El respeto a los muertos
Hace algo más de dos meses tuvimos una polémica aquí en dosmanzanas, a cuenta de la noticia redactada por nuestro amigo Flick, que seguro recordaréis.
Algunos nos reprochaban el hecho de haber lamentado la muerte de Izabella Jaruga-Nowacka por encima de la del presidente Lech Kaczyński. El argumento de aquellos que manifestaron entonces su asco contra nosotros, es que todas las muertes merecen el mismo respeto y que hay que llorar a todos los muertos por igual.
Aquellos a quienes tanto indignó la referencia a la homofobia de Kaczyński, supongo que tendrán también una opinión sobre el artículo de L’Osservatore Romano a la muerte del maestro José Saramago, tan sólo un día después de su fallecimiento. Supongo que convendremos todos en que no deja traslucir mucha misericordia que digamos.
Tienen dos opciones. La primera es recorrer blogs, redes sociales y periódicos, tanto digitales como no, para protestar contra la iglesia con las mismas fuerzas y con los mismos apelativos que nos dedicaron a nosotros. Tendrán tarea para rato, porque en casi todos los artículos que se le han dedicado a Saramago desde su muerte el pasado viernes, podemos encontrar comentarios de personas que le insultan por diversos motivos.
La segunda opción es, quizá ahora, comprender lo utópica que resulta su postura. Llorar a todos los muertos por igual es imposible. Ni siquiera la iglesia católica, garante de esa religión que predica la piedad, el perdón y el amor incondicional, ha sido capaz de estar a la altura.
Debo confesar mi gran simpatía por Saramago, no tanto por haber leído sus libros como por sus artículos en prensa y alguna otra entrevista. Siempre me pareció un hombre lúcido al que seguir y escuchar. Me alegra que una mente así llegara a dejar semilla en el pensamiento de muchos y muchas. Me alegra que expresara libremente sus opiniones allá donde era preguntado y que, habiéndose convertido en personaje público, tuviera también sus detractores. Pensar que sus detractores iban a dejar de serlo en el momento de su muerte me parece poco menos que inocente. Aparte del hecho de que pedir a los que tengo enfrente que se callen me priva de una información muy valiosa.
Hoy sabemos más acerca de la actitud de la iglesia hacia los muertos. Quienes seguimos sus movimientos, sabemos que a su lucha no le detienen los velatorios. Recuerdo ahora lo que pasó a la muerte de Eluana Englaro, con aquel vergonzoso funeral religioso al que el arzobispo correspondiente tuvo que dar su aprobación, y al que sus padres no asistieron.
Al fin y al cabo, L’Osservatore es un medio de comunicación, igual que dosmanzanas, y es de agradecer que dejen ver tan a las claras la posición ideológica desde la que redactan sus noticias. Aplicando esto mismo a la noticia del accidente aéreo de Polonia, lo único que se puede reprochar a Flick es ser coherente consigo mismo y con la línea editorial de dosmanzanas, aun a riesgo de hacer enfadar a ese porcentaje de lectores que, sin compartirla en parte o en absoluto, visitan la página con el loable objetivo de saber cómo piensan ‘los de enfrente’ y expresar su desacuerdo o con el menos loable de intentar influenciar en la libertad de los redactores.
En fin, ha sido un placer volver a escribir para vosotr@s, os pido disculpas si el estilo de la carta no es el mejor, ando algo desentrenado. Y si os parece tendenciosa y queréis decir que aprovecho la muerte de Saramago para hablar de otra cosa, ya os digo que tenéis razón, porque no es del maestro de quien quería hablar aunque le mencione, sino de lo otro. Es sólo que hasta ahora no había tenido tiempo.
Raúl Madrid
Antes de saber del cometario del medio de comunicacion rancio catolico ya me habia pasado por la cabeza de ¿por que no Ratzinger? luego pense que la forma en que se fue el Grande de la literatura debia de llenarme de alegria se fue en paz y tranquilo y en compañia de su quirida esposa algo que muy rara vez les pasa a los purpurados que mueren agonizando hasta el ultimo segundo se sus miserables vidas.
Solo hay que ver que tipo de gente fue la que se “indignó” por no haber llorado la muerte del sujeto ese: lectores de Opus Prima (unos fanáticos opusdeístas religiosos de primera categoría) y alguno que otro ultraderechoso que son buenísimos para criticar todo avance en derechos o expresiones. Ahora estoy casi seguro que varias de esas gentecillas celebran la muerte de un gran librepensador literario como Saramago. Al final, como siempre, fue pura hipocresía de su parte.
Gracias por tus aportes literarios a la humanidad, Saramago… 🙂
Ciertamente no fue una sorpresa leer el artículo de L’Osservatore al día siguiente, aunque sí me revolviera las tripas.
Al menos, habría que concederles que cuando se trata de criticar el ateísmo/agnosticismo, lo hacen con todo el mundo por igual, sin discriminaciones.
Otra cosa es hacer cábalas sobre cuántos gramos de su cacareada caridad cristiana les quedan en los bolsillos… se ve que se les ha descosido el dobladillo y no se han dado cuenta de que los llevan vacíos.
Saludos