La iglesia ortodoxa rusa, contrariada por reciente victoria legal LGTB
La semana pasada nos hicimos eco de la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que declaraba ilegales las prohibiciones de celebrar el Orgullo LGTB en Moscú. La iglesia ortodoxa rusa no ha tardado en reaccionar, criticando duramente dicha sentencia y exhortando a su gobierno a desafiarla.
Diversas agrupaciones juveniles ortodoxas preparan concentraciones y recogen firmas para exigir al Parlamento ruso que prohíba las manifestaciones LGTB a nivel legislativo. Para Vadim Kvyatkovsky, responsable del Consejo de Organizaciones Juveniles Ortodoxas “la redacción de la Convención Europea de los Derechos Humanos no implica igualdad de derechos y libertad de reunión para cualquier grupo de gente. [Por ejemplo,] una concentración en cualquier ciudad europea de gente a la que le guste defecar en público sería inconcebible.”
Hasta ahora las prohibiciones contra manifestaciones LGTB se habían escudado en razones de seguridad pública, pero el fallo del tribunal está obligando a los homófobos a buscar alternativas (sin duda igual de peregrinas). Así, la iglesia ortodoxa rusa intenta ahora convencer a los legisladores del peligro que corre la moral pública ante la visión de la bandera arco iris enarbolada por grupos LGTB.
En una declaración que a algunos suena a sarcasmo, Kvyatkovsky ha señalado que la campaña será pacífica: “No se deberían usar métodos violentos. Puede haber conflictos, pero no iniciados por nuestros activistas. […] Los miembros de la comunidad gay son muy agresivos, atacaron a activistas ortodoxos que intentaban proteger [una capilla].” La realidad, empero, es que los únicos actos de violencia hasta la fecha han sido perpetrados por homófobos, sin que la policía haya confirmado ni un sólo ataque por parte de activistas LGTB.
Bien, ahora a ponerle una demanda a la Iglesia Ortodoxa Rusa por censura y homofobia.