El dinero rosa según la Wikipedia (y apuntes propios)
El dinero rosa describe el poder adquisitivo de la comunidad LGBT (1), especialmente con referencia a las donaciones políticas. Con el auge del movimiento de los derechos LGBT, el dinero rosa ha pasado de ser un mercado marginal a convertirse en una industria floreciente en diversas partes del mundo occidental, tales como Estados Unidos y el Reino Unido (2). Muchos negocios se dirigen ya específicamente a los consumidores homosexuales, incluyendo tiendas, clubes nocturnos, restaurantes e incluso taxis; la demanda de estos servicios surge de la percepción difundida de discriminación por parte de los negocios tradicionales (3). A nivel mundial, el dinero rosa se valora en 350 mil millones £ (4), a través de diversos sectores (especialmente entretenimiento y bienes de consumo).
El poder económico del dinero rosa se ha interpretado como una fuerza positiva para la comunidad gay, al crear una especie de «autoidentificación financiera» que ayuda a gays y lesbianas a sentirse parte de una comunidad que les valora (5). Es más, más del 90% de los homosexuales apoyan los negocios que tienen como objetivo el dinero rosa (6), mientras que rechazan activamente las empresas «antigay» (7). Sin embargo, han surgido ciertas críticas por parte de grupos homosexuales hacia los negocios dirigidos al dinero rosa, argumentando que segregan a la comunidad homosexual de la sociedad, y dificultan los derechos LGBT (8).
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(1) O, mejor dicho, de una parte, ¿no?
(2) Y, como buen destino turístico y país capitalista, España no se ha quedado atrás…
(3) Lección de moralina para justificar el punto 4.
(4) Pues eso.
(5) Volvemos a las mismas: resulta que ahora todos los gays manejamos de lo lindo.
(6) Se ve que sólo hay un 10% de gays que nos confesamos del extrarradio y estamos orgullosos de ello.
(7) Es que tontos no somos.
(8) Totalmente de acuerdo. Y para muestra, un hotel: el Axel de Barcelona, que con la excusa de que en los hoteles de Heterolandia y alrededores nos miran mal se lo están llevando calentito. Resulta que quiero reservar una noche de hotel «I feed Loved» (así la llaman ellos, siento mucho si suena demasiado cursi) para disfrutarla en pareja. En la web me lo venden todo muy bonito: «Déjate querer por Axel y disfruta de una romántica estancia en Axel hotel Barcelona. Sumérgete con tu pareja en las burbujas de un sugerente baño romántico a la luz de las velas y saborea el mejor champagne con fresas. Al día siguiente, saborea un reconfortante desayuno sin levantarte de la cama. No querrás salir de la habitación». Pero a la hora de pagar, la magia se esfuma: 226,92 ñapos en una Premium Room. Claro que por mi condición de gay del extrarradio puedo optar a una City Room apoquinando 166,92 € (¡qué considerados ellos!).
Conclusión: que el hotel es gay friendly siempre y cuando el gay en cuestión esté forrado. Pero en mi caso, que ando desempleado y cuento con unos pocos euros en el bolsillo para ir tirando, no hay gay friendly que valga. Así que nada, seguiré sintiéndome discriminado en hoteles de carretera, moteles y pensiones de mala muerte… porque está visto que la tolerancia, al igual que cualquier otro producto en esta sociedad capitalizada, la venden muy cara…
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Totalmente de acuerdo con tu crítica. Money Friendly, así se les ha de llamar siempre.
Es que esto es como todos los demás intentos de que te quieran por tu dinero. Funcionan mientras tienes claro claro que te lo estás comprando y hasta que dejas de poder permitírtelo. Pregunte a su chapero local para más detalles.
