Un senador republicano de Montana se opone a la ilegalización de la homosexualidad que su partido defiende
Diferentes medios de comunicación de todo el mundo se han hecho eco estos últimos días de la intención del Partido Republicano de Montana de penalizar la homosexualidad en ese estado norteamericano. Como dosmanzanas adelantaba en julio, en realidad lo que han hecho los republicanos de Montana es incluir en su ideario la siguiente frase: “Apoyamos la voluntad del pueblo de Montana claramente expresada por su legislación de mantener ilegales los actos homosexuales”. Afortunadamente, no todos los republicanos parecen estar de acuerdo. Al menos uno…
La frase desarrolla el punto “Actos homosexuales” como uno más dentro del epígrafe “Delitos”. La redacción de la frase tiene su explicación: hasta 1997, el estado de Montana castigaba las relaciones homosexuales con penas de hasta diez años de cárcel y multa de 50.000 dólares. Ese año, la Corte Suprema del estado declaró inconstitucionales dichas penas, al encontrar que violaban el derecho constitucional a la privacidad. El legislativo de Montana ha evitado sin embargo derogar este punto de su Código Penal, por lo que, aunque en la práctica no se puede aplicar, continúa formando parte del articulado del mismo (ver).
Al menos dos tercios de los delegados republicanos votaron en junio a favor de posicionarse a favor de «mantener» la criminalización de las relaciones homosexuales, que de hecho el Partido ya defendía en su anterior ideario. La decisión fue además adoptada sin polémica ni discusión alguna.
El senador John Brueggeman, en desacuerdo
Pese a todo, parece que todavía queda gente sensata dentro del Partido Republicano de Montana, muy influenciado por el movimiento ultraconservador Tea Party. Es el caso del senador estatal John Brueggeman, que considera que ya es hora de que el legislativo de Montana derogue formalmente el punto de la ley que penaliza la homosexualidad, independientemente de que ya no pueda aplicarse.
Brueggeman ha anunciado su intención de presentar un proyecto en ese sentido en 2011. «Cuando lo vi dije: ‘deben estar bromeando'», señaló hace unos días Brueggeman. «¿Alguien puede pensar que deberíamos arrestar a los homosexuales? Si creen que sí, no deberían estar en el Partido Republicano», añadía.
Este debe ser el único republicano que no pertenezca a los dantescos fascistas del Tea Party en ese estado, que en realidad se llama Montaña, pero como no tienen ni saben lo que es la grafía ñ se quedó en Montana.
El artículo es contrario no sólo a la Constitución de Montana, sino también a la Constitución federal de los Estados Unidos. El TS de ese país señaló en Lawrence contra Texas que las relaciones sexuales consentidas y en privado forman parte de la esfera de la libertad de la persona, y que el gobierno no puede inmiscuirse en ella sin violar la cláusula del debido proceso (XIV Enmienda).
Así que los de Montaña ya pueden decir misa, y poner lo que quieran. La ley seguirá siendo inconstitucional y, por tanto, nula de pleno derecho.
Pero nunca está de más ver que hay gente sensata, incluso en las filas republicanas.