¿Es admisible que bibliotecas públicas como las de la Comunidad de Madrid alberguen libros de contenido homófobo?
No es una pregunta retórica: un lector de dosmanzanas ha compartido con nosotros su indignación por la existencia de libros que propugnan “terapias reparadoras» o «reparativas” de la homosexualidad en la red de bibliotecas de la Comunidad de Madrid. ¿Debe permitirse que se destinen fondos públicos a textos desacreditados por las asociaciones de profesionales de la salud mental?
Una sencilla búsqueda de libros con la palabra ‘homosexualidad’ en el título entre los fondos de la red de bibliotecas de la Comunidad de Madrid arroja resultados como “Quiero dejar de ser homosexual: casos reales de terapia reparativa”, “Cómo prevenir la homosexualidad: los hijos y la confusión de género” (ambos de Joseph Nicolosi, cofundador de la virulentamente homófoba NARTH), “Homosexualidad y esperanza: terapia y curación en la experiencia de un psicólogo”, “Comprender y sanar la homosexualidad”, etc. Ahora bien, el consenso entre los profesionales de la psiquiatría o la psicología es rotundo: la homosexualidad no es una enfermedad, y por tanto no es susceptible de “curación”; las “terapias reparativas” no tienen fundamento científico alguno, son perjudiciales o inútiles en el mejor de los casos, y deben ser abandonadas.
Entonces, ¿qué sentido tiene la existencia de tales libros en bibliotecas públicas? Podría justificarse su presencia en base a la libertad de expresión, o a su interés intrínseco como ilustración de lo que ocurre cuando los prejuicios se anteponen a la ciencia. Pero incluso con esas consideraciones, quizá convendría identificarlos de una forma expresa, claramente separados de aquellos textos basados en una ciencia rigurosa. Sobre todo porque no son inocuos: pueden, objetivamente, causar un daño grave e irreversible.
Pero incluso el argumento de la libertad de expresión se antoja insuficiente cuando sustituimos “homosexualidad” por “raza” o “etnia”: ¿sería posible encontrar libros en una biblioteca pública que defendiesen que los judíos son una raza inferior? ¿O, más bien, las personas LGTB somos una minoría a la que aún es lícito discriminar?
Muy probablemente la Comunidad de Madrid no será la única donde ocurra esto, pero resulta paradójico que unas instituciones públicas actúen contra estas “terapias” mientras otras les dan una cierta difusión.
absolutamente indignante, para sacar los libros y pegarles mocos entre las páginas o algo así (estoy violenta hoy, será el otoño que llega)
No, y menos por libertad de expresión de podría justificar su presencia. A las bibliotecas uno va a informarse, no a desinformarse; uno esperaría ver en la sección de ciencia libros sustentados en los hechos, de la evidencia científicia del tiempo actual. Cuando mucho, esos «libros» irían a la sección de pseudociencias o esoterismo (tienen inspiraciones fuertemente cristianas, por más que el señor Nicolosi y asociados quieran pintarlos como «muy científicos), o pasar a la historia de la ciencia como una muestra más de lo que ocurre cuando los prejuicios o la influencia religiosa la infiltra. Y, por supuesto, con su notita de contenido potencialmente nocivo, porque claramente lo es.
En todo caso, si gestionase una biblioteca, yo no los tendría (o, a lo mucho, archivados en lo más viejo y carca).
Bueno, conviene que los haya para consultarlos con interés de entomólogo, por eso de conocer al enemigo (hay que hacerlo) sin ir a escondidas a una librería a leerlo (porque lo que no hay que hacer es comprarlos). Vamos, como las bibliotecas que tienen un ejemplar del Mein Kampf.
Claro que eso ha de compensarse con que se compren otros libros que hablen como debe de ser sobre nuestra realidad….
La función de una biblioteca y de cualquier centro del ámbito documental es la de facilitar el acceso a la información a los ciudadanos o a los usuarios del sistema, independientemente del contenido de la misma. Tampoco es función del personal entrar a valorar si está información es buena o mala, siempre y cuando haya gente que la demande;he recordar que la mayoría de las bibliotecas forman gran parte de su fondo bibliográfico a través de las «desideratas», es decir, solicitudes que hacen los propios usuarios, y si un tipo de información es demandada por uno o varios usuarios la obligación del centro es facilitarle el acceso a esa información dentro de sus posibilidades, siempre y cuando esa información no vulnere la legalidad vigente.
Eso es lo que yo como profesional, no en el ámbito de Madrid, intento llevar a cabo, ahora como gay me repatea enormemente, pero en este caso no creo que haya que culpar al mensajero (red de bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid) si no a quienes demandan ese tipo de volúmenes, a los políticos que gobiernan y a los que alientan, escriben y editan esta basura.
