Las palabras de Stephen Fry sobre los hombres heterosexuales y la sexualidad femenina desatan la polémica en Reino Unido
Era previsible. Las declaraciones del actor británico Stephen Fry -abiertamente gay- a la revista Attitude, en las que afirmaba sentir pena de los hombres heterosexuales porque las mujeres sólo aceptaban tener sexo con ellos a cambio de una relación, han desatado fuertes críticas desde el ámbito feminista.
La periodista y activista feminista Rosie Boycott ha calificado como «basura» las palabras de Fry, que insinuaba que las mujeres nunca buscan sólo disfrutar del sexo, como sí hacen los hombres. «Las mujeres somos tan capaces como los hombres de disfrutar del sexo. No vamos a hacer cruising (…) porque no lo necesitamos. El cruising (…) es, probablemente, un residuo de los tiempos en los que, desgraciadamente, la homosexualidad era ilegal… Las mujeres tenemos otras maneras de buscar nuestras aventuras, podemos salir e ir a bares y clubes. Y probablemente lo hacemos también en parques a veces. Simplemente no lo llamamos cruising. Yo misma lo hice en parques en mis tiempos», ha afirmado.
Susie Orbach, psicoterapeuta y también activista feminista, se pregunta qué pensamientos respecto al sexo se ocultan detrás de las palabras de Fry, «¿Por qué piensa que a las mujeres nos puede repugnar el sexo con hombres? ¿Acaso cree que existe algo repugnante en el sexo?»
Por su parte Paul Flynn, el periodista que entrevistó a Fry, ha expresado que las opiniones de éste son simplemente la expresión de un desconocimiento extendido entre los gays hacia la sexualidad femenina. «Gays debatiendo los porqués de la sexualidad femenina… Por razones obvias, no podemos considerarnos expertos en la materia», ha ironizado. «En realidad, me interesó más su opinión de que los hombres heterosexuales eran dignos de pena. Es un punto de vistta bastante radical», ha añadido.
Fry se defiende
Stephen Fry se ha defendido acusando a The Observer, el periódico que inicialmente desató la polémica, de haber entresacado una serie de citas pronunciadas en el contexto de una entrevista desenfadada con el objeto de presentarlo como «el anticristo». Un portavoz de The Observer le ha replicado que en todo hicieron referencia a las palabras literales de Fry en la entrevista a Attitude (no disponible online).
También Matthew Todd, editor de Attitude, ha disculpado a Fry. «Se trata de un comentario en el contexto de una conversación sobre la sexualidad masculina, la clase de conversación que uno puede tener en un pub, en la que frecuentemente hombres heteros y mujeres sostienen la idea de que los gays tienen más facilidad para encontrar compañeros sexuales que los heterosexuales. Sería rico si me dieran una libra por cada una de las veces que un tío hetero me ha confesado que le gustaría tener sexo esporádico con la facilidad con la que ellos creen que los gays lo tenemos”, ha afirmado.
Cómo escuece que se digan ciertas verdades.
Probablemente Stephen no conoce muchas chavalitas de las que están encantadas de tener sexo por el mero placer del sexo, esas que son consumidoras habituales de la «píldora del día después». Ha sido víctima de un cliché, el de las mujeres que sólo tienen sexo a cambio de «pescar» al hombre. Y se quejará de los clichés que sobre los gays tienen los heteros…
Y algunas mujeres heterosexuales sentirán pena de los hombres gays porque muchos tendrán que conformarse con sexo esporádico cuando lo que deseaban de verdad es una relación.
Es curioso que la activista feminista que se menciona caiga en la trampa de que los valores que los hombres consideran mejores (los suyos) sean los verdaderamente importantes. El sexo sin amor está muy bien, pero el amor con sexo también. Además, si Stephen Fry y otros como él dejasen de mirarse el ombligo, descubrirían que hay muchas mujeres que también se ven obligadas a una relación para tener sexo, tanto por una sociedad que sigue siendo más conservadora de lo que queremos pensar, como por, a veces, un marido que las amenaza con matarlas o matarse si ella le deja, y que ya vemos en los medios que a veces cumple su amenaza.
Todo esto firmado por un hombre (gay).