Un nuevo estudio confirma que la circuncisión no protege del VIH en relaciones homosexuales masculinas
A diferencia de lo que sucede en las relaciones heterosexuales, la circuncisión no parece ser una medida eficaz para reducir la transmisión del VIH en hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres. Así lo indica un estudio realizado conjuntamente en Estados Unidos y Perú que hizo un seguimiento durante 18 meses a más de 1.800 personas.
Todos ellos eran hombres que tenían relaciones sexuales con otros hombres y que, aunque VIH negativos, sí que habían sido infectados por el herpes simple tipo 2 (herpes genital), una condición que te hace más vulnerable a la infección por VIH. Los participantes se sometieron voluntariamente a la prueba del VIH cada 3 meses. Cuando con posterioridad se correlacionó el número de hombres que habían sido infectados por el VIH con sus prácticas sexuales y con el hecho de estar o no circundidado, se vio que no había diferencias significativas.
El estudio apunta de todas formas que es necesaria más investigación, dado que sí parecía existir una tendencia (estadísticamente no significativa, por lo que puede ser atribuíble al mero azar) a que los hombres circundidados que practicaban sexo anal insertivo tuvieran un riesgo algo menor a los no circuncidados.
Se confirma lo que estudios previos ya indicaban
Lo cierto es que el estudio confirma lo que ya estudios previos habían ya señalado. Pese a que estar circuncidado reduce hasta un 60% el riesgo de que un varón se infecte a través del coito heterosexual sin protección con una mujer infectada, en las relaciones homosexuales masculinas dicha condición no parece influir.
La principal hipótesis explicativa en el caso del coito heterosexual es que los tejidos del prepucio serían especialmente susceptibles a la infección y podrían actuar como puerta de entrada. En el caso de las relaciones homosexuales masculinas, sin embargo, esto no jugaría un papel relevante, ya sea porque el patrón de prácticas sexuales es distinto entre varones, ya sea por las especiales características que pueda presentar este subgrupo de la población.
En conclusión: las medidas de prevención ya conocidas y contrastadas (básicamente, el uso de nuestro buen amigo el preservativo) siguen siendo imprescindibles para evitar la transmisión.
Puedes acceder al abstract del estudio (publicado en la revista AIDS) pinchando aquí.
Así de primeras… las diferencias entre el tipo de prácticas sexuales me parecen muy relevantes. Y el tema del estudio en hombres que solo mantienen relaciones heterosexuales me sugiere la pregunta: ¿qué sucede con las mujeres que practican sexo con hombres circuncidados? ¿Hay alguna diferencia en la cantidad de infecciones entre ellas?
Me da que la respuesta va a ser que no. Y me da que ahí está la clave de por qué si simplemente coges a hombres que tienen sexo con hombres (todos mezcladitos tengan las prácticas que tengan), tampoco se aprecian grandes diferencias.
Pero para poder hablar con más rotundidad debería mirar los diferentes estudios, comprenderlos, revisar sus métodos (hay tantos estudios mal hechos por el mundo), etc, etc.
Con muchas noticias, estudios y habladurías sobre el VIH/SIDA me da la impresión de que hay un poco demasiada obsesión con los hombres y un cierto descuido con las mujeres.