El Gobierno de Uganda da a entender que la ley que persigue endurecer el trato penal a la homosexualidad no será aprobada

Según ha declarado la ministra de Información de Uganda, Kabakumba Masiko, un subcomité gubernamental ha concluído que no hay razones para aprobar una nueva ley destinada a criminalizar la homosexualidad, dado que la actual legislación ugandesa considera ya que las relaciones homosexuales son ilegales. Las declaraciones de Masiko parecen anticipar el fin de un proyecto que castigaba la homosexualidad con cadena perpetua y en algunos casos con la muerte, además de perseguir penalmente a personas y organizaciones que dieran cobertura a las personas homosexuales.

«El informe que nos llegó ayer apuntaba que había partes del proyecto de ley que ya están cubiertas con otras normas», declaró Masiko.

El posicionamiento del Gobierno se produce en un momento clave, dado que el promotor del proyecto, el diputado David Bahati (político ugandés vinculado a la derecha religiosa estadounidense), presiona para reiniciar su discusión en el Parlamento, y la suya es una carrera contrarreloj. Dado que en febrero tuvieron lugar elecciones en Uganda, su objetivo sería conseguir la aprobación de la ley -que durante todo este tiempo ha permanecido congelada en un comité parlamentario- antes de que el nuevo Parlamento tome posesión, es decir, durante el periodo legislativo “de rescate” que finaliza en mayo.

Las presiones desde Estados Unidos, cuya Cámara de Representantes discute en estos momentos una propuesta que supondría recortar la la ayuda económica estadounidense a todos aquellos estados que persigan a sus ciudadanos por razones de orientación sexual, identidad de género o creencias religiosas, y que ha sido elaborada pensando precisamente en Uganda, tampoco ayuda a Bahati.

«Creo que el Ejecutivo es consciente de que el 95 por ciento de los ugandeses no toleran la homosexualidad», ha declarado Bahati, tras conocer las palabras de la ministra de Información.

Veremos lo que sucede finalmente.