Un periodista británico, en pie de guerra contra las «terapias para curar» la homosexualidad
Patrick Strudwick es un periodista gay británico que ha iniciado una difícil batalla contra las «terapias reparadoras» de la homosexualidad. Hace una semana, Strudwick desvelaba en The Independent los resultados de una investigación como parte de la cual él mismo se sometió a una de estas terapias.
Uno de los «terapeutas» que le atendió se empeñó en relacionar su homosexualidad con abusos infantiles que Strudwick jamás sufrió. El propio «terapeuta» le argumentó que él mismo se había curado, aunque admitía que de vez en cuando se veía obligado a liberar sus pulsiones recurriendo a pornografía gay. La investigación desveló incluso que algunas de estas intervenciones habían sido sufragadas por el propio Sistema Nacional de Salud británico.
Strudwick desvela en un artículo publicado hoy en The Guardian las numerosas reacciones suscitadas por su investigación. El periodista ha recibido testimonios de numerosas víctimas de las «terapias reparadoras», que han vivido años de sufrimiento durante los cuales han intentado reprimir sus sentimientos, en muchos casos forzados por sus propias familias. También han contactado con él muchos psicoterapeutas que se las han visto y deseado para poder ayudar a las víctimas de estas terapias, muchos de cuyos daños psicológicos son muy difíciles de reparar. También ha recibido testimonios de preocupación ante leyes como las de Uganda, un país que en estos momentos discute la implantación de severas penas de cárcel o de muerte para personas homosexuales, y que muy posiblemente podrían ver conmutadas a cambio de someterse a este tipo de procedimientos.
Es por eso que Strudwick ha emprendido una difícil cruzada contra estas «terapias» en un país en el que parecen estar en auge. El periodista ha creado un grupo en Facebook con la intención de protestar, como primera acción, contra la organización de un encuento de «terapeutas reparadores» que tendrá lugar el próximo 19 de febrero en Irlanda del Norte. También ha solicitado a instituciones científicas como el Royal College of Psychiatrists o la British Association for Counselling and Psychotherapy que incluyan en sus códigos de conducta la condena de este tipo de prácticas.
Una batalla que Strudwick sabe larga y difícil, pero que está determinado a llevar adelante. «No es una batalla más, es la guerra», escribe.
Eso! Así se habla! Esto no es una batalla !Esto es la guerra!
Me resulto graciosa la postura del «terapeuta curado»: «ya no soy gay, pero sigo viendo porno gay para satisfacer mis ‘pulsiones’ « Jajaja! Ahí está! Ni ellos mismos se creen que han «cambiado», aparte de mentir.
Pero ya poniendome más serio creo que es una guerra difícil, no porque las «terapias» tengan rigor científico, sino porque son parte del lobby religioso, y ya saben como es la mayoría del mundo con respecto a la religión: «no importa cuan repugnante o peligroso sea lo que digan las religiones jamás te metas con ellas»… porque tienen ese respeto exagerado como dice Dawkins, y que no deberían tener. Como sea, es una guerra complicada pero que al final valdrá la pena… y yo me uno a la misma.
Esas «terapias» son indignas y peligrosas, deberían estar prohobidas por ley, ya que causan mucho daño y carecen de base científica.
Yo ya no me drogo, aunque de vez en cuando me meto un chino para liberar pulsiones
Estas «terapias» (?!) son la forma más aberrante y dura de homofobia. Mucho peores que un grupo de rapados pateando cabezas.
Y lo peor es que hay mucha gente que cae en este tipo de grupos que llegan a ser auténticas sectas destructivas. Se medio enmascaran bajo un eufemismo curioso: «homosexualidad y esperanza» lavando el cerebro a pobre gente que cae en estas redes.
El daño que producen es incalculable llegando a traumatizar a personas y a trastornarlas mentalmente para el resto de su vida.
Obviando el planteamiento de locura y los métodos desquiciantes, que serían ridículos de no suponer todo esto un drama, hay que dejar claro en todo momento que este tipo de mal llamadas «terapias reparadoras» es algo muy peligroso, totalmente destructivo y que debe ser erradicado para evitar que sigan haciendo daño.
Esta ha de ser una guerra a nivel mundial. ¡Basta ya de tratarnos de conejillos de indias para limpiar complejos ajenos, joderrrrrrrrrr! Si tienen problemas con nuestros gustos que se la machaquen con 2 ladrillos.
Lástima que aquí no tengamos periodistas que les interese denunciar estos casos.
«encuento de “terapeutas reparadores” que tendrá lugar el próximo 19 de febrero en Irlanda del Norte.»
Deberían de empezar por la primera dama irlandesa de 60 años que se beneficiaba a un chaval de 19 años y le pagó un negocio con dinero público. Anteriormente estuvo liada con el padre y tambien con algún compañero de partido