Empezaba a leer y pensaba en votar negativo el interes de la noticia, luego ví los puntos-numeritos y pense que habían resumido cómo yo nunca supe mi opinión sobre el tema. Felicidades
Me ha hecho mucha ilusión ver mi carta publicada!! Gracias a Dos Manzanas por publicarla y a todos los que la habéis leído y comentado. Un besazo fuerte y mucha lucha!!
Parto de la base que el dinero es dinero sin más y lo de «dinero rosa» como que me chirría un poco.
Es evidente que desde el momento que el colectivo GLTB se hace visible y puede vivir libremente en una sociedad como la nuestra demanda una serie de productos y servicios específicos. Eso no es malo ni bueno. Simplemente es lo que hay.
El mal llamado «dinero rosa» va ligado al Ambiente ya que es en el Ambiente donde suelen estar los negocios GLTB en los que nos dejamos la pasta. Eso sigue sin ser malo.
A la hora de salir y tomar una copa (yo que salgo poco y lo poco que salgo sólo es por el Ambiente desde una postura totalmente reivindicativa del mismo hasta que deje de ser necesario que exista) uno prefiere ir a un local donde se sienta agusto, se encuentre con otros como él, pueda perder todas las plumas en charcos de aceite con tranquilidad, ligar…
Hasta cierto punto me da igual donde vayan a parar los euros que pagan mis copas pero, sólo hasta cierto punto: si «es de los míos» prefiero darle la pasta a un gay. Manías, oiga.
Por otro lado hay cosas que sólo puedo comprar en tiendas a las que dar mi «dinero rosa» de currante…Para los pertrechos de subir al monte ya voy al Decathlon.
Pero si quiero adquirir (cosa que suele ocurrirme) una camiseta con la bandera bear para ir al Orgullo, un anillo con los colores «de mi bandera» o un libro de Didier Eribon resulta que tengo que ir a «negocios rosa». Como me atienden bien y «son de los míos» a la que he ido tres veces a la tienda donde compro los cock-ring (que se pierden, aunque no lo parezca) acabo saludando por la calle al dependiende: «es de los míos».
El pan lo compro en la panadería de mi barrio, a cierta distancia del Ambiente. El pan no es un artículo GLTB específico, ni la panadera es «de los míos». Compro, pago y me voy. No me hace falta trabar buena relación. Es un intercambio comercial frío y sin más.
Las lesbianas a las que les compro camisetas y anillos, las otras de la librería, el oso de los cock-rings y complementos varios, los camareros y dueños de los bares donde tomo mis copas de los sábados son «otra cosa». Y el «intercambio comercial» tiene otros matices…
Por eso no acabo de entender, y te lo digo con todo el cariño del mundo, tu carta ni esa crítica constante que hacen algunos a los negocios GLTB.
¿Que el Axel es caro de cojones? ¡Pues claro! ¿y? Pero el Axel no es caro (y aquí tu error y el de muchos) por ser un negocio gay. Para nada. Es caro pq los dueños son unos pijos que tienen una empresa dirigida a otros tan pijos como ellos. Y que casualmente son gays.
Pq, como bien dices, existen gays «de extrarradio» (y de la Barceloneta, y de pueblo, pues claro) pero también existen gays chupimegapijosdelamuerte. Y esos, como los otros, también abren sus negocios a su público.
Paso cada día por delante del Axel. En la vida se me ha ocurrido pensar en entrar. Aunque pudiese pagar una copa (imagino que no deben tener cervezas) sin tener que pedir un préstamo, aquel no es el sitio para un gay como yo. Pero tampoco me molesta. Cartier tampoco es una tienda «pensada para mi» ¿Y?..
Precisamente por eso me toca las narices que cuando se pretende hacer autocrítica dentro del mundo gay siempre se acabe en lo mismo: cargarnos el ambiente y los negocios gays. La pareja de lesbianas de la tienda donde compro los anillos dichosos ahora con la crisis tienen abierto 12 horas diarias de lunes a sábado para salvar su negocio y su sustento. Son más currantas que nadie. Como lo es el dueño del bar de osos que frecuento que, por primera vez en tres años se ha tomado «una semana entera» de vacaciones…
Pero dentro de un mes aparecerán los chuchoflauta con el discurso del puto dinero rosa poniendo a parir a todos esos trabajadores.
