Mujeres del Siglo XXI y la Ley de Igualdad entre Hombres y Mujeres en Extremadura
El pasado 10 de marzo se aprobó en la Asamblea de Extremadura la Ley de Igualdad entre Hombres y Mujeres y contra la Violencia de Género y algunas representantes de Extremadura Entiende tuvimos la oportunidad de asistir a su debate y posterior aprobación.
En dicho debate en el Pleno de la Asamblea pudimos comprobar que hay personas que defienden la inexistencia de las desigualdades de género o todas aquellas desigualdades derivadas de la interseccionalidad de género con otros componentes identitarios (ser mujer y además, ser gitana, inmigrante, lesbiana, transexual, discapacitada o de color, pertenecer a una etnia o creencia religiosa distinta a la imperante…). No nos cabe duda de que esas personas viven en el siglo XXI, PERO UN SIGLO XXI tan alejado de la realidad diaria de la calle que sorprende.
Muchas de esas mujeres del siglo XXI a las que Extremadura Entiende representa y da voz, y otras muchas con las que comparte espacios de trabajo, socialización y reivindicación, vivenciamos todos los días discriminaciones disfrazadas de cotidianidad, invisibilizaciones –ni en el insulto se nos incluye porque no existimos: “palomos cojos” hay, pero ¿palomas cojas?‐, rechazo social entre ciertos sectores, chistes lesfóbicos y transfóbicos, dificultades para acceder al trabajo si nos mostramos tal como somos, comentarios y miradas que nos denigran, etc. Pero no somos las únicas.
Y es cierto que las cotas de paro con cara de mujer son altas como aludía alguna diputada, pero ¿nos hemos parado a pensar cuánto han mejorado nuestras posibilidades de acceso al trabajo en las últimas décadas? Hace unos días vimos en televisión una magnífica película que reflejaba a Clara Campoamor defendiendo la equiparación de la mujer en cuanto a derechos y obligaciones con el hombre y su defensa del voto universal. Con aquel hecho se avanzó y mucho, pero no fue suficiente y siguen sin ser suficientes los esfuerzos hechos hasta ahora. Hoy no nos hemos de conformar con poder acceder al empleo, elemento fundamental a nuestro entender y por lo que hay que seguir luchando, pero tenemos necesidad de acceder en igualdad de condiciones tanto profesionales como económicas y , sobre todo, atendiendo a nuestra condición integral de personas. Tenemos necesidad de poder conciliar tiempo laboral, personal y familiar –cualquiera que sea la forma que adapten nuestras familias; tenemos necesidad de unas administraciones, una sanidad, una educación, unos servicios sociales, etc. que no se centren sólo en dar empleo, sino que atiendan a la persona en toda sus dimensiones y necesidades y que discriminen positivamente a todos aquellos colectivos a los que la sociedad con mayor o menor conciencia “castiga”.
Celebramos, pues, que dicha Ley saliera adelante. El debate que surgió en el Pleno de la Asamblea extremeña no hace más que reforzar la idea de la necesidad de la misma, como necesaria es la futura aprobación de lo que ahora es Anteproyecto de Ley para la Igualdad de trato y la no discriminación.
¡Olé, mis niñas!
¿2manzanas se ha convertido en una página feminazi?
La discriminación positiva sólo es posible cuando no afecta a los derechos de terceros. Por lo tanto en este caso hablamos de DISCRIMINACIÓN, a secas.