Ojalá ese fuera el menor de los problemas. Cuando cursaba la asignatura de Derecho Canónico, asignatura anual troncal necesaria para tener la Licenciatura, en una Universidad pública sufragada por el Estado, el manual recomendado era un dechado de perlas homófobas. Por poner un ejemplo, comparaba la homosexualidad con «otras anomalías psicosexuales como la ninfomanía o el sadismo». Además, decía que la homosexualidad era una forma de demencia (al menos en lo referente al matrimonio).
Hasta donde yo sé, a día de hoy, ese sigue siendo el libro de texto y la línea oficial de enseñanza.
Yo creo que hechos así deben ser puestos en conocimiento de las asociaciones. No basta con contarlo aquí.
Es una vergüenza
Pues sintiéndolo mucho, en esta crítica no puedo estar de acuerdo. Las bibliotecas públicas estadounidenses (que dan trescientos mil millones de vueltas a las españolas tanto en cantidad como en calidad de fondos) albergan todo tipo de libros precisamente porque esa es la función de una biblioteca: dar cabida a todo el saber de la humanidad. A mí me jode, claro, que alguien escriba un libro como los que aquí reseñáis, pero si estuviera realizando un trabajo de investigación sobre este tipo de «terapias», tendría que tener acceso a todos estos manuales. Y para ello hay dos vías: o una biblioteca pública donde poder acceder a todo tipo de materiales sin tener que gastar dinero, o comprar los libros de mi bolsillo. La función de una biblioteca no es la de discriminar contenidos en función del gusto de sus usuarios, sino permitir que cualquiera pueda acceder a un fondo bibliográfico lo más extenso posible, por muy repugnantes y odiosas que nos resulten las ideas que puedan plasmarse en determinados libros.
Mucho más eficaz, por ejemplo, es hacer lo que hacen muchos fundamentalistas evangálicos con los libros LGBT, que te sueles encontrar llenos de papelitos con citas bíblicas. Se cogen los libros en cuestión y se mete dentro un folleto de una asociación LGBT o un papel informativo con recursos para quien tenga dudas sobre la «validez» de estas «terapias». Así, quien quiera consultar el libro por motivos profesionales podrá hacerlo con absoluta libertad, y el adolescente inseguro que los consulte podrá tener acceso a otras fuentes de información. Es sano, es legal y no impone ningún tipo de censura.
Iba a opinar pero coincido totalmente con Ave, Moisés y Ben Gabirol. Os habéis adelantado chicos.
Además, en muchos condados de Estados Unidos la polémica ha sido precisamente la contraria: padres que protestaban indignados porque en determinadas secciones (especialmente la infantil) había libros que «promovían el estilo de vida homosexual». Aquí no vale la ley del embudo. Lo que no vale para los demás tampoco puede valer cuando nos interesa.
Esos libros deberían estar catalogados como historiografía sobre el tratamiento de la homosexualidad, no como una definición actualizada. Pasaba con las antiguas enciclopedias donde junto a homosexualidad ponía «inversión» «contranatura» menos mal que eso ya cambió.
«Pero incluso el argumento de la libertad de expresión se antoja insuficiente cuando sustituimos “homosexualidad” por “raza” o “etnia”: ¿sería posible encontrar libros en una biblioteca pública que defendiesen que los judíos son una raza inferior? ¿O, más bien, las personas LGTB somos una minoría a la que aún es lícito discriminar?»
Me resulta muy extraño que tan siquiera lleguéis a plantear esta pregunta. Las bibliotecas están *****llenas***** de libros en los que se defienden todo tipo de ideas discriminatorias: sexistas, homófobas, racistas… Si de lo que se trata es de aplicar higiénicos patrones de selección bibliográfica para leer sólo lo que no nos haga daño, creo que lo que se necesitan no son bibliotecas públicas, sino gulags. De lo contrario, creo que por coherencia tendriais que empezar por solicitar la retirada de toda la literatura medieval, tres cuartas partes de la del siglo de Oro, todos los tratados de teología…. seguro que me dejo algo, pero vamos, que os iban a quedar una estanterías de lo más brillantes… y vacías :-S
Entonces Ave, Lobogrino… la cuestión ahora sería saber si en esa misma biblioteca uno puede encontrar libros con un tratamiento no discriminatorio de la homosexualidad.
Ave querida, yo no hablo de retirar obras literarias ni libros escritos en épocas en las que la homosexualidad era considerada enfermedad, sólo digo que toda esta serie de manuales y «estudios» que aparecen en el anuncio de la noticia sobran, sobran por muchos motivos, están hechos en un periodo histórico en el que la homosexualidad ya dejó de ser considerada una enfermedad, estos manuales inicitan al odio y a la homofobia…. Pienso que cada libro tiene su contexto y sacar ahora un libro que pretende ser científico sobre la superioridad de la raza blanca sobre las demás me parece un acto deliberado e hiriente de puro racismo, otra cosa es que el libro perteneciese a los libros editados por los nazis, entonces consideraríamos al libro dentro de un contexto que justifica su contenido. Estas discusiones literarias dan para mucho y yo ya tengo sueño, así que espero haberme explicado más o menos bien.