E incluso tal vez realicen «heroicas acciones reivindicativas» tras la porrofiesta de Pl.Universitat tipo: emborronar rótulos de negocios gays, cargarse escaparates y persianas. O, como hicieron hace 6 años, llenar de pintura el vestíbulo del Axel dichoso dando por saco a un recepcionista que estaba currando…
Hay datos que parecen olvidarse cuando se habla de «dinero rosa» como que los gays que no tenemos hijos disponemos de más dinero (ganando lo mismo) que los heteros que sí los tienen y por eso da la impresión de que los gays tenemos más dinero. Lo mismo ocurre con el tiempo para dedicarlo al ocio.
Esas son las claves del mal llamado «dinero rosa». Y eso tampoco es malo.
Una persona hetero de mi círculo relacional tiene un trabajo normalillo. Pero como no tiene pareja ni hijos, sale, viaja, se compra cosas. Más de una vez le han dicho: «llevas un ritmo de vida de gay».
Por ahí van los tiros y no por otros lados…aunque de eso no se hable.
En cualquier caso, pese a no estar de acuerdo con la crítica (cuando sólo es eso) a los negocios gays o a que los gays invirtamos nuestros euros como nos plazca, te felicito por la carta. Mueve a la reflexión y eso siempre es bueno.
¡Hola Lobogrino! He estado leyendo con atención tu punto de vista y, la verdad, comparto muchas de las cosas que escribes. Si me decidí a escribir esta carta fue porque lo que en realidad me quema de estos negocios no es precisamente su existencia, sino que justifiquen su actividad con el viejo y manido argumento de que con ello contribuyen a la igualdad y la visibilidad lgtb, cuando de lo que en realidad se trata es de un negocio cualquiera que, como todos, busca un fin lucrativo. Lo del hotel Axel y otros negocios similares es realmente indignante, porque se han subido al carro de las libertades civiles y nos venden como reivindicación lo que no es más, y siento repetirme, que un negocio puro y duro al que sólo unos pocos privilegiados tienen acceso.
Gracias de corazón por tu comentario, me ha hecho reflexionar y conocer otro punto de vista. Un beso.
gaydeextraradio la tuya es una visión un pelín parcial: igual que a mí te joden determinadas cosas del ambiente, pero mira, prefiero no pisar el Axel, y que exista, antes de ver allí otro hotel más heterillo. En la vida se me ocurre dar esas pelas por dormir una noche,de hecho, cuando voy a Barna busco opciones mucho más baratas y que me permiten dormir mejor, jeje Eso si: si mi dinero cae en un bolsillo «de los nuestros» me quedo como mejor, cosas mías.
Lobogrino por cierto, después de leer tu comentario me entraron ganas de invitarte a unas cervezas (aunque no en el Axel) jeje
Suscribo punto por punto la respuesta de Lobogrino. Lo cierto es que la crítica que planteas, Gaydelextrarradio, tiene mucho de legítima, porque sí debe criticarse que lo gai se convierta en «moda» y que se establezcan fronteras o «cotos» reducidos que excluyen a gran parte de la comunidad LGBT siendo precisamente lo LGBT lo que se utiliza como gancho. Pero…. bueno, Lobogrino lo explicó muy bien.
Yo creo que se confunden siempre, tanto en quienes promocionan el dinero rosa como en tu carta dos cuestiones diferentes. Hoteles de lujo y pensiones baratas las hay abiertas y discriminatorias, y cuando tú pones el ejemplo del Axel te olvidas de la Pensión Chueca, tan gayfriendly o más que cualquier otro establecimiento.
