Únete a la petición de Amnistía Internacional para que el homicidio de David Kato, activista LGTB ugandés, no quede impune
David Kato, defensor de los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT) de la organización Sexual Minorities Uganda, murió de camino al hospital el 26 de enero, tras haber sido golpeado en la cabeza por un desconocido en su casa, situada en el distrito de Mukono, en las afueras de Kampala.
Junto con otros grupos de la sociedad civil, la organización Sexual Minorities Uganda se opone al proyecto de Ley contra la Homosexualidad, publicado el 25 de septiembre de 2009. Si se aprueba, esta ley violará el derecho internacional de los derechos humanos. Kato había pedido a las autoridades que tomaran medidas para poner fin a la discriminación contra las personas LGBT en Uganda, particularmente a la expresada en periódicos sensacionalistas que estaban publicando nombres, fotografías y datos personales de personas que creían que pertenecían a este colectivo.
El 2 de octubre de 2010, Rolling Stone, un semanario sensacionalista ugandés, publicó una serie de imágenes con el titular “Fotografías de los 100 principales homosexuales de Uganda». Otro artículo contenía una lista de nombres y fotografías bajo el encabezamiento «Colgadlos”. El 3 de enero, un tribunal superior dictó sentencia contra Rolling Stone en una demanda interpuesta por Kato y otros dos activistas. Los otros dos activistas con quienes Kato presentó la demanda han informado de amenazas contra su vida.
Pide a las autoridades de Uganda que garanticen una investigación imparcial sobre la muerte de David Kato.
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Según Turtle Bulletin y Truth Wins Out, entre otros, hay un trasfondo en esta ley. Las organizaciones norteamericanas de la industria «ex-gay» y de religión cristiana-protestante en su mayoría, han decidido exportar sus servicios de consejería para supuestamente convertir gays en heteros a los países de la periferia. Para este fin realizan conferencias y audio-visules ante las atoridades gubernamentales de diferentes países, precisamente para promocionar sus servicios «a un precio módico y razonable». Obviamente, los «servicios de terapia ex-gay» no son gratis.
Esto ha sido lo que ha pasado en Uganda y otros países del Africa. Las organizaciones cristianas «ex-gays» como Exodus Internacional y el conferencista heterosexualista homofóbico, conservador, negacionista del Holocausto y fundamentalista cristiano, Scott Lively, realizaron una conferencia diseñada para producir miedo y rechazo ante un tema casi desconocido -como lo es el tema gay- para las autoridades conservadoras de Uganda en 2009. El video se puede ver en YouTube. Con audiovisuales con música siniestra, Lively caracterizó a la comunidad gay como lo peor. Las desinformadas autoridades ugandesas se lo creyeron, pero en lugar de contratar a Exodus y a Lively, los despacharon para su casa, y mejor elaboraron el proyecto de ley de «Solución Final (como los nazis)» para su población LGBT. Exodus Internacional se deslindó de ese proyecto de ley, pero es como tener un cerillo y paja seca, encender el cerillo, y deslindarse del incendio.
La organización cristiana-protestante Exodus Internacional y su dirigente, el supuesto «ex-gay» de ideología heterosexista Allan Chambers, están a punto de mancharse las manos de sangre. En su codicia, ambición y afán de lucro, no les importó calumniar, denostar y agredir a la población LGBT mundial con tal de promocionar sus ministerios y mentadas terapias «ex-gays» ante las desinformadas autoridades ugandesas. Sus sueños de opio consistían en lograr el patrocinio gubernamental ugandés a través de su Ministerio de Salud para ofrecer sus denominados «servicios» de consejería para hacer de un gay, un «ex-gay». A los cristianos de Exodus no les importó aliarse con un neo-nazi de closet como Scott Lively para espantar con «la camilla del muerto» al gobierno ugandés con tal de ganar dinero. Sus sueños no se realizaron, y el negocio de su vida no se concretó. Pero Exodus, Lively y su verborrea homofóbica hipócrita están a punto de provocar una de las peores masacres contra la población civil inerme, desde la Segunda Guerra Mundial.
No en balde el cristiano heterosexista y homofobista Scott Lively declaró en Uganda: «Hoy he venido a arrojar una bomba atómica contra los homosexuales». Dicho y hecho.
Si a un psicólogo le preguntaran su opinión acerca de la desafortunada frase del conferencista cristiano heterosexual y militante anti-gay Scott Lively «Hoy he venido a arrojar una bomba atómica contra los homosexuales», durante una conferencia ante las autoridades ugandesas, seguramente diría que encuentra en Lively un deseo latente de asesinar la mayor parte posible de personas gays.
Las bombas atómicas MATAN. Que les pregunten a los japoneses. Dos bombas atómicas fueron arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945, y provocaron miles de muertos, destrucción, desolación, y deformaciones provocadas por la radioactividad en los sobrevivientes.
La retórica, lejos de disfrazar con otras palabras lo que se quiere decir, lo puso en evidencia. Muy mal por Lively. Y muy mal por sus patrocinadores, Exodus Internacional, asociaciones de la familia, y diversas denominaciones cristianas protestantes.