La política de «Dont ask, don’t tell» le ha costado al Ejército estadounidense más de 193 millones de dólares en seis años
Además de discriminatoria, cara. La política de “Don’t ask, don’t tell”, que impedía a gays y lesbianas formar parte del Ejército estadounidense a no ser que mantuvieran en estricto secreto su orientación sexual, ha supuesto un coste directo para la administración estadounidense de más de 193 millones de dólares solo entre 2004 y 2009.
Así consta en el informe que la administración estadounidense ha elaborado en respuesta a una pregunta de la congresista demócrata por California Susan Davis, y que puedes consultar en su integridad pinchando aquí (en inglés, formato PDF). Dicha cifra incluye los gastos administrativos que han supuesto los procesos de expulsión de 3.664 militares (unos 52.800 dólares por persona, como media) así como los costes que ha supuesto su sustitución. Una sustitución compleja en el 39% de los casos (el porcentaje de militares gays y lesbianas expulsados que ocupaban puestos sensibles, entre ellos especialistas en lenguas extranjeras). Un caso especialmente conocido es, por ejemplo, el del teniente Dan Choi, uno de los militares expulsados durante este periodo, veterano de la guerra de Irak y especialista en lengua árabe.
Tras conocer el informe, Susan Davis mostró su convencimiento de que la derogación del «Don’t ask, don’t tell», aprobada por el Senado en diciembre tras un tortuoso proceso, era «lo que había que hacer«. «Los contribuyentes estadounidenses ya no financiarán con sus impuestos la expulsión de patriotas que lo único que desean es servir a su país», declaró.
La derogación de la política de «Don’t ask, don’t tell» fue sancionada por el Presidente Barack Obama el pasado 22 de diciembre, aunque eso no significa que militares gays y lesbianas se encuentren ya totalmente seguros. Como adelantábamos también en diciembre, todavía debe transcurrir un periodo transitorio tras el cual el propio Presidente Obama, su secretario de Defensa Robert Gates y el jefe del Estado Mayor, almirante Michael Mullen, deben “certificar” que la nueva política no compromete “el nivel de preparación de las fuerzas armadas, su eficacia, la cohesión de las unidades y el reclutamiento”, lo que podría hacerse esperar semanas.
Una vez que la certificación sea enviada a los respectivos comités militares de Cámara de Representantes y Senado, habrá que esperar otros 60 días hasta que la ley entre efectivamente en vigor. Hasta entonces, el Pentágono ha recordado que la política de “Don’t ask, don’t tell” se sigue considerando vigente, aunque su aplicación se encuentre de facto paralizada.
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Flick
Flick no es más que el "nick" con el que empecé a comentar (y discutir, y razonar...) en dosmanzanas, allá por 2006. Me sabía a poco, por eso decidí colaborar y compartir mi pasión por estar informado. Y aquí sigo.
Se podría haber dado un mejor uso a esos 193 millones de dólares en vez de utilizarlos para causas discriminatorias. ¿Qué pasa con la pobreza en el mundo? ¿Qué pasa con el medio ambiente? ¿Qué pasa con…? Podría seguir poniendo ejemplos, pero tardaría demasiado. Sé que 193 millones de dólares no dan para erradicar todas esas cuestiones, pero su uso habría tenido más sentido. América me da cada día más asco.
Todo un movimiento político e institucional, con debate nacional incluido, en EEUU, en relación al «…don’t tell», me recuerda unos comentarios de hace pocos días, aquí en DM, al respecto de la entrada y salida, o no, en el armario, de los adolescentes, en España, en 2011…
Con los adolescentes gays y bi (de 16 años en adelante) con los que he hablado últimamente, me he encontrado que todos están casi dentro del armario del todo… y muchos de ellos, ya con 19 ó 21 años, sin propósito de «salir» del mismo…
La homofòbia no solo causa dolor i sufrimiento, ahora también perdida de dinero… Hasta donde llega la ignorancia humana??