Quiero decir que una cosa es ser abierto y acogedor en tu empresa con las personas lgtb, es más, ser proactivo en la derecha de nuestros derechos (mi kioskera lo es, por ejemplo, así que no dudaría en calificarla de gayfriendly), y otra diferente es que nos encontremos en una sociedad en la que se promociona y se trata de hacer visible siempre el lujo o lo fashion.
En cualquier caso, sí es cierto que en parte de los análisis sobre el dinero rosa, sobre todo en lo que a parejas se refiere, se toma en consideración un concepto que afecta también a las parejas heterosexuales sin hijos. Las parejas gay seríamos mayoritariamente DINKies (Double Income No Kids) y por tanto dentro de nuestro rango económico tendríamos en principio algo más de disponibilidad económica que nuestros vecinos de enfrente en idéntica situación salarial. Y por eso tal vez esté detectado que tendemos a gastar más en moda, viajes, cultura, etc.
El problema es que detrás de algunas reacciones perrofláuticas contra determinados negocios hay un fondo de razón que muchos negociantes gays no acaban de pillar, que es que cuando ganas dinero con una comunidad determinada tienes una parte de responsabilidad en la solución de los problemas de esa comunidad. En buena medida es el mismo fenómeno del capitalismo mediterráneo o anglosajón, que tienden a llevárselo crudo caiga quien caiga, frente a otros modelos que conocen esa responsabilidad y se implican en labores sociales, educativas, etc. independientemente de que a veces lo hagan para mejorar su imagen y protegerse de críticas de posibles clientes. No sé si en el tiempo que llevo fuera de Eghpannia, que ya es mucho, la cosa habrá cambiado algo, pero lo poco que había de tejido económico gay cuando yo me fui era un poco yo hago mi negocio y a mí que no me vengan con historias, con lo cual no me sorprendí demasiado cuando empezaron a aparecer las liberalolis losantianas por estos foros…
Cuando he ido a Barcelona he ido a pensiones cutrecillas que tienen más «sabor» y están en pleno centro. No he ido al Axel por la simple razón de que es caro. Que se dirijan a un mercado al que no pertenezco me importa un pimiento, no voy y punto. Aquí ya hablamos de la agresión a un conserje de ese hotel y cómo los agresores se justificaron porque el agredido era homófobo ya que «discriminaba por el poder adquisitivo» y que no tenía derecho a defenderse porque «no se podía juzgar la sexualidad» de los agresores.
Archivo Dos Manzanas
Unos amigos fueron a Hervás a pasar un fin de semana y en la pensión que reservaron por teléfono se negaron a darles una habitación de matrimonio cuando vieron que eran dos hombres. Aunque sabían cómo reaccionar, pidiendo el libro de reclamaciones y tal, su romántico fin de semana se convirtió en algo desagradable. Ningún heterosexual tiene que preocuparse por ello. Las lesbianas, transexuales y gays tenemos necesidades, como el que no nos insulten cuando vamos a pagar algo, que no tienen los heteros.
Además en ciudades pequeñas abrir un negocio orientado a LGBT es un acto reivindicativo. En mi ciudad, Mérida, han abierto algunos, ninguno de ellos estaba orientado a pijos, y el hecho de poner una banderita arcoiris en la puerta, significa perder una gran parte de clientes por miedo a ser visto, inspecciones de la policía y denuncias que no tienen otros bares y una corta vida. Ganarían mucho más dinero abriendo un bar orientado a otros mercados. Eso sin contar cómo los primeros bares de ambiente en ciudades grandes sufrían las redadas de la policía.
