La Cámara de Representantes de Estados Unidos intenta obstaculizar el final efectivo del «Don’t ask, don’t tell»
La Cámara de Representantes de Estados Unidos, en la que los republicanos gozan de una amplia mayoría, ha dado su visto bueno a la National Defense Authorization Act, el proyecto de ley presupuestaria de Defensa para el próximo año 2012. Un proyecto que los más conservadores han aprovechado para introducir varias enmiendas de cáracter discriminatorio hacia las personas homosexuales, entre ellas una propuesta que persigue retrasar el fin de la política de «Don’t ask, don’t tell», que impide a gay y lesbianas servir en el Ejército a no ser que mantengan en secreto su orientación sexual.
El proyecto de ley, que cuenta con partidarios en ambos partidos, ha sido globalmente aprobado por 322 votos a favor y 96 en contra. Las enmiendas «antigays» cuentan, sin embargo, con el rechazo expreso de la administración Obama. Ahora debe ser el Senado el que discuta su versión del proyecto.
El final del «Don’t ask, don’t tell» fue aprobado a finales de 2010, pero su proceso de implementación todavía no ha concluido. El propio Presidente Obama, el secretario de Defensa y el jefe del Estado Mayor deben “certificar” a lo largo de este año que la aprobación de la nueva política no está comprometiendo “el nivel de preparación de las fuerzas armadas, su eficacia, la cohesión de las unidades y el reclutamiento”. Una vez que la certificación sea por fin enviada a los respectivos comités militares de Cámara de Representantes y Senado, habrá que esperar otros 60 días hasta que la derogación esté efectivamente en vigor. Hasta entonces, la política de “Don’t ask, don’t tell” se sigue considerando vigente, aunque su aplicación efectiva se encuentra en realidad paralizada.
En caso de aprobarse de forma definitiva las enmiendas introducidas por la Cámara de Representantes en la ley presupuestaria de Defensa, sería además necesaria la «certificación» de los jefes de los diferentes cuerpos del Ejército, lo que en la práctica supondría un mayor retraso e incluso la posibilidad de que alguno de ellos bloqueara el final del «Don’t ask, don’ tell».
Otra consecuencia de la aprobación definitiva de las medidas serían la prohibición de que se pudieran celebrar ceremonias de unión entre personas del mismo sexo en instalaciones militares (una posibilidad que hace pocos días sembraba la polémica), así como de que los capellanes del Ejército pudieran oficiar dichas ceremonias en el futuro. Las enmiendas «antigays» también reafirman la vigencia en el seno del Ejército de la DOMA (Defense of Marriage Act), la ley federal que impide el reconocimiento de los matrimonios entre personas del mismo sexo por la administración federal.
Reacciones
Alexander Nicholson, director ejecutivo de Servicemembers United (organización de defensa de los derechos de militares gays y lesbianas), ha asegurado no sentirse preocupado por las enmiendas, al considerar que la oposición de la administración Obama y la mayoría demócrata en el Senado serán suficientes para eliminarlas de la versión definitiva de la ley. Nicholson ha aprovechado para criticar a los legisladores que en tiempos de crisis se dedican a gastar su tiempo en este tipo de iniciativas.
Por su parte, Aubrey Sarvis, director ejecutivo de Servicemembers Legal Defense Network (una organización similar), considera que la prohibición expresa a los capellanes militares de celebrar enlaces entre personas del mismo sexo supondría, en caso de ser aprobada, un ataque frontal a la libertad religiosa. A este respecto, hay que tener en cuenta que en Estados Unidos varias confesiones religiosas incluyen entre sus ritos la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo.
Bueno, a propósito del último punto del post, ¿Puede sorprender a alguien, a estas alturas, que los contrarios al matrimonio igualitario tampoco estén a favor de la libertad religiosa?