El edificio Yacobián
El edificio Yacobián
Alaa al Aswany
Ediciones Maeva
Empezamos el año con un libro exótico, que ya ha dado lugar a versión cinematográfica. Uno de los más vendidos de los últimos años en el mundo árabe.
Me da la sensación de que Alaa al Aswany, dentista con consulta en el edificio Yacobián metido a escritor, ha abierto un melón y lo ha dejado al aire a ver qué pasa. Ese es el fascinante poder de la literatura, el de conseguir al menos hacer visibles algunas de las cosas de las que nadie habla. La homosexualidad, el adulterio, el aborto, las drogas, la prostitución, la corrupción, la represión policial, el terrorismo o el integrismo religioso forman parte de manera natural de la vida de los habitantes de un inmueble de El Cairo, que por vicisitudes de la vida ha quedado convertido en dos zonas: la de apartamentos y la de infravivienda en la azotea.
Como si del capítulo piloto de una teleserie se tratara, el autor nos presenta a una serie de personajes que, dada la brevedad de la novela, evolucionan rápidamente casi sin darnos cuenta y se precipitan hacia un abrupto final: Zaki Bey, el mujeriego, alcohólico y cosmopolita que odia a Nasser, Busayna Sayed, la joven dependiente (y prostituta) exnovia de Taha que descubre el amor cuando menos lo espera, Hatem Rachid, el periodista homosexual que busca en los jóvenes soldados el recuerdo de su criado nubio y pasa las tardes en un bar de ambiente gay del mismo edificio, Hagg Ezzam, el empresario corrupto, y Taha Shazli, el hijo del portero (en plan azuloscurocasinegro, casi se podría decir que es el mismo personaje) que se interna en las peligrosas aguas del islamismo radical y tras ser violado ¡diez veces! en comisaría acaba de la forma que todo lector se teme.
Si bien hay determinadas frases con las que uno no puede estar más en desacuerdo (y que en ningún caso pueden interpretarse como la opinión del autor, que desconozco) la virtud de El edificio Yacobián es la de poner sobre muchas mesas (recordemos que se han vendido miles de ejemplares) todos los tabúes y contradicciones de la sociedad egipcia actual.
No es El cuarteto de Alejandría, pero es un buen libro.
Pues habrá que darle un vistazo al libro….
Odio la palabra «exótico». ¿Qué tiene Egipto de «exótico»?
Lo sien, no me ha gustado mucho la reseña 🙁
Hombre, para un nacido en Ciudad Real, el Cairo es, desde luego, exótico
Ave, estaba deseando saber qué opinabas del libro, que yo no soy ningun experto en Egipto y lo he leído desde la más absoluta ignorancia
copio la definición de exótico de la RAE (y mira que le tengo asquito a la RAE 🙂 )
exótico, ca.
(Del lat. exotĭcus, y este del gr. ἐξωτικός).
1. adj. Extranjero, peregrino, especialmente si procede de país lejano.
2. adj. Extraño, chocante, extravagante
A mi me gusto el libro , es entretenido y se lee muy bien.Aunque tiene algun toque homofobico,lo cual , es lo esperable en cualquier sociedad. Desde Mahfuz, no habia leido ningun escritor egipcio.
¿Has visto la película, Jack? Yo sí, pero como no he leído el libro, no sé hasta qué punto es una adaptación fiel de éste.
Pues no, la tengo pendiente… ¡pero la lista de pendientes es tan larga! So many men, so little time
La verdad es que esta reseña es de hace unos dos años y nunca me gustó demasiado (Ave lo ha notado) Pero ya digo que estoy fatal de tiempo y no he tenido más remedio que tirar de archivo 🙁
Prometo escribir cosas mejores pronto
A mí la película me gustó bastante, aunque en el tema LGTB está mucho más atrasada de lo que estaba, por poner un ejemplo, Eloy de la Iglesia en la España aún prácticamente franquista de 1976, cuando rodó Los placeres ocultos, una historia con bastantes puntos en común con la del periodista homosexual de El edificio Yacobián.
Claro que comparar la España franquista con el Egipto actual es doloroso: en ambos casos se trata de dictaduras que aúnan elementos de nacionalismo y de tradicionalismo de base religiosa (aunque en el caso egipcio el régimen se disfrace, con escasísima credibilidad, de democracia -¿algo así como esa España de Arias Navarro que hubiera podido ser y afortunadamente no fue?-); pero hay una diferencia crucial, y es que en el caso egipcio la principal oposición al régimen no proviene de quienes buscan convertir Egipto en una moderna democracia liberal, sino de quienes pretenden instaurar allí un régimen teocrático, y que me temo que en algunos aspectos han logrado ya a lo largo de estas últimas décadas hacer retroceder significativamente a la sociedad egipcia.
Espero con ansiedad «Los siglos de Egipto» 😉