Bueno, yo lo que no «compro» del discurso de «qué malo es el capital» es el doble rasero y la hipocresía que rodea a buena parte de todas estas críticas. Porque no sé vosotros, pero yo necesito dinero para vivir; sin grandes lujos, pero vivir. No me considero parte de ningún conglomerado malvado capitalista, sino una persona que trabaja (mucho) como las demás para vivir. Por otro lado, nunca he conocido a ninguno de estos enemigos del capital y del sistema establecido que (a) no tenga una posición más o menos privilegiada si consideramos la situación global (vamos, que no viven con 2 dólares al día); (b) no tenga una familia detrás con más o menos posibles para que les sostenga en tiempos de apuros, cosa que otros no tenemos; (c) no tenga una posición de más o menos privilegio dentro del Sistema (publicando en editoriales capitalistas-malísimas, aspirando a cátedras universitarias en sistemas malos-malísimos, etc.). O d) todas las anteriores. Tampoco he conocido a ninguno de estos críticos que no tenga un móvil último modelo, un iPod o la última chorrada gadgetológica del mercado producida por el malvado capitalismo. Porque claro: no puedes aspirar a que te haga mucho caso si me estás regañando y queriendo que yo me sienta fatal pontificando desde una cátedra X con internet de alta velocidad y viviendo del dinero del Estado o de papá y mamá. A mí personalmente me fastidia enormemente que gente que «chupa» todo lo chupable del «Sistema» (becas, subvenciones, cursillos pagados, etc.) luego venga contándonos lo malísimo que es el pequeño empresario LGBT o LGBT-friendly, que en la mayoría de los casos son currantes que (a) apuestan por la visiblidad y el compromiso, y (b) pierden más que ganan identificándose como LGBT.
Es decir: que un poquito de coherencia, por favor.
Ave, sinceramente creo que las generalizaciones son odiosas… No me he sentido para nada aludido ya que me temo que no me encuentro en ninguno de los grupos que has nombrado: ni tengo una posición privilegiada, ni tengo una familia con posibles y tampoco me encuentro en una situación de privilegio dentro del Sistema. Y, por si quedaba alguna duda, tampoco tengo iPod ni un movil última generación, vivo en un barrio obrero, durante los años en los que he trabajado no he ni sido mileurista y, por tanto, me permito el lujo de hablar y opinar de situaciones que conozco y he vivido en primera persona. Es más, estableciendo un paralelismo con tu argumento, yo también podría decir (y digo) que es profundamente incoherente que los empresarios gay-friendly disfracen de tolerancia e igualdad lo que no es más que una transacción comercial. Bueno, un beso.
No lo decía ni mucho menos por ti, en realidad era un pensamiento que me vino tras leer alguno de los comentarios anteriores 😉 Precisamente porque las generalizaciones son peligrosas, me molestan mucho algunos discursos de los que se manejan (no en tu columna sino en otros comentarios y columnas que han aparecido en DM anteriormente).
Otro beso para ti 🙂
#6-Gay del Extrarradio: muchas gracias por tu comentario. Pero veo un error de planteamiento. Verás, los negocios GLTB sí contribuyen a la «visibilidad» de las personas GLTB: el hecho de que haya un escaparate con portadas de libros o revistas en las que aparece gente del mismo sexo, el hecho de que personas del mismo sexo entren y salgan de la mano a esos establecimientos, el hecho de que en esos sitios haya una serie de símbolos como la bandera arco iris nos hace visibles e interpela al transehunte que pasa.
Más de una vez he visto a niños que pasaban con sus padres delante de una tienda o un bar con tiazos a la puerta («mariconeando») preguntar lo que te puedes imaginar.
Eso es bueno.
Pero desengañémonos. El que abre un local no tiene como finalidad principal «nuestra visibilización».
Quienes trabajan por nuestra visibilización e igualdad son los Colectivos GLTB. En Barcelona desde la Cordinadora GLTB, el Casal Lambda, el Col.lectiu Gai… Es a ellos a los que tenemos que pedirles que curren por nuestros derechos.
Las tiendas, bares, librerías, restaurantes y hoteles aunque contribuyan de rebote a nuestra visibilidad tienen otros objetivos.
