Cameron continúa la tradición iniciada por Brown y ofrece una recepción en Downing Street con motivo del Orgullo LGTB
El nuevo primer ministro británico, el conservador David Cameron, ha decidido continuar la tradición iniciada el pasado año por su antecesor en el cargo, el laborista Gordon Brown, y celebrar este miércoles en el 10 de Downing Street una recepción a representantes de la comunidad LGTB con motivo del inicio de las celebraciones del Orgullo. Se espera con interés su dicurso, en el que previsiblemente anunciará los compromisos de su Gobierno en materia LGTB.
No se esperan, sin embargo, grandes sorpresas. Previsiblemente, Cameron incidirá en las que fueron sus promesas electorales: aplicar a los Civil Partnership las mismas rebajas fiscales que a los matrimonios (rebajas que está por ver si finalmente se aplican), eliminar las condenas por homosexualidad de las fichas policiales, mejorar las condiciones de asilo para las personas perseguidas por razones de orientación sexual o identidad de género y promover medidas contra el acoso homófobo en el ámbito escolar.
Está por ver si la inclusión de los liberal-demócratas dará algo más de ambición al programa LGTB del nuevo Gobierno, aunque no parece que este asunto haya sido considerado prioritario por ninguno de los dos partidos a la hora de negociar el acuerdo de coalición.
Peter Tatchell vuelve a quedar fuera de la lista de invitados
Por segundo año consecutivo, el activista Peter Tatchell ha quedado fuera de la lista de invitados a la recepción. Al igual que hiciera Brown en 2009, Cameron ha preferido dejar fuera a una personalidad comprometida con los derechos LGTB por encima de criterios políticos, y especialmente crítica con el poder.
Tatchell ha declarado que no le importa demasiado no ser invitado a la recepción, aunque siente curiosidad por las razones. En cualquier caso, por lo que se refiere al fondo del asunto, el activista ha declarado que si realmente Cameron quiere avanzar en la cuestión de los derechos LGTB, debería aprovechar para anunciar la intenciones de su Gobierno de modificar la legislación matrimonial, «la última ley homofóbica que todavía queda en el Reino Unido», y permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Reino Unido mantiene para las parejas del mismo sexo un regimen jurídico de «separate but equal»: una institución propia y específica, el Civil Partnership, les otorga los mismos derechos y deberes que el matrimonio, que queda reservado en exclusiva para las parejas heterosexuales. Un regimen que previsiblemente continuará sin cambios durante los próximos años, dado que, pese a los coqueteos preelectorales de los liberal-demócratas con el asunto, ninguno de los dos partidos de la coalición gobernante lo incluyó finalmente entre sus compromisos firmes.