Lesgaicinemad (2)

Normalmente relincho como un ñu cuando me hablan de Caspar Andreas (Between love & goodbye, A Four Letter Word). Si es que los ñus relinchan, que no lo sé. No será esta vez: Violet Tendencies (Estados Unidos, 2010) es una comedia chispeante sobre una mariliendre (¿la última?) bastante parecida a Arancha Sánchez Vicario que sospecha que sus amigos gays boicotean sus citas para mantenerla a su lado. La sensación de estar viendo el episodio perdido de Santa Bárbara no es del todo desagradable y a ello contribuyen toda una serie de prodigiosos chulazos que alegran la vista. Especialmente uno de ellos, que hace de peluquero y lleva tatuado en la teta, en perfecto castellano «Gracias madre«. He decidido tatuarme en su honor «Gracias… a tu madre«.

Y para seguir con las risas, nada mejor que BearCity (Estados Unidos, 2010), una comedia romántica osezna que documenta una cultura en peligro de extinción por sus propias autoexigencias y limitaciones. Un chico jovencito que tiene que salir del armario por segunda vez (una por gay y otra por amante de las barrigas) se sumerge en la comunidad osa en busca del amor, o de lo que salga. Y conocerá al oso polar, al oso bipolar y al papaíto que le llevará a jugar a los bolos. Pero en su camino se cruzará un oso andaluz de Barcelona (glups) con curiosas opiniones sobre nuestro país que intentará quedarse con el papaíto. A destacar, el excompañero de piso, que alegra la pantalla cada minuto que aparece y una de las escenas de sexo más divertidas que recuerdo haber visto jamás: nunca volverás a hacer un trío sin acordarte de esto (y la risa y el sexo no son buenos compañeros de cama). Pero no siempre donde hay pelo hay alegría: los problemas de salud derivados del exceso barriguil y las operaciones de reducción de estómago ponen en peligro unas relaciones basadas en presupuestos estéticos tan inestables como cualquier otra.

Con él llegó el escándalo. Dos años después de habernos dejado estupefactos y temblando con la belleza crepuscular de Otto, or up with dead people, llega Bruce LaBruce con L.A. Zombie (Estados Unidos, 2010). Todo lo que muchos de sus fans echaban de menos en Otto está aquí de sobra: una mezcla de porno-ficción y gore que es incapaz de desligarse de la particular poética sobre el amor y la muerte que el director descubrió en aquélla. Una cinta hipnótica que crea una nueva imaginería del horror y del sexo (ríete tú de True Blood). Porque no sólo es capaz de reinventar dos subgéneros ya explotados hasta la saciedad: LaBruce es capaz de reinventar nuevas posibilidades para el sexo si hace falta. Por lo demás, queda la triste sensación de que lo que se ve en el filme no es más que lo que se ve en la calle. No hay más que atender al silencio de la sala de cine una vez que las petardas de siempre (que llevan quince años yendo al festival y todavía no se han enterado de quien es LaBruce) han abandonado la sala a los cinco minutos de comenzar. François Sagat, absolutamente impecable.

La proyección de Otto fue acompañada de Perfect day (España, 2010), un corto muy bonito de Juanma Carrillo y Félix Fernández. Sensibilidad e intimismo con una estética muy pacoymanolo que no desentonó en absoluto con la película principal y nos deja con muchas ganas de ver más cosas de ellos.

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