Futbolista australiano aconseja a compañeros gays: «quedaos en el armario»
El jugador de la Liga de Fútbol Australiano (AFL) Jason Akermanis ha escrito un artículo en el que aconseja a jugadores homosexuales que no hagan pública su orientación sexual. En concreto, piensa que salir del armario es innecesario, y sería contraproducente tanto para el deportista como para su equipo. El fútbol australiano, una variante local del rugby, es el deporte más popular en ese país.
En su texto, Akermanis se muestra preocupado por el bienestar de aquellos jugadores que salieran del armario, pero también reconoce haberse sentido incómodo ante la presencia de homosexuales en su equipo:
«[…] creo que el mundo [del fútbol australiano] no está preparado. Salir del armario es innecesario por muchos motivos. Imaginemos el revuelo que se formaría con un jugador en activo que admitiera ser gay. Sería una noticia internacional, y podría destruir el tejido de un club.»
«Creo que [en un entorno como los vestuarios] sería problemático si alguien se declarara gay. Yo mismo jugué con un compañero homosexual […] en los 90, […] un gran tipo que no ocultaba su orientación, ponía su alma en el campo y era respetado por todos en el equipo. El único momento en que noté una diferencia fue en las duchas, con los otros diez jugadores […], cuando de repente todos salieron cubiertos con una toalla: por supuesto, nuestro compañero gay acababa de entrar. Por alguna razón me sentí incómodo, así que me fui. Y estoy seguro de que la mayoria de jugadores haría lo mismo hoy en día.»
Las declaraciones -en principio bien intencionadas- de Akermanis han recibido numerosas críticas, desde equipos de fútbol (incluido el suyo), otros jugadores, e incluso del propio presidente de la AFL. Algunos periodistas han respondido que la situación no cambiará mientras nadie dé el primer paso, o han ridiculizado la supuesta incomodidad en el vestuario de hombres hechos y derechos ante el importante efecto positivo que la visibilidad de un deportista gay puede tener sobre él mismo y sobre adolescentes LGTB.
Opiniones como ésta hacen recordar las del ex-jugador y entrenador de fútbol alemán Rudi Assauer, para quien los jugadores gays “no tienen sitio en el fútbol”, o a la negativa de futbolistas de la Premier League inglesa a participar en una campaña contra la homofobia, por no hablar del reciente chascarrillo homófobo de Javier Clemente. Afortunadamente, contrastan con una campaña protagonizada por estrellas de la propia AFL contra la homofobia en el deporte, la experiencia de la estrella de rugby Gareth Thomas (que precisamente acaba de presentar un documental sobre la homofobia), las recientes salidas del armario de otros deportistas en las antípodas, o la actitud del presidente de la Federación Alemana de Fútbol, dispuesto a apoyar incondicionalmente a los jugadores que salgan del armario.
Pues esos que tanto se tapaban supongo que no podrían ir a una playa nudista, ¿no? Porque se les saldrían los ojos de las órbitas al ver a alguna mujer. ¡Lo que hace el pasar de ser «depredador» a «presa!(según su corta mente).
¡Qué atrevida (y dañina) es la ignorancia, madre del amor hermoso!
«podría destruir el tejido de un club»
Lo mismo se está repitiendo en Argentina, sobre la destrucción de la familia y la famosa «célula básica de la sociedad».
Si diez jugadores se taparon con una toalla, lo que correspondía es que este cretino defendiera a su compañero, de quien dice es «un gran tipo que no ocultaba su orientación, ponía su alma en el campo y era respetado por todos en el equipo».
Hazte compañeros así y échate a dormir.
No es por nada, pero él tiene una cara de estar en el armario, quizá por eso habla con tanta «propiedad»
Ozores, me has leído el pensamiento. 😉
Hija si es que se nota, se nota qué le vamos a hacer…… te aseguro que de aquí a un tiempo será el primero en salir del armario en el fútbol australiano, o bien porque ya esté jubilado o porque lo pillen en alguna playa afrodisiaca con un «amiguito»
¿Playa afrodisiaca o playa paradisiaca, Ozores????
Ay, que me meo «toa». 😆
afrodisiaca que de esta forma aumenta la gravedad del delito.
Pues yo le quitaba el prejuicio, o el armario, o lo que tenga a base de…
(Bueno, mejor me callo.)
Ya… le incomoda tener compañeros lgbt de equipo (de nueva cuenta el típico narcisismo del hetero: «todo mundo me desea»), y lo disfraza de «preocupación» por las contraproducencias para el propio jugador. Y encima lo magnifica haciendo el asunto aún más «cataclítico» hablando de
¿Como no iba a recibir críticas ante una sugerencia tan tonta, especialmente cuando en este momento se anda realizando una campaña contra la homofobia dentro del deporte que él mismo práctica?