De todas maneras, si la caverna quiere tener sus propias bibliotecas con volúmenes de Césares Vidales, Pilares Urbanos, Pios Moas etc que hagan una biblioteca privada con todo este contenido carca y deleznable. Que ya se encargaran las colectas de las misas del Opus Dei y similares de financiarlos.
En el cento educativo donde trabajaba un familiar mío había una directora de idiología neofascista que compró con dinero público del centro volúmenes de historia de Pio Moa, que ni siquiera es historiador y eso sin consultarlo con nadie.
Claro, Virgilio.
No hay nada malo en que una biblioteca albergue ese tipo de libros para que quede claro, existiendo libros en los que la homosexualidad es tratada como se debe, que esa no deja de ser una visión «de unos» totalmente errónea, falsárea y perniciosa.
El «Mein Kampf» debe estar al lado de La Declaración Universal de Derechos Humanos.
Pero Lobogrino ¿hay ese tipo de libros no discriminatorios en esa biblioteca? Sería una manera de completar la noticia ¿no?
Yo me he leído libros de EGALES, los de Vidarte, Eribon, o el «De Sodoma a Chueca» sacados de bibliotecas públicas…
Una cosa es un libro que fue publicado en un periodo histórico pasado y otra un libro que se publica ahora y que divulga prácticas peligrosas para la salud de las personas.
No me parece que merezcan ser tratados igual. Tampoco estoy seguro de que las bibliotecas estén llenas de libros que defienden teorias racistas como decís y no pase nada.
He buscado en el enlace de las bibliotecas de la comunidad de madrid que da la noticia ‘los protocolos de los sabios de Sión’, y solo salen libros críticos. También he buscado ‘Mi lucha’ de Hitler y no lo tienen.
Ah, parece que en este caso sí han escogido no darle voz a uno de los ‘lados’, lo que me parece bien.
No cuela. Lo que para el racismo no vale para la homofobia sí, está claro
Respondiendo a Ave #13:
No es lo mismo contenido homófobo que incitación a la homofobia. Igual que no es lo mismo un libro en el que se habla mal de los judíos que un libro en el que se incita a acabar con los judíos.
Dicho esto, aun compartiendo que esten en las bibliotecas, y la libertad de expresión y bla bla bla, lo que no puede ser es que un adolescente con dudas vaya a una biblioteca a buscar información y se encuentre *eso* al lado de otros libros con más fundamento.
A #4 Moisés:
«y si un tipo de información es demandada por uno o varios usuarios la obligación del centro es facilitarle el acceso a esa información dentro de sus posibilidades, siempre y cuando esa información no vulnere la legalidad vigente.»
Como simple nota: la homofobia no es legal.
Depende de donde estén. Si es opinión o literatura, no me preocupa.
Si lo que intentan es colar a fraudes como el tal Nicolosi en el paradigma científico aceptado, la cosa cambia.
De todas formas, no creo que toda la culpa sea de la Comunidad de Madrid, o que exista una política que ordene darle a estos textos la relevancia que no tienen.
Muchas veces las monas se visten de seda y estos escritores del fringe científico se adornan de títulos y de referencias a publicaciones no aceptadas (El diario de los feligreses de la 1st Church of The Flaming Lamb, Terre Haute, IN. nunca será una Nature, por mas que le gustara al autor), y deliberadamente hacen difícil separar el grano de la paja.
Sin ir mas lejos, he llegado a encontrarme trabajos de Julius Evola clasificados como «Sociología», cuando el sitio que les corresponde está entre garrulos de similar calibre como Jodorowski o Sánchez-Dragó, o a Pio Moa como «Historia». Habráse visto.
No sé si os habéis fijado en que alguno de los libros citados están editados en 2009
SI: en 2009
No estamos hablando del siglo de Oro, ni de historiografía de la homosexualidad, ni de libros anticuados, son libros mucho más modernos que los de Didier Eribon.
