Holanda: tras diez años de matrimonio igualitario, persisten desigualdades jurídicas entre parejas del mismo y de distinto sexo
Este viernes, 1 de abril, se cumple el décimo aniversario de la entrada en vigor en Holanda de la ley que por primera vez abrió la posibilidad a gays y lesbianas de contraer matrimonio. Como recogíamos esta misma semana, desde entonces unas 15.000 parejas del mismo sexo se han dado el «sí quiero» en el país. Sin embargo, incluso en Holanda, todavía persisten ciertas desigualdades jurídicas, que la organización LGTB holandesa COC se ha encargado de recordar.
La presidenta de COC, Vera Bergkamp, ha escrito una carta al primer ministro holandés, Mark Rutte, y al Parlamento del país para que se pongan manos a la obra y pongan punto final a estas desigualdades. Por ejemplo, todavía se permite en Holanda la «objeción» de conciencia a los funcionarios que no quieran participar en la celebración de bodas entre personas del mismo sexo, algo ya desterrado en países como Canadá, España o Reino Unido (país que no permite el matrimonio entre personas del mismo sexo pero sí las uniones civiles, ante la que diversos funcionarios han querido objetar alegando razones religiosas). «Es impensable que nadie que se niegue a casar a judíos o a gente de color estuviera protegido por la ley«, ha declarado Bergkamp.
COC también pide que, en los casos de parejas de lesbianas en las que una de ellas recurre a inseminación artificial, la otra madre sea reconocida automáticamente como tal, sin necesidad de recurrir a un proceso de adopción, como ya sucede con las parejas heterosexuales. Esto ya sucede, por ejemplo, en el Reino Unido, con independencia de que las madres estén o no unidas civilmente. En España, la FELGTB ya ha reclamado al Gobierno español seguir el ejemplo del Reino Unido, que en este punto se sitúa por delante de España, donde solo se permite la filiación automática de los menores si las madres han contraído matrimonio. En el resto de los casos, la madre no gestante debe recurrir también a un procedimiento de adopción, algo que no sucede con las parejas heterosexuales en las que basta que un varón se identifique como padre.
La tercera de las áreas en las que COC reclama avances jurídicos es en los procesos de reagrupación familiar de inmigrantes. El Gobierno holandés quiere restringir este derecho y limitarlo solo a las parejas que han contraido legalmente matrimonio en sus países de origen. Dado que la mayoría de los países del mundo no permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo, esto supondría una discriminación de facto de las familias formadas por parejas de gays o de lesbianas. Como adelantábamos hace pocas semanas, el ministro holandés de Inmigración y Asilo, el democristiano Gerd Leers, se ha comprometido ya a valorar estos casos y considerarlos excepciones.