Socialismo y sexodiversidad
Según el diccionario de la Real Academia Española, se define al Socialismo como un «Sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de la actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes.» Pero lejos de querer dar una definición políticamente exhaustiva acerca del término, la idea de esta reflexión es analizar la relación que ha existido entre las luchas por el reconocimiento de los derechos civiles de las personas LGBT y el Socialismo.
Sin llegar a ser extremadamente riguroso en el estudio de la evolución histórica de esta simbiosis, puede decirse que (al menos en América Latina) se ha relacionado al Socialismo y la izquierda en general con la lucha por las reivindicaciones sociales de las clases más desposeídas y desatendidas de la sociedad; así como también se le asocia con iniciativas ecologistas, igualitarias y en favor de los derechos de las minorías.
Una de las banderas que ha levantado la izquierda (y una de las luchas con las que se les reconoce) es, por ejemplo, el reconocimiento legal de la igualdad de género; en virtud de la cual, hombres y mujeres tienen los mismos derechos y obligaciones en la sociedad, y por ello, no deben ser las últimas víctimas de discriminación a ningún nivel. Otra batalla emblemática de la izquierda ha sido la de los derechos obreros, la legislación acerca de las condiciones laborales mínimas que deben gozar los trabajadores, así como también sus beneficios, sueldos y el otorgamiento de potestades a las organizaciones obreras y comunitarias en la toma de decisiones de los asuntos que les atañen más directamente; a lo largo de nuestro continente han existido diferentes partidos políticos identificados con la izquierda que han llevado sus programas siguiendo unos lineamientos más o menos parecidos; repito, la descripción anterior en ningún momento pretende ser la descripción paradigmática del socialismo, sólo el manifiesto de una apreciación más o menos común.
Como sustento a lo anteriormente expresado, tenemos diferentes ejemplos de gobiernos que se definen socialistas y han llevado a cabo diferentes reformas a favor de estos cambios tan necesarios, los resultados son de los más diversos, esto sujeto a las situaciones específicas y a un cúmulo de factores que no se pretenden dilucidar en este espacio.
En cuanto a la sexodiversidad en Latinoamérica, es la izquierda quien ha dado el paso hacia adelante: la República Argentina ha sido el primer país en reconocer los derechos civiles a las personas LGBT; al tiempo que acoge en un seno una rica cultura sexodiversa que puede ser palpada en la radio, la televisión y la cotidianidad; no obstante, las reivindicaciones sociales tampoco son prerrogativa de la izquierda (al menos no en lo que se refiere a las leyes rosa). Así tenemos, por ejemplo, el caso de Colombia, que si bien no se ubica en este espectro político ha propiciado muchos avances en materia legal a favor de la comunidad LGBT: la legislación neogranadina contempla una importante cantidad de derechos civiles a las personas LGBT, incluso el derecho de los homosexuales a servir abiertamente en el Ejército colombiano.
El mensaje es claro; sin importar la tendencia política que se tenga, el respeto a las minorías es la piedra angular de la Democracia. Si bien la proyección y reconocimiento de estas leyes constituye un gran salto adelante que quizás pueda causarle vértigo a más de uno, hace falta audacia para llevarlos adelante; al fin y al cabo, estas “leyes rosa” no son más que los mismos Derechos Humanos aplicados a un colectivo que históricamente ha sido legalmente disminuido debido al prejuicio, del mismo modo que lo fueron las mujeres y los afrodescendientes en un tiempo pretérito.
Con respecto a la derecha, estereotípicamente atada al conservadurismo y a su tendencia a la religiosidad (no sin razón) está a tiempo de romper el molde y reformular su papel en la arena política, deshacerse del legado nada favorable que le antecede y poner adelante siempre el respeto a las diferentes formas de pensar, sentir y vivir; sin que eso tenga que se considerado como una “Afrenta a los Principios Tradicionales de la Sociedad” y un “Atentado contra la Familia. Todas las sociedades tienen sus fallas y la tarea de la administración política es irlas identificando y corrigiendo, la discriminación y el prejuicio (de cualquier tipo) no deberían ser considerados como “Principios Tradicionales Inamovibles” sino por el contrario deben ser contrarrestados con una cultura de respeto mutuo y tolerancia. Anclarse en un statu quo que nos impida como sociedad “Perder nuestras Tradiciones” puede volverse en nuestra contra e imposibilitarnos, más temprano que tarde, a conquistar avances más que deseados por los individuos.