A mí me parece indignante que esos libros aparezcan catalogados (¿a quién corresponde la tarea de catalogar?) en apartados como ciencia, antropologia o psicologia
Si yo tuviese que catalogar un libro de ese estilo, obviamente lo pondría en «Mierdas varias» por muchas desideratas que hubiera tenido
Y si no, la solución de Ave me parece adecuada: unas cuantas pegatinas de advertencia
Acceso a la información: sí, claro, pero guiada, señores, guiada. No todo tiene la misma importancia. Entre los clásicos del siglo de Oro no creo que aparezca Paulo Coelho
FuzzyLogic se conoce que conoces poco como funciona la Comunidad de Madrid. Todo se hace por ideología y con un fin. Cosas mucho menos importantes que decidir la lista de libros que se compran para las bibliotecas se hacen así. El que en institutos públicos se regale El Mundo a los alumnos, por ejemplo, que siempre ma ha parecido escandaloso que hadie haya dicho nada, y cosas por el estilo
Salto: en la Universidad de Castilla -La Mancha, al menos en el campus de Albacete, se entrega gratis el ABC, El Mundo y Público. Bueno, al menos aquí intentan dar una opinión más variada, aunque ultimamente se ha introducido como periódico local «La Tribuna de Albacete» periódico de derechas donde los haya, del que era director nuestro ínclito y patético Dimas Cuevas, ahora senador del PP por la provincia de Albacete.
Pues tienes razón Puto, esos libros deben estar, creo yo, pero no como «psicología», evidentemente.
Y Paulo Coelho no está en el siglo de Oro, está junto a Cervantes!!!! 😛
Importante el apunte de Puto y Ave.
¿¿¿Que «Pablo Conejo» está junto a Cervantes,
o simplemente «está»???
¡Eso sí que me parece inadmisible!!! 😉
Estoy con los que decís que en una biblioteca pública tiene que haber de todo.
Y en lo referente a este tema, quizás la pelota esté en el tejado de las editoriales y no en el de la biblioteca. Si se publicara en la actualidad un libro sobre terapias para curar la homosexualidad, ¿no debería ser obligación ética de la editorial abrir el libro con una nota tipo «Se recuerda al lector que la homosexualidad fue descatalogada como enfermedad en 1973 por la APA norteamericana y en 1990 por la OMS»? Vamos, digo yo.
Saludos
Carrington: te puedo asegurar que hay editoriales que publicarían (y publican) toda esa bazofia gustosamente, por no hablar de las múltiples maneras de autopublicación que hay ahora mismo.
Pues me parece que todos los libros deben estar en bibliotecas, eso si, depende de la seccion en la que se encuentren… Por ejemplo: terapias cura-homosexuales me parece bien que esten en la sección esotérica, en religión, tonterías varias, humor, ciencia ficción y cartografia de la tierra media. En cambio si se encuentran en la seccion de autoayuda, psicologia o antropologia, ciencia…etc entonces es obviamente un disparate.
Tambien podrian estar junto a «mi lucha» o junto a la biblia, todos bajo el cartel «cultura del odio del s.XX».
Me parece perfecto, pero que también alberguen libros de cómo pegar a la mujer sin dejar marcas. Puestos a hacer apología del odio y la violencia que se haga para todo el mundo.
yo estoy de acuerdo con #4 Moisés, si los usuarios reclaman esos libros, es obligación del ente público facilitárselos… hace tiempo empecé una campaña personal para convertir la biblioteca de Retiro, la de mi barrio vamos, en una biblioteca gay friendly, de una manera muy snencilla, vas a la biblioteca, pides un impreso para demandar que se compre un libro y lo compran. Yo me dediqué en mi biblioteca a pedir durante 6 meses diferentes libros de temática LGBT. Os animo a todos a hacer lo mismo.
pues chico, por las cosas que dices por aquí, me echo a temblar pensando en los libros que pedirías.
que alguien me explique qué parte de mi comentario es la que el incita a poner los negativos… si el proponer una iniciativa sencilla para que luego no andemos todos preguntándonos, qué puedo hacer yo como simple ciudadano… ahí tienes algo, haz más plural y normalizada tu biblioteca… o quizás es el que vea normal que una biblioteca pública deba poner a disposición de los usuarios el material que necesitan (otra cosa es donde esté colocado ese material y cómo esté catalogado) o simplemente los negativos son por el nombre de quién firma el comentario ???
pues pedí desde banalidades como «El viaje de Marcos», a cosas más duras como «Camaradas Libres» pasando por clásicos como «Teleny»… cosas en general. Al contrario que algunos de los presentes, no dejo que mi ideología me ciegue y me impida leer un autor u otro segun su color… me gusta la pluralidad !
Para mí el problema está en la catalogación, pero no sólo en temas LGBT sino en muchas otras cuestiones. Evidentemente, catalogar un libro de un creacionista como «ciencia» es un disparate, como lo sería catalogar cualquiera de estos libros dentro de «Psicología» o similares. Y creo que en ese sentido sí se puede formular una protesta legítima.
Alguno parece que no ha estado nunca en una biblioteca pública. A la que yo voy, Puto, te encuentras no solo a Paulo Coelho, a Dan Brown, las novleas de Crepúsculo, etc todos en la misma categoria, la «8» que es LITERATURA Y LINGUISTICA. Ahi va prácticamente todo, la literatura seria, la mala, la buena y la mediocre. El objetivo de la biblioteca es servir a los usuarios, y si piden mierda, tristemente dársela. Otra cosa es que se pueda hacer formación y tal, pero otra cosa sería censura. La biblioteca tampoco es nadie para juzgar lo que tú lees.
