Candidato republicano apoyado por el «Tea Party» compara la homosexualidad al alcoholismo
Para Ken Buck, candidato republicano a senador por Colorado en las elecciones del próximo noviembre (uno de los varios candidatos republicanos que cuentan con el apoyo expreso del ultraconservador Tea Party), la homosexualidad es comparable al alcoholismo, al menos en lo que a su supuesta carga genética se refiere…
Las palabras de Buck tuvieron lugar durante un debate televisado en el que también participaba su oponente demócrata y actual senador, Michael Bennet. Preguntado por el moderador, David Gregory, sobre si él creía que la homosexualidad es una elección, Buck, respondió «Sí, lo creo». «Uno puede elegir a su pareja», explicó… «Por supuesto, creo que la herencia puede tener alguna influencia, como sucede con el alcoholismo y otras cosas», añadió. «Pero básicamente, es una elección», remató.
Tras el debate, Buck quiso aclarar que él no insinuó que la homosexualidad fuera una enfermedad, sino que existía una «cierta predisposición» a la conducta homosexual. Según explicó, mencionó el alcoholismo porque es otra «conducta» influída por factores genéticos. El candidato demócrata, por su parte, censuró las palabras de Buck.
A día de hoy, las encuestas señalan que Buck es el favorito. El escaño de Colorado, actualmente en manos del demócrata Bennet, sería precisamente uno de los que cambiaría de manos, pasando de demócratas a republicanos.
La esposa de Carl Paladino, a favor de las uniones homosexuales
Por cierto que las declaraciones homófobas de otro de los candidatos republicanos apoyados por el Tea Party, Carl Paladino (candidato, en este caso, a Gobernador de Nueva York), siguen trayendo cola. Ahora es su esposa, Cathy Paladino, la que, en un intento de lavar su imagen, ha declarado a The New York Times que su marido «no es el hombre lleno de odio» que los medios, según ella, han querido trasmitir tras las palabras que pronunció ante representantes de la comunidad judía ortodoxa de Nueva York.
Resulta curioso destacar que a título personal, Cathy Paladino insinúa su posición favorable a las uniones entre personas del mismo sexo (si bien en ningún momento pronuncia la palabra matrimonio). «Tengo amigos gays, y son algunas de las personas más generosas y llenas de amor que conozco. Si quieren vivir juntos, estar juntos y compartir la vida, es asunto suyo», explica. Cathy Paladino añade que no ha hablado con su marido sobre el tema desde que estalló la polémica (algo poco creíble) y muestra su tristeza por el hecho de que el tema homosexual se haya convertido en el centro de la campaña (la señora Paladino parece olvidar que precisamente los compañeros de partido de su propio marido no dudan en hacer lo mismo en aquellos territorios en los que, a diferencia de Nueva York, ese tema juega a su favor).
Ya, bueno, me ha sacado una carcajada; lo admito, soy un andrófilo empedernido, jajaja, culpable de ello, aunque la estética masculina a diferencia del alcohol no me causa daño, si viera que todo lo contrario… 😀
Creo, creo, creo, creo, creo, creo, creo, creo… y más y más «creos» se oyen en los discursillos fascistas homófobos; a veces «creo» que es lo mejor, porque si dijieran «estoy seguro» entonces sonarían más ridículos que de costumbre. Además de repleto de oxímorones su discurso, lo cierto es que la homosexualidad no será una «elección» o «comparable al alcoholismo» porque él «cree» o alguién más «cree» que así es; los hechos ahí están, aceptelos y sea consecuente con la realidad, o ignorelos y sígase comportando como un completo analfabeta arrogante. Pareciera que inteligencia y política están seriamente reñidos.
Mira que bien, si la homosexualidad es igual al alcoholismo ya nos podemos casar en USA, igual que pueden los alcohólicos.
Por otra parte, no sé qué pensaran los beodos de Bush y sus dos hijas al ver que son iguales que los homosexuales.
La extrema derecha en EEUU ya ha comenzado su cruzada contra los homosexuales.
Será que el pobre es alcohólico y gay. Y claro, se lía…
«Tengo amigos gays maravillosos» pero no quiero ningún derecho para ellos. Los que alardean de amigos homosexuales son los que más les diferencias de las personas normales y corrientes. Estos maravillosos amigos de los gays son personas con una tremenda confusión que se regocijan en su propio invento de tolerancia y en el uso indiscriminado de peyorativos homófobos porque, según ellos, lo hacen con mucho cariño y sin maldad.
Yo estoy hasta los mismísimos de que nos comparen. Que si alcohólicos, que si pederastas, que si satanistas, que si lo uno u lo otro. No son nada más que suposiciones absurdas y sin ninguna base. ¿Acaso este tío eligió ser (supuestamente) heterosexual desde que tiene uso de la razón? Este tío, para mí, ha elegido ser hipócrita como muchos otros. Yo me quedo con el típico «dime de que presumes y te diré de lo que careces».
7- Vete a vomitar la basura que has soltado aquí a un foro de sectas nazis y ultracatólicas o islámicas. Anómalo tú, que eres un engendro.
El que era comentario 7 ya ha sido suprimido, por abiertamente homófobo.
Hola Fracisco Z Losantos.
Hay dos motivos por los que individuos como tú pueden acabar padeciendo trastorno de homofobia como el que padeces tú: Que seas un homosexual reprimido o que seas un iluminado adorador dioses que se cree con autoridad para decirnos a los demás cómo debemos vivir para darle gusto a su dios.
¿Cual de los dos es tu caso? ¿Quizás son los dos a la vez?
Acude a un buen psiquiatra cuanto antes, él te ayudará a superar tu trastorno de odio.
Un saludete.
Bueno, siguiendo el hilo del post es sus explicaciones sobre las declaraciones de Sarah Paladino, aquí os dejo un enlace que habla de de ciertas intimidades de los candidatos a gobernador al estado de Nueva York. Según ese enlace Paladino tiene una hija fruto de una relación extramatrimonial, y parece que la reacción de sus esposa al enterarse fue muy comprensiva:
http://www.cuartopoder.es/lagatasobreelteclado/de-putas-pero-con-mas-razon-que-un-santo/517
Si leéis el post entero podréis descubrir que la opinión pública sabe muy bien discriminar ciertas cuestiones morales, según se trate de políticos progresistas o conservadores.