Lo cual, como ya he dicho no es bueno ni malo. Como dice Ave en nuestra sociedad el dinero es necesario para vivir y de la misma forma que yo soy empleado en tal sitio para ganar euros, pagar el alquiler y comer cada día otros invierten un dinero y abren un negocio.
El hotel Axel (que por lo visto es la mala malísima del cuento) es uno de esos negocios. Exactamente igual que lo es la librería de la calle Cervantes o el bar de osos al que voy.
Sólo que esos negocios que te menciono no están dirigidos a «un público selecto de alto poder adquisitivo». Pero la función es la misma: que sus dueños ganen dinero.
Si en la tienda donde compro los anillos y chorradas o en el bar de osos los precios fueran desorbitados yo no me lo podría permitir y no iría. Pero me seguiría pareciendo fantástico que existieran.
Entre otras cosas pq tener que aguantar a pijos en un sitio normal es un coñazo… 😉
¿Que el Axel lo venden como algo reivindicativo? ¡Pues vale! A eso se llama publicidad. También «Pascual» en los anuncios dice que si te tomas su leche tu cuerpo va a estar de fábula cuando todos sabemos que es agua con colorante vendida a precio de oro, o «Jack’s» que si te ponías su colonia se te iban a rifar tias de tetazas imposibles…
De lo que se trata es de no creerse la publicidad al pie de la letra. Que ya somos mayorcitos.
Si buscas reivindicación acude a un colectivo no a un hotel o a un bar.
Nunca se me ha ocurrido pensar en el Axel como un «espacio de lucha GLTB»…Es sólo un negocio con una publicidad y dirigido a un público concreto. Cuando vienen amigos a Barcelona ni se me ocurre recomendarles el Axel. Les suelo buscar hotelitos o pensiones bastante más asequibles y también «filogais». Que, como dice Turbio, existen.
Por otro lado siempre que paso por delante del Axel pienso: «que bien que existan negocios así, con una bandera arco iris enorme en la fachada. Aunque sólo sea para que algunos padres heteros se lo tengan que explicar a sus hijos o muchos homófobos tengan que cabrearse al verlo».
Dos cosillas más:
#7- David: tomo nota: las el jugo de la cebada fermentada siempre es bienvenido. 😉
#12- Ave: pues yo mucho «defender el capital» y sólo tengo un telefonito de hace como seis años que sólo sirve para llamar y enviar mensajes (sin fotos ni mandangas, por supuesto). Y está nuevo y pa durar, oiga.
*- Perdón: por cierto, gay del extrarradio: gracias por tu comentario y por tomarte así de bien los otros. ¿Qué tal una copa en el Axel hoy que es festivo?.. 😉 Venga un besazo, majo.
Yo estoy muy de acuerdo con Lobogrino en que el empresario de ambiente lo que vende es cerveza o camas para pasar la noche y no tolerancia ni militancia. Por eso no entiendo muy bien que me cobren la cerveza a seis veces el precio que pago por ella en Alemania en un local de idénticas características, a no ser que lo que se me esté vendiendo sea una cerveza con tapita invisible de chantaje…
…lo digo porque esa era la relación de precios allá por el 94/95, cuando en Chueca algunos locales te cobraban seiscientas pesetas de las de entonces por una cerveza y si les mirabas con la inevitable cara de susto te decían que si querías tomarte una cerveza en cualquier otro sitio Madrid estaba llena de bares…
Como consumidor sufridor y sin pretender justificarlos (que a mi también me encantaría que fuese todo más barato). España para según qué (y para el ocio en concreto sobre todo) es un país caro en relación a los sueldos.
Si te tomas una cerveza en un local del centro, sea gay o no, te la venden a precio de oro. Los precios altos están altos para todos. Supongo que por eso los jovenes (grupitos heteros) beben en la calle lo que compran en el súper, por eso abundan los «lateros» vendiendo latas de cerveza a euro.