¡OjO! Yo no vivo en la república de la neutralidad, ni digo que si hay un libro LGTb tenga que estar el de NARTH al lado. Por mi, lo ideal es que no estuviera el de NARTH, lógicamente, pero es que una biblioteca no funciona así. No podemos erigirnos en censuradores, porqeu entonces, ¿dónde está el límite? junto a libros de aprender idiomas serios en mi biblioteca también tienen esta mierda de Ramon Campayo http://www.agapea.com/libros/Aprende-un-idioma-en-7-dias-isbn-8441417814-i.htm, que es una soberana gilipollez. Tengo que pedir que lo retiren, porque ninguna persona seria que se dedique ni a la enseñanza ni a los idiomas lo recomendaria ? Tengo que pedir que retiren libros de religiones que me son incomodas ? Qué pasa, si como dicen más arriba, me estoy documentando sobre la mierda de las terapias estas ?
Claro que debe haber libros de ese tipo en las bibliotecas… pero en su justa medida. Si el 99% de los psicólogos dicen una cosa, el 99% de los libros deben reflejarlo. Lo que no tiene lógica es que el 99% de los psicólogos diga una cosa y el 25% de los libros de la biblioteca otra.
El problema no es que existan libros inequivocamente homófobos (o racistas o misóginos…) el problema es que se esté gastando dinero público en ellos, patrocinando y promocionando sus ideas con recursos del erario.
La justificación que dais es que si hay usuarios que los solicitan ahí deben estar, pero y si comenzara en la misma CAM una solicitud publica de diferentes grupos ultras que en madrid hay a reventar, pidiendo que dichas terapias de curahomosexualismo fueran patrocinadas con dinero público como con dinero publico se abonan las operaciones de cambio de sexo, o se subvenciona organizaciones en defensa de los LGTB tambien entonces estaría justificada la defensa de dicho ideario??
Yo pienso que si, igual que debería estar en Mein kampf. Hay que enseñar a la gente a discernir entre la verdad y las gilipolleces, no censurar las mismas.
#39 Son cosas muy distintas. Una es la documentación sobre métodos no científicos y otra es llevarlos a la práctica. En la biblioteca pública también puede haber libros sobre «medicina» homeopática, de hecho los hay, pero eso no quiere decir que en un hospital público debas encontrar esa «medicina».
Pues yo sinceramente , no veo en absoluto admisible ese tipo de manuales , teniendo en cuenta que vivimos en un Estado social de derecho que tiene como objetivo precisamente garantizar derechos como la igualdad, la no discriminación de las minorías,la no exclusión o marginación social etc etc.La propia Constitución dice en su artículo 9.2 que corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas;remover los obstáculos que impidan su plenitud….Artículo que ha servido de base para la la aprobación de las últimas leyes sobre políticas de igualdad.Está claro que esos libros más allá de la información que puedan ofrecer a un homófobo lo que hacen es promover la discriminación hacia el colectivo y crear un concepto equivocado sobre la homosexualidad, excluida como enfermedad por la OMS desde el año 90.
Y ahora podríamos plantearnos: si la función de la biblioteca pública que pagamos todos, es la de facilitar información a los ciudadanos, ¿estaría justificado un manual sobre cómo maltratar física y psíquicamente a una mujer?o sobre artimañas para conquistar a un menor de edad o discapacitado psíquico con el que mantener relaciones sexuales?Si viviéramos en Sudán o en Mauritania , o incluso en España no mucho tiempo atrás pues vale,pero en los tiempos que corren creo sinceramente que esos libros están muy obsoletos.
Estos anacronismos no están justificados porque no informan sobre la situación pasada o actual de la homosexualidad sino cómo reparar nuestra «tara»… Además no están avaladas por colegios profesionales de psicólogos..
«el problema es que se esté gastando dinero público en ellos, patrocinando y promocionando sus ideas con recursos del erario.»
Pero este es otro tema: el de si deben utilizarse o no fondos públicos para subvencionar cualquier actividad o para adquirir fondos bibliográficos que argumenten a favor de tal o cual postura, sea o no discriminatoria. Por la misma regla de tres, un contribuyente creyente podría sostener que no le gusta que las bibliotecas públicas acojan obras que atacan sus creencias, por sentirse «ofendido» e incluso «perseguido» (no estoy diciendo que sea verdad, digo que es una opinión subjetiva). Una biblioteca no «patrocina» ni «promociona» ideas: una biblioteca alberga libros. No es función de la biblioteca vigilar ni controlar qué ni cómo leen los usuarios (y si no, mirad el pollo que se montó en Estados Unidos con el tema de la Patriot Act, que daba libertad al FBI para solicitar a las bibliotecas del país listados de lo que leían los usuarios, y la negativa de los bibliotecarios a cumplir con esa parte de la ley). Explicar, educar, enseñar a leer de forma crítica… todo eso sí es tarea del Estado. Pero es otra cosa.
