Vilna, la capital de Lituania, permitirá este año la celebración de la marcha del Orgullo LGTB, aunque alejándolo del centro
Las autoridades municipales de Vilna, la capital lituana, no pondrán este año objeciones a la celebración de la marcha del Orgullo LGTB, como han hecho en años anteriores. El permiso trae, eso sí, gato encerrado: el Ayuntamiento obligaría a trasladar la marcha desde el centro histórico hasta un lugar al norte de Río Neris, en el que se localiza un antiguo cementerio judío.
Se trata de un lugar por el cual la ciudad de Vilna lleva polemizando con la comunidad judía durante cuatro años. Finalmente, el pasado mes de agosto el Ayuntamiento cedió y detuvo el desarrollo urbanístico de la zona.
A la espera de lo que suceda finalmente con el recorrido, el mero anuncio de que se permitirá el Orgullo ya es un triunfo para una comunidad LGTB, la lituana, especialmente castigada. Hace tres años, en mayo de 2007, el alcalde de Vilna prohibió incluso la visita de una caravana antidiscriminación que formaba parte de una campaña europea para promover la igualdad de oportunidades, argumentando que podía dar lugar a disturbios. En octubre de 2007, la sección europea de la ILGA celebró allí su reunión anual, lo que motivo un ataque con bombas de humo a un local en el que estaban varios delegados y la prohibición por parte de las autoridades locales de desplegar la bandera arco iris.
Mención aparte merecen las iniciativas legislativas contrarias a los derechos LGTB, como la aprobación de una ley que prohíbe informar sobre homosexualidad en las escuelas, recientemente modificada para hacerla más digerible tras las protestas internacionales.
Este año 2010, además, Vilna acogerá el Orgullo báltico. Desde el año pasado, y ante las dificultades comunes de los colectivos de Estonia, Letonia y Lituania para celebrar sus correspondientes marchas, los tres países decidieron unir sus fuerzas y organizar un Orgullo común de carácter rotatorio. En 2009 fue Riga, la capital letona, la que inauguró el evento.
La decisión ha sido saludada por la embajadora de Estados Unidos en Lituania, Anna Derse, que se reunió con el alcalde de Vilna, Vilius Navickas, para tratar precisamente sobre los derechos LGTB. «La decisión de permitir la marcha es consistente con la posición oficial de Estados Unidos en este tema», ha declarado.
Anda mira, parece que aquí, en Madrid, algunos se habían adelantado a esta propuesta Lituana, y el año pasado ya lanzaron una campaña.
La propuesta de la autoridades lituanas, por cierto, parece haber logrado, a la par, suscitar ciertas sospechas de homofobia y de antisemitismo…
Me lo has quitado de la boca (bueno, del teclado).
Por un momento, al leer el titular, pensé que Ana Botella se había ido de concejala al ayuntamiento de Vilna.
No caerá esa breva.