Veinte años del «Póntelo. Pónselo» y de la gran polémica que levantó
Varios medios recuerdan estos días con cierta nostalgia su vigésimo aniversario. Era octubre de 1990 cuando el entonces Gobierno socialista, con Matilde Fernández como ministra de Asuntos Sociales, lanzaba «Póntelo. Pónselo», primera gran campaña a nivel nacional destinada a promover el uso del preservativo como medio de combatir infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados. Organizaciones conservadoras, grupos católicos y medios de comunicación pusieron el grito en el cielo. La campaña llegó a ser denunciada ante la justicia, y en 1993, de hecho, fue anulada por la Audiencia Nacional.
Hoy día, «Póntelo. Pónselo» está reconocida como una de las mejores campañas de prevención que se han llevado a cabo en España, y todavía se recuerda como un modelo a seguir. Los argumentos que la Audiencia Nacional dio en 1993 para anularla hoy resultarían sorprendentes: la sentencia acusaba a la campaña de difundir una información «inveraz» y reprochaba que no mencionara que «la abstinencia o la fidelidad recíproca perdurable entre compañeros sexuales no infectados» era, a juicio de los dos magistrados que la firmaron, la mejor forma de luchar contra dichas infecciones.
Dos magistrados, Jesús María Santos y José Luis Requero, no son precisamente dos desconocidos veinte años después. Jesús María Santos sigue siendo hoy un reconocido jurista, catedrático de Derecho Procesal, y con frecuencia es citado por medios conservadores. Muy crítico, por ejemplo, con la Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación que se prepara desde el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Recientemente, Santos ha defendido desde las páginas de ABC el derecho a descriminar en determinar ocasiones. «Discriminar se define, según la primera acepción de la Real Academia, como seleccionar. Es pues un acto de libertad: cuando se elige o se prefiere algo o a alguien, por definición se está excluyendo. La Constitución prohíbe, sin duda, la discriminación injusta y arbitraria; pero lo que no se puede hacer es convertir el ejercicio libre de otros derechos fundamentales por los ciudadanos en discriminación contraria a Derecho«, afirma.
Por lo que se refiere a José Luis Requero, fue vocal del Congreso General del Poder Judicial entre 2001 y 2008, a propuesta del Partido Popular, periodo durante el cual llegó a comparar el matrimonio homosexual con la zoofilia. “Si mi hijo fuera homosexual, yo jamás iría a su boda”, es otra de las perlas que ha salido de su boca.
Conviene recordar, en estos tiempos de desmemoria, lo costoso que ha sido recorrer ciertos caminos…
En este país la justicia no puede estar más desacreditada. La fábrica de jueces opusdeistas no para de lanzar jueces que se rigen por las leyes del Vaticano.
Aquí tenemos un ejemplo, cuando el pseudojuez María Santos habla sobre la discriminación injusta y la discriminación justa, no hace más que repetir las directrices vaticanas que afirman que discriminar a los homosexuales es algo justo.
Recuerdo que participé en charlas en institutos públicos recomendando el uso del preservativo. Lo cierto es que ninguno de los alumnos de los centros donde dimos la charla se asustaron lo más mínimo. Ni siquiera las asociaciones de padres de alumnos, a los que las charlas que dábamos les venían muy bien, así evitaban tener que hablar de sexo con los hijos. Cantidad de barbaridades fueron las que se dijeron sobre la campaña y los que queríamos difundirla y hacerla llegar al pueblo.
Sinceramente esperaba un «bien hecho» de la boca del director o del profesor cuando se presentase el responsable, pero me llevé un buen palo.
Madre, pero si todavía me acuerdo de cómo se cantaba en las manifestaciones contra la guerra del golfo (la de Felipe, no la de Ánsar) aquello de «Póntelo, pónselo, en la punta del cañón».
Envejezco.
pues imagínese yo, amiga ave, que cuando el póntelo, pónselo ya hacía treinta años que no mojaba…
En Euskadi,el gobierno del cambio,tiene como presidenta del Parlamento a una guarrilla que asegura no usar de eso.