Los ayuntamientos cada vez presionan más al pequeño empresario (al que ven como la gallina de los huevos de oro) con impuestos y normativas para sacar el dinero que malgestionan.
No, no creo que sea chantaje: simplemente hacen lo que pueden para sobrevivir.
El problema de los precios elevados es algo que va más allá del mundo GLTB y en el que confluyen varios factores no siempre claros.
No sé cómo estará comparativamente la cosa de los impuestos y licencias y eso. Cuando yo salía (cuando las dinosaurias poblaban la tierra y las mujeres tenían cola, por lo menos en los cines «S»)circulaban leyendas urbans que decían que con cada cerveza contribuíamos a la financiación del intensivo pero imprescindible consumo de farlopa de los jefes, carísima por aquellos entonces…
(Flanflatal, estás ahí? Manifiéstate toa y deja los negatiffos!)
Vaya revuelo habéis montado con la carta de Gaydeextrarradio. Y, además, por nada.
Viendo lo publicado en Wikipedia y la contestación de este mozo a eso, creo que está bastante claro lo tendencioso del artículo de Wikipedia y que esa es además, la idea general que tiene la gente en la cabeza cuando hablamos de «dinero rosa». ¿O qué es, que nadie se cree lo de que existe un complot, un «lobby rosa»? Si lo repiten tanto en La Razón and company, algunos cuantos se lo acabarán creyendo, o al menos no lo ven como una falta a la verdad furibunda.
Venga, está bien claro. Las críticas de este muchacho al texto no vienen porque en una ciudad pequeña se abran bares de ambiente, todo un acto heroico. El texto habla de sitios donde hay hasta taxis gays, así que estamos hablando de otro nivel poblacional donde la dinámica empresarial LGTB es bastante más compleja.
Sí, son taxis gays, porque no son ni siquiera LGTB para la cuestión del «dinero rosa». Viene a cuento de que parece que, en muchos negocios, te ponen una banderita porque es lo que toca y para sacar más perras. Sin otra motivación. Si se lo han currado con cursos de formación a los empleados, guay. Pero, ¿quién me asegura a mí que, por ejemplo, el mero hecho de declarar un municipio rural turístico gay-friendly porque así viene más gente, va a suponer que una chica transexual pueda pasear el perro con total tranquilidad?
¿Y qué implicaciones mediáticas puede tener esto? Pensemos en ello, que la gente parece no acabar de entender lo de que «no todo lo que reluce es oro». Anda que no les cuesta a las asociaciones demostrar por arriba y por abajo que sufrimos discriminación reflejada hasta en lo económico-laboral, como para que ahora vengan a revestir con activismo cosas como que los gays (aaaah! siempre los gays!!! y nadie más!) tenemos mucho dinero (una mentira repetida mil veces suena a verdad). ¡Pues que el Estado me dé mi parte, porque algún hetero se la ha quedado por equivocación! 😀
Todo intento de promoción de turismo LGTB y similar debe venir acompañado de campañas de sensibilización y educación para prevenir la LGTBfobia. Si no, papel mojado y puro márketing, como el último capítulo de Perdidos.
No por criticar las tácticas de eso que se da en llamar «dinero rosa» estamos queriendo cargarnos el ambiente. Creo que a Gaydeextrarradio se le ha malinterpretado en este sentido.
Lo bueno es caro.
Lo gay suele estar bien posicionado en el mercardo.
Por tanto lo gay es caro.
Si te gusta lo pagas, si no, hay miles de ofertas estándar que son mucho más asequibles.
Todo lo demás es demagogia baratísima!
dave iba a contestar pero he dejado que lo haga mi mayordomo
X DDDDDDDDDD
Apúntate trescientos minipuntos de mi parte, Sara!
hay que darse cuenta que para las empresas y la gente que quiere hacer negocio, los que tiene dinero son gays los que no lo tienen son solo maricones.
Triste pero cierto.