El Tribunal Constitucional de Italia retrasa hasta después de Semana Santa su fallo sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo
Ni ayer martes, como estaba inicialmente previsto, ni hoy miércoles, como ayer se había anunciado. Finalmente, el Tribunal Constitucional italiano ha retrasado hasta después de la Semana Santa el dictamen sobre la constitucionalidad de la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo en Italia.
Como informamos hace días, el Constitucional debe responder a dos requerimientos interpuestos por sendos tribunales de Venecia y Trento después de que dos parejas recurrieran la negativa a celebrar su matrimonio. Otros dos requerimientos más, interpuestos desde tribunales de Ferrara y Florencia, se encuentran a la espera. Los defensores del derecho de gays y lesbianas a contraer matrimonio argumentan que el artículo 29 de la Constitución italiana simplemente recoge el derecho a formar una familia, mencionando además que ésta se sostiene sobre el matrimonio, pero sin especificar que éste tenga que ser únicamente entre hombre y mujer. Los artículos del Código Civil que restringen el matrimonio a las parejas homosexuales atentarían, pues, contra los principios fundamentales del derecho al desarrollo de la propia personalidad y de igualdad entre los ciudadanos recogidos en los artículos 2 y 3 de la propia Constitución.
El tribunal tiene tres opciones: dar la razón a los recurrentes, legalizando el matrimonio civil entre personas del mismo sexo en Italia; decidir todo lo contrario o, en un tercer supuesto, optar por no pronunciarse al estimar que se trata de una cuestión que pertenece de lleno al ámbito legislativo. La primera opción es la menos probable, pero en cualquier caso se espera con curiosidad la fundamentación jurídica de la decisión, especialmente después del tiempo extra que los magistrados han decidido tomarse para discutir el asunto.
No sabemos si sera casualidad, pero precisamente hoy Joseph Ratzinger ha aprovechado el mensaje dirigido a los participantes en el «X Foro Internacional de los Jóvenes» que se celebra en Rocca di Papa, al sur de Roma, para defender el matrimonio tradicional entre un hombre y una mujer…
No es casualidad, la Iglesia Carcatólica jamás da pasos de modo casual; que los haga «parecer casuales», podría ser. La Iglesia Carcatólica siempre da pasos bien definidos y orquestados, cuando se tratan de uno de los siguientes cuatro asuntos:
A. Triturar derechos humanos y civiles.
B. Asociarse con la política.
C. Defender y encubrir pederastas ensotanados.
D. Cuando se trata de obtener (más) privilegios, terrenos y dinero.
Lástima que el papa nazi no ponga tanto ahínco inquisidor a la hora de la pederastia católica; su carta no fue más que un escupitajo a las víctimas de violación y tortura por parte de sacerdotes católicos. La diferencia es que ahora gran parte de su feligresía hasta ya le hizo el feo por su dichosa cartita, y, de hecho, como está pasando en Austria varia gente está abandonando por expreso el carcatolicismo.
Ahora al tema principal de la nota: ese retraso me parece sospechoso. Es decir, si por la influencia macabra del putero Berlusconi y de «Adolf II» fuera la Corte ya se habría pronunciado en contra del mismo, como ocurrió con la batalla por la retirada del crucifijo de las aulas de las escuelas públicas italianas; la influencia de ambos personajes en los tribunales tuvo mucho que ver con que Soile Lautsi tuviera que haber ido hasta Estrasburgo. Pero por lo visto este no es el caso con respecto al matrimonio gay… ¿Será que el Tribunal Constitucional de Italia no, después de todo, tan carca? ¿Será que ese retraso se deba a que la influencia de Ratzi y Berlusco no haya doblegado a varios de sus magistrados al respecto del tema? No sé; tal parece que habrá que esperar un tiempo más para saber la respuesta.