¿Debe una biblioteca albergar libros que hagan apología del nazismo o del racismo, u obras negacionistas del Holocausto? La Biblioteca del Congreso de Washington lo tiene muy claro. Consultad si no el catálogo.
Al año en España se publican miles, decenas de miles de libros la mayoría no son «albergados» en las bibliotecas públicas, en esa elección hay evidentemente decisiones de indole política o ideológica por tanto sí existen decisiones de promoción y patrocinio de segun que ideas, repito por qué no patrocinar y promocionar esas mágnificas prácticas de reparación heterosexual? por qué no sufragarlas por la seguridad social?
En eso te doy la razón completamente. Lo primero que debería preocuparnos es el estado paupérrimo de nuestras bibliotecas públicas en general. Que la presencia de determinados libros responda a políticas concretas… no tengo información para opinar, la verdad, aunque en el caso de la CAM nada me sorprende.
Respecto a tu pregunta: «por qué no patrocinar y promocionar esas mágnificas prácticas de reparación heterosexual? por qué no sufragarlas por la seguridad social?»
Porque son cosas distintas. Porque una cosa es que una biblioteca pública ponga a disposición del usuario una obra publicada de contenido X, y otra muy distinta que el Estado adopte una postura discriminatoria mediante la implantación de políticas discriminatorias activas. Porque nadie ha dicho que esos libros no sean homófobos (lo son), o que sus contenidos sean ciencia (no lo son según el consenso de una gran mayoría). Pero también existe un consenso en buena parte de la sociedad de que Dios es una entelequia y sin embargo a nadie se le ocurre pedir que retiren de todas las bibliotecas cualquier libro en el que se mencione la palabra «Dios», mientras que sí tenemos derecho a exigirle al Estado que deje a Dios a un lado (pero no tenemos derecho a pedirle al Estado que discrimine contra una persona por ser creyente, por ejemplo).
Yo creo que las diferencias son importantes.
Elegir por una administración pública libros de contenido homófobo sin nota aclaratoria que asi los defina exponiendolos y patrocinandolos ante cualquier usuario no es una política discriminatoria activa? pasiva? versatil? no tenemos derecho a pedir que el estado discrimine a un creyente pero en cambio hemos de aceptar que el estado (o CC.AA o municipios) nos discrimine por ser homosexuales?
No, lo que yo digo Fanta es que no podemos aplicar la ley del embudo y exigir algo que no estamos dispuestos a aplicar cuando nos perjudica a nosotros. Si los libros sobre terapias reparativas nos ofenden (a mí me ofenden y me ponen de mala hostia) nuestra obligación no es prohibirlos, sino combatir sus memeces con argumentos o con acciones como la de poner una simple pegatina o un folleto dentro. Pensándolo fríamente, incluso ser homófobo no es más que la manifestación del derecho de un imbécil a desarrollar libremente su personalidad de imbécil integral. Como ejemplo, el caso de la nadadora y Jaguar: que diga lo que le dé la gana, pero eso sí, te arriesgas a quedarte sin patrocinadores y a poner fin a tu carrera.
En el fondo, a mí me resulta extraño que alguien me diga que existen libros que no puedo/debo leer y que me prohíban leer algo por mi bien, o porque es sexista, o porque es homófobo, o porque es racista. No sé, es un debate complejo y en estas cosas yo intento pensar en lo que haría yo si fuera la persona que tiene que tomar esas decisiones.
Yo no quiero prohibir ningún libro, solo pretendo que con dinero público no se sufraguen ideas discriminatorias, la nadadora por decir «chuparos esa maricónes» como si no dijera y me dijeran eso en repetidas ocasiones por razones muy lascivas, digo la nadadora sufrirá la perdida de patrocinio en cambio si tus ideas son homófobas escribe un libro que alguna administración municipal autonómica o estatal te pagará y publicitará esos libelos en las bibliotecas… no prohibo leer ni publicar ni escribir quiero sólo que no se pague por ello con dinero de todos.
un beso ave que mañana madrugo ciao.
Buenas noches Fanta, que descanses 🙂 Mañana seguimos (comprendo tu argumento y hasta tengo tentaciones de hacerlo mío, pero en el fondo… además, si la biblioteca compra el libro – o lo recibe como donación – piensa en la enorme cantidad de ejemplares que NO venderá la editorial de marras, jejeje – lo sé lo sé, este argumento no vale nada).
Hola,
La política de colección de una biblioteca pública se guía por un principio profesional que llamamos libertad intelectual,
http://www.fundaciongsr.es/documentos/manifiestos/difla-es.htm.
