Las autoridades de Moscú «celebran» el Día Internacional contra la Homobia y la Transfobia… prohibiendo el Orgullo LGTB
Poco ha durado la alegría. Tras anunciarse en abril que este año las autoridades de Moscú permitirían, por primera vez en su historia, la celebración del Orgullo LGTB, este martes esas mismas autoridades han anunciado su prohibición. Un anuncio que se ha producido precisamente durante el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, en lo que no deja de ser un irónico reflejo de la realidad que sufren las personas LGTB rusas.
Los argumentos utilizados por las autoridades moscovitas para prohibir la celebración del Orgullo LGTB -prevista para el próximo 28 de mayo- han sido, por un lado, el alto número de protestas que dicen haber recibido, y por otro, la supuesta «imposibilidad» de asegurar la seguridad de los manifestantes. Según el líder LGTB ruso Nicolai Alekseev, se trata de las mismas razones esgrimidas para justificar anteriores prohibiciones, por las que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó en octubre de 2010 a Rusia. Una condena que obligaba a indemnizar a sus organizadores y garantizar la celebración de futuras marchas, y que para las autoridades moscovitas parece ser ahora papel mojado.
Alekseev ha anunciado su intención de dirigirse directamente al Presidente de la Federación Rusa, Dmitri Medvédev, para que intervenga directamente y autorice la celebración de la marcha del Orgullo en las inmediaciones del Kremlin, un área administrada por la Presidencia rusa y que al parecer escapa a la jurisdicción administrativa del Ayuntamiento moscovita.
Los sucesivos intentos de celebrar marchas del Orgullo LGTB en Moscú se han saldado en años anteriores con prohibiciones oficiales, detenciones y violencia por parte de grupos nacionalistas y religiosos. En 2009, cuando se hizo coincidir con la final del Festival de Eurovisión, fueron detenidas al menos 25 personas, mientras que el año pasado los activistas consiguieron llevar a cabo una breve manifestación que se dispersó antes de que apareciera la Policía.
Desde que el anterior alcalde moscovita, el abiertamente homófobo Yuri Luzkhov, fuera destituido en septiembre del año pasado, la situación parecía haber mejorado lentamente. En octubre, de hecho, tuvo lugar la primera concentración LGTB autorizada en la capital rusa, pocos días antes de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos se pronunciara sobre las prohibiciones de las marchas del Orgullo. Una impresión que, a la luz de lo anunciado este martes, parece haber sido un espejismo.