Dos valientes mujeres que luchan a favor de los derechos LGTB en África
En el centro del continente africano, en Camerún, la homosexualidad y la transexualidad son un crimen. En contra de esa criminalización y en defensa de los presos homosexuales trabaja la organización Association pour la défense de l’homosexualité (ADEFHO), que dirige la abogada camerunesa Alice Nkom.
Alice se convirtió hace 42 años en la primera mujer abogado de su país. En Tenerife ha relatado, en la I Conferencia de Derechos Humanos de las personas LGTB en África que organiza Fundación Triángulo Canarias la cotidianidad de su trabajo. Ha narrado, igualmente, cómo las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales conviven con la humillación y persecución por parte del Estado camerunés y son atacadas por las fuerzas de orden público.
Alice no se comprometió en la defensa de la población LGTB por sentir en primera persona la discriminación sino «por dignidad y libertad para mi país». Entendió que debía hacer algo no por ellos, «sino por nosotros, por los padre de lesbianas, gays y transexuales que quedamos esperando a nuestros hijos que marchan a vivir su afectividad fuera de nuestras fronteras, lejos de la humillación social” ha afirmado en Tenerife.
Alice, mujer negra y contundente que invoca la serenidad que aporta la madurez, la fuerza y la seguridad de quien lleva muchos años caminando por construir un Camerún más amable para lesbianas, gais, bisexuales y transexuales. En ese caminar, un buen día se presentó en el Juzgado e informó al funcionario que quería registrar una asociación para la defensa de los presos homosexuales. No fue fácil. Le aconsejaron que no apareciera la palabra homosexualidad en la nomenclatura de la organización, días más tardes recibió una carta en la que el juzgado le comunicaba que quería legalizar algo inmoral e ilegal. Finalmente, gracias su empeño y convencimiento, fue legalizada la asociación en la que trabaja incansablemente para defender a quienes son encarcelados por amar.
Actualmente, apunta Alice, en Camerún hay 35 personas encarceladas por homosexualidad. La vida en prisión de la población LGTB es de todo menos humana. Los presos homosexuales y transexuales no pueden decir el motivo de su encarcelamiento a sus compañeros de presidio, de lo contrario, se arriesgan a ser violados y a “ser tratados peor que un animal”. El Cliente nº11 fue violado e infectado por VIH, “nadie lo cuidaba, ni le daban de comer por lo que fui a hablar con el médico del centro penitenciario para exigir un trato digno a mi cliente”. Ante mi exigencia el médico me respondió que “no tengo comida para las personas normales imaginate para tu cliente, que además ha sido violado e infectado por VIH en la prisión y es seguro que va a morir” expresa.
En Uganda vive, si se puede decir vivir estar a la espera de la aprobación por parte del Parlamento de Uganda de la ley que condenará a la homosexualidad con la pena de muerte, Kasha Nabagesera. De aspecto frágil, esta mujer lesbiana es la presidenta Freedom and Roam Uganda, organización de defensa de los derechos LGTB de su país. Kasha asegura sin titubearle la voz ni el gesto que “he sufrido violaciones por hombres que me esperaban para demostrarme cómo ser mujer”. Ha denunciado, también, la soledad de las mujeres lesbianas dentro del movimiento feminista ugandés, “en Uganda ser lesbiana es un estigma, y nadie quiere pelear por nosotras”.
Kasha está convencida del papel que tiene que jugar la cooperación internacional en la extensión de los derechos humanos para lesbianas, gays, bisexuales y transexuales en África, “desde Uganda pedimos apoyo financiero, técnico y emocional” a los países y organizaciones LGTB que viven en unas condiciones de respeto e igualdad legal.
Crónica exclusiva para dosmanzanas
Que horror. La ignorancia puede llegar hasta niveles impensables, horrendos. Mis respetos para ustedes Alice y Kasha.
Son todo un ejemplo a seguir chicas!
A mi me pone enfermo leer este tipo de noticias sobre la realidad LGBT en África.
Parece mentira que pueda pasar cosas así en el mundo.
Mi admiración y todo mi cariño a estas dos mujeres tan valientes. Ojalá que muchos/as más se unan para defender los derechos de las personas LGBT en ese continente.
Es doloroso leer estas cosas, en plena fiebre pambolera. No critico el deporte -cada quien sus catarsis- lo que me enerva es su uso como cortina de humo con carita feliz para encubrir los horrores de todos los días.
Me quito el sombrero ante estas mujeres. Admirables.