En cuanto al Socialismo, más allá de sus conceptos económicos particulares y característicos, debe tener en cuenta su fausta tradición reivindicadora y audaz en favor de las minorías y grupos menos favorecidos; independientemente de los prejuicios que, por la misma dinámica de las sociedades, ha ido adquiriendo; debe saber desprenderse de ellos y “ponerse en los zapatos” de aquel que es objeto de desprecio, segregación y rechazo por ser, vivir o sentir diferente que el resto. Citando al Che Guevara, los hombres y la mujeres socialistas deben recordar siempre que la cualidad más bonita de los revolucionarios es que “Sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo”. Probablemente en la misma cuadra donde viven, en la casa de al frente, en la peluquería, en el café, en la oficina, en el taller, en la escuela de los niños, quizás entre sus amigos o en el lugar más insospechado, exista un hombre y una mujer que lleva una pompa fúnebre por dentro, pues no se le permite vivir como lo desea hacer y porque el púlpito le condena y la ley lo encarcela sólo y por el simple hecho de ser Lesbiana, Gay, Bisexual o Transexual.
L. Gómez
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En realidad la evolución de la izquierda hacia el reconocimiento de los derechos de gays y lesbianas es mucho más reciente de lo que se suele pensar.Diferentes corrientes socialistas tanto se han opuesto como han apoyado los derechos LGBT. Además, hay señales de que una parte de la Izquierda Europea está empezando otra vez a abandonar los temas LGBT.
No hay ninguna relación ‘entre las luchas por el reconocimiento de los derechos civiles de las personas LGBT y el Socialismo’ y esta ‘…fausta tradición reivindicadora y audaz en favor de las minorías…’ de la que tu hablas no existe.
Hasta no hace mucho, gays y lesbianas fueron acosados, perseguidos y marginados por muchos regímenes de ‘Izquierdas’ (de ‘che’ Guevara mejor ni hablar).
Lo siento, me gustaría que no fuera así.
hola… tendrías que leer un poco mas..en lo que es argentina los derechos los derechos lgbt van ligados al socialismo.. y si es cierto en algún momento fuimos perseguido por dicho partido pero así como fuimos por partidos de izquierda también; o no se si te acordas de un evento que se llama golpe de estado… en el cual en lo que fue mi país hubo mas de 30.000 desaparecidos y lo iniciaron partidos de derecha y entidades religiosas.. no por nada se canta «iglesia basura vos sos la dictadura»…entonces no podemos defenestrar al único partido progresista que nos abrió las puertas para luchar por nuestros derechos..ademas estas son obviedades que pretendes que defiendan la sexualidad hace un siglo ¿? si perseguian hasta los de tez morena…
¿Igualdad de género? ¿Citas del homófobo Che Guevara? ¿el socialismo respeta los derechos humanos?
El que ha escrito esta carta peca de ingenuo.
@juan mb: Estás mezclando cosas distintas, Juan. No se puede mezclar todo así.
Vamos a ver….
1) Quiero dejar bien sentado que yo no soy de ‘derechas’. Hoy en día lo que más me preocupa es la ola reaccionaria y oscurantista que amenaza con arrasarnos a todos. Estoy en Italia. Este pais se ha convertido en una especie de teocracia. Hay fachas por todas partes y los curas lo controlan todo.
2) yo nunca te he dicho de ‘…defenestrar al único partido progresista que nos abrió las puertas…’. Soy el primero en reconocer y agradecer el papel desarollado en los últimos años por la izquierda española y latinoamericana en el reconocimiento de los derechos civiles de las personas LGBT. Me alegro que la Izquierda Latinoaméricana haya dado un gran paso hacia adelante en el reconocimiento de la sexodiversidad.
3) lo siento pero tengo que repetir lo que ya he dicho: Lo siento pero existe ninguna ‘…fausta tradición reivindicadora y audaz en favor de las minorías…’ . No hay ninguna relación ‘entre las luchas por el reconocimiento de los derechos civiles de las personas LGBT y el Socialismo’
Hasta no hace mucho, gays y lesbianas fueron acosados, perseguidos y marginados por muchos regímenes de ‘Izquierdas’ (y todavía siguen siéndolo en países como Corea del Norte y Cuba… en Cuba las cosas algo han mejorado, pero queda mucho por hacer).
Se nos consideró culpables de violaciones a la ‘ética revolucionaria’. La homosexualidad fue condenada como una aberración de la burguesía degenerada fruto de los desmanes capitalistas, de su laxitud moral y decadente ritmo de vida… la Homosexualidad era un vicio burgués (incompatible con una sociedad socialista) y una perversión fascista. Hubo programas de «reforma moral» y «reeducación» que implicaban trabajos forzados, terapia de conversión, drogas psicotrópicas o encierro en hospitales psiquiátricos (by the way: en muchos paises del este de Europa las nuevas ‘democracias’ se niegan a reparar a gays y lesbianas represaliados durante el comunismo)
En Italia el PCI ( Partito Comunista Italiano) expulsaba a los homosexuales utilizando expresiones como: ‘expulsado por su indignidad moral’ ( Desgraciadamente, las cosas no han cambiado mucho en Italia)
He vivido en Polonia.
He conocido a Gays represaliados por el régimen comunista.
Ellos se merecen todo nuestro reconcimiento, espeto y cariño.