Un 15% de españoles piensa todavía que la homosexualidad es una enfermedad
Un 15% de españoles piensa todavía que la homosexualidad es una enfermedad. Es lo que se desprende de un estudio preliminar a la definición de la futura estrategia nacional de salud sexual y reproductiva diseñada por el Ministerio de Sanidad y Política Social.
La creencia en que la homosexualidad es una enfermedad se da, sobre todo, en los mayores de 55 años. Un 23% de los hombres y un 17% de las mujeres por encima de esa edad están «poco o nada de acuerdo» en que la homosexualidad sea una opción respetable. «La homofobia latente en la sociedad sigue ocasionando problemas de autoestima y autoaceptación en algunas personas», lamentan los autores, que proponen un cambio educativo que abra el patrón heterosexual dominante a otras fórmulas.
Otra conclusión interesante del estudio es que homosexuales, transexuales, discapacitados e inmigrantes constituyen colectivos que en estos momentos se encuentran en «contextos de vulnerabilidad» en materia de salud sexual.
Damnificados por las «terapias» reparadoras
Precisamente hoy domingo el diario El País refleja como en España siguen ofertándose supuestos tratamientos para «curar» la homosexualidad. Un desgraciado asunto que ha vuelto al primer plano de la actualidad tras el escándalo destapado hace unos días por El Periódico, que desvelaba como un psiquiatra de la clínica Tibidabo de Barcelona continuaba ejerciendo este tipo de prácticas, totalmente desaconsejadas por la evidencia científica. Organismos como la Organización Mundial de la Salud o la Asociación Americana de Psiquiatría dejaron bien claro hace años que la homosexualidad no es una enfermedad mental. Más recientemente, la Asociación Americana de Psicología ha determinado, tras una profunda revisión de la literatura científica, que ya no resulta posible sostener que una persona puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden llegar ser muy graves.
El artículo de El País cuenta casos como el de Àngel Llorent, que se sometió durante 10 años a tratamiento para dejar de ser gay. Le prescribieron fármacos (antidepresivos y neurolépticos). Se vio obligado a tener sexo con mujeres y a rezar cada vez que se sentía atraído por un chico. «Busqué un psiquiatra particular de la comunidad evangélica de Barcelona porque no me aceptaba. En las consultas intentaba reafirmar mi masculinidad pero al no tener efecto empezó a medicarme para bajar mi libido. Era una castración química», cuenta. Durante un tiempo mantuvo la ficción de ser «ex-gay». Finalmente decidió rebelarse y ahora lucha contra las «terapias» reparadoras desde la Asociación Cristiana de Gays y Lesbianas de Cataluña.
Otros casos son los de Marc Orozko, que durante un año se trató en la clínica Dexeus, en Barcelona, a finales de los noventa. Tenía 20 años y su terapeuta le recomendaba masturbarse pensando en mujeres. También le obligaba a ponerse una goma en la muñeca y tirar de ella cada vez que pensara en un hombre para así relacionar la figura masculina con el dolor. Otro caso, el de José L., que se sometió hace tres años a tratamiento en una clínica de Madrid. Acudía a terapia una vez por semana e iba a retiros con otros «ex-gays». «Fue terrible. Me lavaron el cerebro. Yo creía que estaba enfermo y sentía culpa», cuenta José, que pide mantener el anonimato.
Lo cierto es que, a imitación de la derecha religiosa estadounidense, sectores ultraconservadores intentan popularizar en España este tipo de procedimientos de manipulación psicológica. Hace pocas semanas nos hacíamos eco de como la cadena COPE promocionana un libro que “ayuda a los padres” a “prevenir conductas desorientadas” o “en su caso, iniciar el tratamiento necesario”.
Afortunadamente cada vez son menos personas las que consideran a la homosexualidad una enfermedad. Con un poco de más conciencia, información y sensibilización ese 15% disminuirá, y de ello no me cabe la menor de las dudas.
Por lo demás… !Cárcel para los «terapeutas ex-gay» por delitos contra la salud y también para quiénes están promoviendo este tipo de «terapias» perniciosas!
Me produce una enorme tristeza leer estas noticias. Es una sensación muy amarga por todas esas personas que pasaron o atraviesan ahora por esas situaciones… No entiendo cómo se puede llegar a ser tan cruel y a causar tantísimo dolor.
Veremos si no aumenta en próximas legislaturas, cuando llegue al poder el Partido de la Sacristia.
lo más desorientado que existe es poner tu responsabilidad en manos de un ser invisible cuyos únicos vestigios provienen de hace miles de años y están escritos tres siglos después.
Estamos tramitando la Delegación para Córdoba y provincia de AMPGYL. Aquellos padres y madres que deseen contactar con nosotros pueden hacerlo en cordoba@ampgyl.org somos María José y Antonio.
“Acoger, escuchar, compartir y ayudar a no silenciar los sentimientos sigue siendo, y será, la tarea fundamental en nuestra historia.”
Pues muchos pensamos que la heterosexualidad y el heteroseximo son un régimen político de los de antes. Un verdadero virus.
Eduardo no te he entendido ¿heterosexualidad un régimen político? ¿eh?
Muy interesante, creo que es algo retrógrado todavía pensar que la homosexualidad es una enfermedad