Crasamet, también podrías quitarle el tinte platino tan horroso que luce… 😉
«Y encima lo magnifica haciendo el asunto aún más “cataclítico” hablando de «contraproduciencias» para el equipo.»
Sorry, párrafo incompleto de mi anterior comentario.
McManus, el contraste entre el tinte y la barba puffff, estas cosas sólo se le ocurren a los futbolistas.
pues… si no lo quereis, PA MI
y además ya me teneis hartisima y ahora mismo me voy de dosmanzanas y no volveré a comentar nunca más. hala
momento portazo
(es broma, es que me dais una envidia cuando haceis eso)
Lo que dice Arkemanis me recuerda a la reacción de Katharine Hepburn en «Adivina quién viene esta noche». Sin mala intención (al menos en el caso del personaje de la Hepburn), pero completamente equivocada. La única cuestión es que todas las personas, independientemente de su orientación sexual, tienen derecho a realizar cualquier actividad profesional sin ser discriminadas ni rechazadas. Y no hay más.
Aunque sea una labor casi heroica, sí. No hace mucho Gareth Thomas denunciaba los cánticos homófobos de un grupo de aficionados del equipo rival en un partido de la liga de rugby en la que compite. Contaba el daño que le había hecho el escuchar aquello, y que, por supuesto, había presentado la correspondiente denuncia contra el club. También decía que le consolaba pensar que todo lo que está pasando pueda servir para que los que vengan detrás no lo tengan que soportar.
En fin, que entre bientencionados y homófobos de pro, el camino que queda por delante es realmente difícil.
¿Lo veis? ¡Lo decía escasamente hace dos semanas cuando comentamos el tema de la dichosa foto! ¡DE VICTIMAS A VERDUGOS! ¡UN GAY QUE SALE DEL ARMARIO ES EL ARMAGGEDON QUE DESTRUYE TODO UN CLUB! ¡Culpable de destruir una centenaria institución, nada menos!
¿Pero este tío ha pensado lo que dice? Se me ocurren un par de epítetos malsonantes.
¿Y la incomodidad en las duchas? Otros toros que han salido corderos. ¡A su edad y tener miedo de un gay que entra en una ducha!
Por favor, tengo interés en saber con pelos y señales cómo notó esa incomodidad: ¿por el tamaño del pene del gay? ¿por la comparación con el suyo propio? ¿porque se empalmó sin quererlo? ¿porque ese día no se había cortado las uñas de los pies ni limado las durezas? ¡Queremos saber!
Saludos
Carrington: el problema se produjo cuando descubrió que el tener la polla más grande de todo el equipo cuando jugaban a «ver quien la tiene más grande» se debía a su estado de excitación continua desde el momento en el que entraba en el vestuario. Este descubrimiento le asustó mucho, mucho más que la mala conciencia de pensar en el portero cuando se lo monta con la titi de turno.
Yo lo que creo es que la incomodidad es «por si les gusta». Una vez tuve un compañero de trabajo que decía precisamente eso: «yo no quiero probar con maricones por si me gusta». Vamos que son un mar de tópicos y un océano de inseguridades nadando en una soberbia («yo con lo bueno que estoy les tengo que gustar a todos los tios») más grande que una montaña.
Es como las parejitas heteros modernas que van a locales gays para ir de modernos. Ellos, siempre con el trasero pegado a la pared, no dejan de escudriñar al personal con unos rictus de lo más divertido tipo:
«¿y si estos bujarras intentan ligar conmigo? o lo que es peor ¿y si no intentan ligar conmigo pq con lo bueno que estoy seguro que les pongo a mil?».
Los gays pensando: «mira que estos heteros calientapollas llegan a ser plastas. Si encima estuviesen buenos…»
Pues aquí igual: imagino el gay de turno en las duchas del equipo pensando: «en cuanto salga de aquí me voy a la sauna que allí sí que hay tiazos» mientras los lerdos compañeros:
«que bueno está este maricón.
Mejor me tapo y me voy no vaya a ser que me viole, me guste, coma pollo, me salgan tetas se modifique mi esencia de hombre y perdamos todos los partidos como nenazas mariconas hartas de cocacola»…
Creo que para celebrarlo (no sé el qué: tal vez que el descerebre es universal, une países, profesiones, edades y culturas) me voy a zampar una playa afrodisíaca tumbado en una fabul-osa ostra paradisíaca.
Vale Lobogrino, las he visto peor, estando en los tomates teniamos un encargado con mucha pluma pero que con mucha pluma (decirlo mas veces no hace la idea de lo que cantaba este hombre), casado y con dos crios, y salta un dia: «yo por culo ni un pelo….» mire al chico con el que iba trabajar y me iba mear de risa, pensando pero tu te has visto alma de cantaro si pierdes mas aceite que el prestige. Es lo que se comenta aqui los mas homofobos son los que mas necesitados estan.