El fiscal general de Virginia (EE. UU.) exige a las universidades públicas que retiren sus medidas contra la discriminación de personas LGTB
Puede sonar increíble, pero es cierto. El fiscal general de Virginia (Estados Unidos), Ken Cuccinelli, de adscripción republicana, ha dirigido una circular a las universidades públicas del estado en la que les exige retirar las medidas encaminadas a garantizar la no discriminación por razones de orientación sexual o identidad de género, no permitidas por la legislación estatal.
Según el prestigioso diario The Washington Post, que en un duro editorial titulado «En Virginia, la discriminación legal está viva y goza de buena salud» critica a Cuccinelli, este tipo de requerimientos no son nuevos, pues ya con anterioridad han sido dirigidos contra municipios y otras administraciones públicas, pero sí es una novedad que se dirijan contra universidades. Hasta ahora el ámbito universitario (también el de titularidad pública) se consideraba, por su propia naturaleza, territorio propicio para el desarrollo de medidas específicas contra la discriminación de las personas LGTB.
Lo cierto es que Ken Cuccinelli es un homófobo reconocido, y ya con anterioridad ha expresado sus opinión de que «los actos homosexuales están mal» y son contrarios a la «ley natural». Según editorializa The Washington Post, el verdadero problema radica, sin embargo, en los propios legisladores de Virginia, que hasta la fecha se han opuesto a aprobar un marco jurídico que impida la discriminación por razones de orientación sexual o identidad de género, y que en cierto modo ha obligado a las instituciones universitarias a desarrollar por su cuenta medidas que ahora el fiscal general pide retirar.
Bueno, la verdad es que no me parece increíble. A fin de cuentas, creo que la mayor parte de la derecha cristiana republicana estadounidense ha dicho (y hecho) semejantes estupideces en tiempos recientes, que realmente lo increíble sería que hiciesen todo lo opuesto es decir: comportarse con descencia. (Algo que la derecha cristiana ni tiene ni parece conocer).
Como sea, tampoco me extrañaría que al rato a este tipo lo encuentren ligando en un bar gay, ebrio saliendo de un antro gay o en un motel con otro hombre. ¿Por qué lo presiento? Porque generalmente los homófobos más dañinos, más rabiosos, más destructivos y más perversos en contra de la comunidad gay son a menudo «gays reprimidos» (ver el documental «Outrage»).
Por cierto, creo que recientemente salió otro escandalito de esa naturaleza, pero en Washington D.C. Esta vez no fue un republicano, sino un «demócrata» (que en realidad es un «Blue Dog», un demócrata ultraconservador homofóbo y transfóbico) de apellido Massa; a este lo acusan de acoso sexual a empleados.
Qué poco han cambiado las cosas al otro lado del río. Por gilipollas como éste yo me marché a vivir a Maryland, harta de que aprobaran medidas discriminatorias como la HB751 que, en nuestro caso, fue lo que nos decidió a hacer las maletas y dejar de pagar impuestos en un estado de mierda. Y conozco más gente que hizo lo mismo en aquellos años.
Eso sí, no todo es tan malo: nunca pensé que vería lo de los matrimonios en DC 🙂
A ver si hay un poco de suerte y a éste también le pillan saliendo de algún club gay y lo sacan del armario, o lo pillan haciendo cualquier otra cosa contra la «ley natural» da lo mismo.
Ave ¿estuviste en Virginia? pues siguen igual o peor.
Seguro que este tío tiene un pisito en Richmond para él y su amante masculino.