siente a gusto con la idealización y comercialización del mundo bear que perciben en los Estados Unidos. Ni estaban a gusto en el ambiente gay de Irlanda, ni están a gusto en el ambiente bear. Ellos solo quieren jugar al rugby.
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Dream of floating
(Austria/Canadá/Alemania, 2004)
Barbara Gräftner
La historia de Jörg, Günther y Ulf y su lucha por conseguir un objetivo a primera vista sorprendente: competir en natación sincronizada. Un documental emocionante (como todos los que reflejan el esfuerzo, el sacrificio, las dificultades) no exento de sentido del humor: nada más sano que reírse de uno mismo. La irrupción de los tres hombres en un grupo de natación sincronizada “convencional” obliga a las muchachas a replantearse muchas cosas, a descubrir nuevos caminos y finalmente, a admitir las disparatadas ideas de vestuarios, puesta en escena, luces y coreografías de los tres chicos.
Por otro lado, seguiremos los conflictos de pareja entre Jörg y Günther casi con el mismo interés que sus evoluciones en la piscina.
Recordamos que el año pasado se constituyó en nuestro país el primer equipo de natación sincronizada masculina. Y es que no nos falta ya más que también tenemos ya lo de las mazas, las cintas y los aros. ¡Qué ganas de apuntarme!
Vale Jack, pero que conste que NO nos falta lo de las cintas y los aros. De hecho la natación sincronizada va muy por detrás de la rítmica en ese sentido. La Real Federación de Gimnasia organizó el año pasado el Primer Campeonato Nacional de Gimnasia Rítmica Masculina, con la aprobación del Consejo Superior de Deportes: fue el primero de sus características en todo el mundo. Hay un montón de gimnastas participando en campeonatos mixtos (por equipos) y masculinos por toda España, con sus mallas, sus mazas, sus cintas y toda la pesca, currándoselo mucho contra viento y marea desde hace ya muchos años.
Ahí va un remix de mazas:
http://www.youtube.com/watch?v=EfF8EdGrzOE
pero ¿¿ QUE ME ESTAS CONTANDO ??
¿Y YO AQUI VIENDO CINE Y LEYENDO LIBROS ?
¿DONDE ME APUNTO????????????
Gracias por la info !!
corregida la información
¡y preciosísimo video!!!
Bueno, pues ya están los dos documentales en mi lista… Y hablando de documentales, Jack, ¿conocías el que cité el otro día en «Entendámonos», Queer China, ‘Comrade’ China? No es tan artístico como imagino que lo serán estos dos, pero me parece una aproximación muy recomendable a la realidad LGTB china de nuestro tiempo.
pues no lo he visto, lo tengo apuntado 🙂
gracias
Por cierto, Jack: magnífico el homenaje a Salinger.
Queering the pitch me engañó por su portada, incluso pensé que era película, pero luego me encganchó con el montaje con una historia honesta de personas que deciden divertirse, que huyen de estereotipos, de todos, y que demuestran la importancia del esfuerzo, en lo que uno quiere.
Nemo: es que es uno de mis referentes, a muchos niveles (a veces creo que Holden era yo)
Jack, acuérdate:
http://www.dosmanzanas.com/2009/02/espana-pionera-en-abrir-la-gimnasia-ritmica-de-alta-competicion-a-los-hombres.html
¡ya me extrañaba que se te hubiera escapado!
(a veces ya no sé si determinadas noticias son verdad o las he soñado) 🙂
Pues chica, yo, lo de el docudrama de oseznas antiestereotipos (hay que ser previsible y patética) me pareció un pestiño horroroso. Porque yo me la compré pensando que sería algo así como «Priscilla 2, reina de los campos de rugby» y nada, me quedé, cariacontecida, contemplando cómo unas simpáticas ositas se empecinaban en no mostrar ni rastro de plumas en el campo, no sea que se fueran a espantar aún más los heteritos rivales o despertar los más profundos (no creo que tanto, en realidad, todo es provocarles un poquitín) sentimientos homofóbicos por muy supuestamente gay friendly que pretendan ser. Que ya estoy cansada de escuchar eso de «pero si yo tengo muchos amigos gays..»
Y me decepcionó. Me decepcionó porque considero mucho más sano el reirse de uno mismo, reirse y apropiarse de los estereotipos y darles la vuelta. Reirse de los insultos, cultivar la pluma en momentos en los que sea necesario, cualesquiera que dichos momentos se puedan considerar así, ya que es muy personal. Me decepcionó porque no sé qué es más patético, si el hetero que se comporta como un yacimiento de Atapuerca devuelto a la vida mediante engendros genéticos o si la macha, empecinada con contumaz torpeza, en aparentar lo que no es (no quiere ser) de verdad, como si hubiera algún problema en mostrarlo.
Me decepcionó porque existe últimamente una especie de esquizofrenia gay en no mostrar pluma alguna, ignorando con ello la perpetuación de lo femenino como negativo que siempre ha caracterizado al pensamiento heteronormativo y machista/sexista.
Nenas, relajarse todas, que parecéis estúpidas considerando los ademanes, atavíos, expresiones verbales e impostaciones vocales heteromasculinas (!) como única verdad, suerte de Santo Grial del comportamiento «normal» (?).
Tendríais que veros la cara de absurdas que se os pone cuando ladráis aquello de «es que yo soy así, no se me nota nada, soy normal, yo no tengo pluma, que lo respeto, pero no me gusta…» Ay, qué pena, penita, pena…