Entre otros puntos debemos garantizar lo siguiente:
– Las bibliotecas tienen la responsabilidad de garantizar y de facilitar el acceso a las expresiones del conocimiento y de la actividad intelectual. Con este fin, las bibliotecas adquirirán, preservarán y harán accesible la más amplia variedad de materiales, reflejando la pluralidad y diversidad de la sociedad.
– Las bibliotecas garantizarán que la selección y la disponibilidad de los materiales y servicios bibliotecarios se rijan por consideraciones profesionales y no por criterios políticos, morales o religiosos.
– Las bibliotecas adquirirán, ordenarán y difundirán los recursos informativos libremente y se opondrán a cualquier forma de censura.
– Las bibliotecas facilitarán materiales y servicios accesibles por igual a todos los usuarios. En ellas no habrá discriminación alguna debido a la raza, religión, sexo, edad o por ninguna otra razón.
– Los usuarios de las bibliotecas tendrán derecho a la privacidad personal y al anonimato. Los bibliotecarios y el resto del personal de la biblioteca no revelarán a terceros la identidad de los usuarios o de los materiales que utilizan.
– Las bibliotecas financiadas con fondos públicos y de acceso público mantendrán los principios de la libertad intelectual.
– Los bibliotecarios y el resto de empleados en tales bibliotecas tienen el deber de mantener esos principios.
– Los bibliotecarios y el otro personal profesional de las bibliotecas serán responsables tanto ante sus patronos como ante los usuarios. En caso de conflicto entre esas responsabilidades, será prioritario el deber hacia el usuario.
A mi personalmente este tipo de obras me dan asco, pero como bibliotecario no veo en qué basarme para «prohibirlos», no son ilegales (delitos contra menores, apología del terrorismo o racismo, etc.). Solamente los puedo «acusar» de ser una bobada pero si no profieren ni insultos ni incitan a la violencia no veo como prohibirlos.
Este tipo de libros no son «científicos», ciertamente bajo «mis» parámetros pero tampoco lo son los libros de pseudo historia de Pío Moa ni de Cesar Vidal y yo no compraría tampoco para mí según que periódicos, como cuando entro en la biblioteca me pongo el chip profesional.
La diferencia entre una democracia y una dictadura está precisamente en el hecho que las bibliotecas de las democracias tienen en sus estantentarías libro que va contra ellas o que dicen sandeces.
Al fin un comentario razonado y con conocimiento por lo que veo ! #50
Efectivamente, se agradece ver un comentario informado y razonado como el de #50.
Pero no estoy de acuerdo, y ello basándome en sus mismos argumentos.
Coincido en que las bibliotecas deben regirse por el principio de la libertad intelectual pero, os guste o no, los bibliotecarios (o los administradores en general) realizáis continuamente juicios y valoraciones sobre los libros con que trabajáis, simplemente para poder catalogarlos y buscarles un lugar: ¿a qué estantería, por ejemplo, corresponde un libro que sostiene tesis creacionistas? Desde luego no a la de Ciencias Naturales. Porque eso no es ciencia. Y no se trata de juzgar qué libros son científicamente rigurosos según nuestros parámetros personales, sino de respetar criterios profesionales: los de los profesionales del campo, que han hablado de forma rotunda, clara y meridiana.
Estoy totalmente de acuerdo en que una biblioteca debe facilitar el acceso al cuerpo del conocimiento humano, pero un libro no sólo transmite información con su contenido: el contexto, la forma en que es presentado, también son importantes. Y colocar libros desacreditados por todas las asociaciones de profesionales de la salud mental entre libros rigurosos hace muy poco por facilitar el acceso al conocimiento. Más bien contribuye a difundir una mentira.
Yo no creo que estos libros deban prohibirse u ocultarse, ni mucho menos (salvo que incumplan la legalidad vigente: como algunos han apuntado, dudo que la libertad intelectual ampare a manuales para golpear a tu mujer sin dejar marcas, etc.). Lo que sí pienso es que cada cosa ha de presentarse en su contexto adecuado. Lo que sigue el método científico -aunque no nos gusten los resultados- es ciencia. El resto son especulaciones o prejuicios, y como tal deben ser presentados.
Aramís Fuster no tiene sitio junto a las obras de Carl Sagan, ni los prejuicios de unos cuantos junto a las investigaciones rigurosas del resto.
Claro que ese tipo de libros no son ciencia y carecen de rigor.
Pero las novelas tampoco son ciencia y tienen su cabida en las bibliotecas.
«Los Pilares de la Tierra» no es historia y a nadie se le ocurriría pensar que no estuviese en una bliblioteca.
Por supuesto que no vas a poner el «Creacionismo» en la estantería de «Ciencias Naturales», pero sí lo puedes poner en la de «Creencias», o «Paraciencia», junto con «las obras completas de Aramís Fuster» (espero que no existan); o estas en el apartado de «Rarezas» con los libros de contenido homófobo.
De lo que se trata es que los bibliotecarios encuentren un rincón donde este tipo de «paraliteratura» tenga su sitio.
Por supuesto que ni de lejos ponerlos al mismo nivel que los estudios serios, pero tampoco desecharlos si es un material publicado.
Tal vez haya un momento que alguien los necesitará para poder cargarse esas posturas.
Suprimirlos tiene un cierto aroma a «censura», lo que se censura se magnifica y ese tipo de panfletos no merece la pena ser magnificado.
Pues a eso voy, Lobogrino, yo no hablo de censura sin más. Pienso que en una biblioteca pública cabe (casi) todo, pero cada cosa en la estantería que le corresponde.
(por cierto, después de tener pesadillas por escribir lo de Aramís Fuster, resulta que la tía sí ha publicado libros. ¡Aaargh!)
En el blog de la Plataforma COABDM, donde hablamos de las bibliotecas madrileñas, hemos puesto un post donde damos una explicación técnica a esta cuestión:
http://coabdm.wordpress.com/2010/09/09/%C2%BFes-admisible-que-bibliotecas-publicas-como-las-de-la-comunidad-de-madrid-alberguen-libros-de-contenido-homofobo/
Yo estoy de acuerdo con casi todo lo expresado por el comentario 50, salvo en el aspecto de la clasificación. Como apunta Schatten, en el proceso de catalogación sí influyen criterios no del todo «científicos». La clasificación del conocimiento también tiene que estar sujeta a crítica y cambiar si así lo dicta el consenso, y un libro creacionista no tiene sitio en las estanterías de «Ciencias naturales». En el proceso de catalogación intervienen multitud de factores subjetivos. No es lo mismo clasificar una obra bajo la categoría de «Uranismo» o «Perversiones sexuales» (me las estoy inventando, pero intento reflejar lo que podía ocurrir hace 100 años) que hacerlo bajo la etiqueta «Estudios LGBT». Mucha literatura LGBT, por ejemplo, está catalogada en apartados como «Literatura erótica», cuando de eróticos esos libros no tienen nada más que el contenido LGBT. Y son cosas muy sutiles, subjetividades que se «cuelan» en el proceso y que terminan ordenando el conocimiento en cajoncitos que coinciden con la visión mayoritaria. Y ante eso, las minorías sí tenemos que estar vigilantes.
Gracias por la aclaración sobre la forma de adquisición, Plataforma. En cualquier caso, eso no resuelve el dilema de que la política de adquisiciones de una biblioteca pueda estar sujeto a criterios personales o institucionales que discriminen ciertas lecturas sobre otras y den preferencia a la adquisición de estupideces.
¿Existe en España alguna plataforma de bibliotecarios LGBT? (en EEUU sí y hacen cosas bien chulas, por lo menos durante el tiempo que yo trabajé en la biblioteca, precisamente en adquisiciones y luego en catalogación).
http://www.lambdaliterary.org/interviews/08/30/confessions-of-a-librarian-janet-trumble/
¿Se puede encontrar porno en una biblioteca? No. Es un ejemplo de que si se hace una criba inicial de los libros que hay en una biblioteca.
Si Kodama, si se puede encontrar porno, y del duro si hace falta, en una biblioteca. Si la biblioteca en cuestión es Nacional o Regional recibirá por depósito legal todas los libros, revistas, películas, etc. que se produzca en su área de influencia.
Insisto en que leais el post al que nos referimos en comentario 55 en el cual damos una sencilla explicación técnica del asunto.
«Si la biblioteca en cuestión es Nacional o Regional recibirá por depósito legal todas los libros, revistas, películas, etc. que se produzca en su área de influencia».
He realizado una búsqueda en el catálogo de la red de bibliotecas de la CAM, pero por editorial. Si así fuera… ¿por qué el número ****total**** de registros que aparecen en el catálogo de Odisea Editorial es de 5 y el de EGALES es de 19?
Perdón quise decir de las bibliotecas públicas del Ayuntamiento de Madrid, no de la CAM.
Pues gracias por la idea Ave. Pero si haces la búsqueda en el catálogo de las Bibliotecas de la Comunidad: http://www.madrid.org/biblio_catalogos creo que se demuestra claramente la ausencia de homofobia a la hora de seleccionar los libros.
Lo mejor es restringir la búsqueda a Bibliotecas Públicas de la Comunidad de Madrid. Así sólo buscas entre los seleccionados y no en los de depósito legal.
De las editoriales afines al movimiento gay nos salen 62 libros de Odisea y de Egales 138. No parece un número escaso.
Precision, respecto a COABDM, el libro de Nicolosi: quiero dejar de ser homosexual ,esta en 2 bibliotecas , en la de Joaquin leguina como deposito legal y en la de Manuel Alvar en la sala prestamo adultos y no en deposito legal.